Clarín

El dilema de Milei : ¿motosierra o bisturí para combatir el narcoterro­rismo?

- Eduardo van der Kooy nobo@clarin.com

El vértigo de la dolorosa cotidianei­dad en la Argentina sirvió para exhibir en pocas horas dos caras diferentes del Gobierno. Javier Milei y sus cercanos celebraron como un éxito el 13.2% que arrojó la inflación de febrero, según los datos del Indec. Ciertas alquimias impulsaron al mandatario a decir que pudo haber sido, incluso, de un dígito.

El lunes, apenas 24 horas antes, la administra­ción libertaria había aparecido aturdida por el salvaje recrudecim­iento del narcotráfi­co en Rosario, Santa Fe. Un conflicto sangriento que lleva dos décadas, al cual ninguno de los poderes de la democracia ha logrado ofrecer respuestas convincent­es.

Milei se exhibe cómodo cuando habla del ajuste fiscal, la economía y la lucha contra la inflación. Pierde esa condición y parte de su solvencia ni bien sale de aquel terreno. Reiteró una falencia de concepto, que también fue patrimonio de Cristina Fernández en su tiempo, ni bien abordó escuetamen­te el drama que vive Rosario. Remarcó en una entrevista por televisión que los problemas de seguridad atañen a los gobiernos provincial­es. El narcotráfi­co, que viene virando en narcoterro­rismo, constituye un delito federal. El Gobierno central nunca debería considerar­se ajeno.

El Presidente intentó enmendar el error con frases de circunstan­cia, resonantes, como hacen todos. Al hablar del narcoterro­rismo dijo que se trata de una batalla sin términos medios: “O son ellos o somos nosotros”, ilustró. “No nos temblará el pulso para ponerle fin a la acción de los sicarios”, había advertido Alberto Fernández hace un año. Con exactitud el 5 de marzo de 2023. Ese día un menor de 12 años, Máximo Jerez, murió de un balazo en la cabeza en medio de una refriega entre narcotrafi­cantes. Sucedió en el barrio Los Pumitas. Rige ahora una condena para tres responsabl­es.

El ex presidente anunció entonces el refuerzo de efectivos en Rosario. Prometió la intervenci­ón del Ejército para tareas logísticas. Sostuvo que actuaría la Unidad de Investigac­iones Financiera­s (UIF) con el fin de desentraña­r las maniobras sobre lavado de dinero. La situación, objetivame­nte, ha empeorado mucho.

Patricia Bullrich después de los cuatro asesinatos a mansalva ocurridos la semana pasada en Rosario (dos taxistas, un colectiver­o y un trabajador de una estación de servicio) formuló algunos anuncios similares. Con dos diferencia­s que no podrían omitirse. La ministra de Seguridad ya se ocupó del tema en el gobierno de Mauricio Macri con el mismo interlocut­or actual. Maximilian­o Pullaro fue ministro del socialista Miguel Lifschitz y ahora es el gobernador de Santa Fe. Llegó con el mayor volumen de votos obtenido por cualquier dirigente en las elecciones del 2023. Sin balotaje. Aquel período marcó el registro de menor criminalid­ad de los narcos en Rosario.

Como contraposi­ción, el ex mandatario del PJ, Omar Perotti, fue desbordado por la acción narco. Entre varios motivos porque nunca logró ordenar y comandar a la policía provincial. En sus cuatro años tuvo nueve jefes de la fuerza. Tampoco contó con un verdadero involucram­iento de la Nación.

El problema es de altísima complejida­d. Los anuncios son una cosa y el cumplimien­to del cometido otra bien diferente. Probableme­nte el refuerzo de agentes prometido por Bullrich sea ahora provenient­e de Corrientes. No se aprende a conocer el terreno ni a actuar con eficiencia de un día para el otro. La clave sigue estando en la policía local. Suceden un par de cosas. Su actualidad logística es paupérrima. Las sombras sobrevuela­n además muchos de sus comportami­entos. Las vainas de las balas con que los narcoterro­ristas mataron a dos taxistas fueron dejadas exprofeso en el lugar. Tenían las iniciales de la policía provincial.

El Gobierno comunicó, como dato novedoso, que enviará al Congreso un proyecto para que se permita al Ejército intervenir, con facultades acotadas, en la lucha contra los narcos. Vale el debate pero, con seguridad, insumirá mucho tiempo por el trauma que dejaron los uniformado­s cuando ejercieron el poder absoluto durante la última dictadura. También se advierte cierta reticencia en la fuerza.

Milei festeja el ajuste pero se siente íncomodo con la violencia en Rosario.

Los comportami­entos por espasmo nunca arrimaron soluciones duraderas. Las tareas logísticas del Ejército auguradas por Alberto en 2023 para la urbanizaci­ón de barrios populares tuvieron la duración de un soplo. Quedaron, en el mejor de los casos, por la mitad. La modificaci­ón de las condicione­s de vida en esos lugares resulta esencial para restar poder y penetració­n a las personas que hacen de la venta de droga su razón de ser.

Sería en este punto donde Milei debiera reparar en la utilizació­n indiscrimi­nada de la motosierra. Nadie objetaría el entierro de los gastos innecesari­os del Estado. Pero existen detalles en casos específico­s que aconsejarí­an apelar, tal vez, a un bisturí. Uno de los recortes presidenci­ales afectó al Fondo de Integració­n Socio Urbana (FISU). Usina que posibilita el mejoramien­to de vida en barrios carenciado­s. Vale detenerse de nuevo en aquel niño de 12 años asesinado hace un año en Los Pumitas: todas las obras en ese territorio fueron paralizada­s. Los vecinos temen la reaparició­n de los búnkeres de la droga que en aquel momento fueron derrumbado­s por un ataque de ira popular.

Un aspecto crucial de este desafío que enfrenta el Gobierno reside también en el Servicio Penitencia­rio Federal (SPF). Bullrich resolvió relevar a toda la cúpula. Tomó el recaudo de aclarar que no se debió a connivenci­a con narcos sino a la necesidad de arrancar, en todos los órdenes, con un nuevo tiempo político.

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, hace años que denunció que 7 de cada 10 actos de los narcos son programado­s desde las cárceles. Existe la misma presunción con los cuatro asesinatos de la semana pasada. En el SPF estuvo como intervento­ra la ex jueza Laura Garrigós, una de las fundadoras de Justicia Legítima. Discípula de Eugenio Zaffaroni. Fueron cuatro años de descontrol y organizaci­ón de mafias en los centros de detención.

Esa gestión coincidió con una determinac­ión de Alberto. Disolver el Departamen­to de Inteligenc­ia Penitencia­rio desde donde se podían descubrir algunas tramas de los narcos. Se utilizó como argumento que aquella unidad habría sido utilizada por el macrismo para el espionaje ilegal y armado de causas judiciales contra ex funcionari­os kirchneris­tas. Entre ellos, la propia Cristina. La imprudenci­a motivo incluso una declaració­n de extrema preocupaci­ón de la Asociación de Magistrado­s.

Aquel Departamen­to se está reinstalan­do. En el interín los narcos siguen maquinando violencia para instalar el terror en Rosario. Y replicar el endurecimi­ento de las condicione­s de vida que Pullaro ordenó restaurar en las prisiones.

 ?? ??
 ?? ?? Discurso. El presidente Javier Milei, durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso el 1 de marzo.
Discurso. El presidente Javier Milei, durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso el 1 de marzo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina