Demichelis sabe que la final de la Supercopa es bisagra para el futuro
El técnico de River, entre la floja producción del equipo y el duelo de mañana ante el Estudiantes de Enzo Pérez.
La tensión es grande en River. A tal punto que no se piensa en otra cosa que no sea en la Supercopa Argentina que mañana disputará contra Estudiantes y las consecuencias que pueda tener el resultado. Hay mucho más que un título en juego. Y eso es lo que ocupa la mente de Martín Demichelis. El director técnico percibe este partido como un encuentro bisagra para el futuro. Apoya la cabeza en su almohada y piensa en el duelo.
Su cuerpo dio señales. En la conferencia de prensa posterior al triunfo sobre Independiente Rivadavia, a Micho se lo había notado apagado. Y el ida y vuelta de preguntas y respuestas fue más corto que de costumbre. Y tras el duelo con Independiente en el Ricardo Bochini directamente no habló.
Fuentes cercanas al entrenador le confesaron a Clarín que los motivos por los que decidió no enfrentar los micrófonos fueron dos: la floja producción del equipo y el morbo del enfrentamiento con Enzo Pérez, quien se fue de Núñez enemistado con Micho. Y la prueba más contundente fue que en su último partido, en la final por el Trofeo de Campeones ante Rosario Central, en Santiago del Estero, cuando se retiró del campo de juego el mendocino saludó a todos menos a Demichelis.
El entrenador de River sabe que el morbo de su relación con Pérez es inevitable. Por eso no quiere desviarse del foco futbolístico y preparar de la mejor manera a su equipo. Mucho más después de dejar una pálida imagen en Avellaneda, donde rescató un punto tras jugar un mal partido.
Incluso tan impactante es esta final para Demichelis que poco le importó recibir una multa por no haber dado la conferencia de prensa, que asciende a dos millones de pesos, equivalente al valor bruto de 250 entradas generales de 8.000, según informaron desde las oficinas de la Liga Profesional.
De esa manera, Demichelis reiteró una escena que no se daba desde hacía cinco meses. La última vez que no había hablado después de un partido fue tras la victoria en el Superclásico en la Bombonera, el 1° de octubre pasado. Pero fue en una situación muy diferente: River le había ganado a Boca y Micho eligió ponerse en un segundo plano, bajar el perfil y dejar a los jugadores como protagonistas.
Ahora, inmerso en un contexto futbolístico adverso, más allá de que paradójicamente su equipo esté invicto en lo que va del año, Demichelis optó por callar. Y no fue casual que lo haya hecho en la previa de una final en la que enfrente tendrá a Enzo Pérez. ■