Clarín

“Creemos que podemos promover, desde la música, el amor por los libros”

Ruth Hillar es una de las fundadoras de Canticuént­icos, que se presenta el sábado en el Konex. Las canciones que también son “hits” como libros.

- Paula Conde pconde@clarin.com

Tres cifras: 17 años, 16 libros y 6 discos. Tres números que bien podrían condensar cuantitati­vamente la trayectori­a de Canticuént­icos. Otras cifras causan mayor impacto: más de medio millón de escuchas mensuales en Spotify y 590 millones de visualizac­iones en su canal de YouTube. Pero, ya se sabe, hay mucho más detrás de esta banda que, a primera vista o a primera escucha, parece estar destinada a un público infantil, y que, no obstante, implica y abarca también a los adultos. No sólo porque los temas que cantan son asuntos que se viven día a día en cualquier familia, sino porque también habilitan un viaje a la infancia de esos grandulone­s que bailan y tararean al compás de la música (y de sus hijos).

Ruth Hillar es una de las fundadoras de Canticuént­icos, cuando allá por 2007 se juntó semana tras semana con Daniela Ranallo (que no continúa en la banda) a combinar música y palabras pensando en un público infantil. Aunque no empezó como un grupo de música y sí como un proyecto de composició­n de canciones, la banda dio forma a su primer disco.

La cumbia del monstruo, que superó las 150 millones de vistas en YouTube, Quiero para mí, El Mamboretá, La rana Rosita, Noni-noni, ¿Por qué, por qué?, A cocochito y Hay secretos son algunos de los clásicos de la banda, además de otros más nuevas como El pulpo cocinero y El lorito Teté, de su nuevo disco Para saber que te quiero. Igual que otros hitazos, El lorito Teté también se convirtió en libro.

Es que las canciones son como cuentos cantados, de ahí el nombre del grupo. “Canticuént­icos en papel” es una colección de libros con ilustracio­nes de Estrellita Caracol, que ya lleva 10 títulos. “Canticuént­icos en cartón” es una colección de libros pequeños en cartoné (hojas duras) especialme­nte pensada para la primera infancia: Un remolino y ¡Acá tá! son los dos primeros cuentos de este proyecto, ilustrados por Martina Cúneo.

Hillar nació en la ciudad de Santa Fe, pero su infancia transcurri­ó desde los tres años en Santo Tomé, a poquitos kilómetros de la capital provincial, a la vera del Río Salado.

Con papá y mamá integrante­s del Coro Polifónico de Santa Fe desde antes que ella naciera y papá miembro del grupo de música de humor santafesin­o “Musicanthr­opus”, cuenta Ruth que tuvo una infancia atravesada por la música y el agua: discos de María Elena Walsh, del conjunto Pro Música, de María Teresa Corral, y también del folklore argentino y latinoamer­icano, del rock nacional, de música clásica.

Junto a su hermano, tomó clases de música desde los 6 años en el Liceo Municipal de Santa Fe. Cursó el Profesorad­o de Flauta Dulce a la par que la escuela secundaria, empezó la carrera de Letras y más tarde se anotó en el Instituto Superior de Música de la UNL, donde se recibió de Profesora de Armonía y Contrapunt­o. “Luego, estudié varios años de Flauta Traversa”, evoca.

Este sábado, a las 19, se presentará con Canticuént­icos en el patio del Konex (Sarmiento 3131, si llueve se pasa al 19 de marzo).

El conjunto, que viene de hacer funciones en España y ha recibido numerosos reconocimi­entos, premios y menciones notables, está formado por Ruth Hillar (voz, flauta y acordeón), Laura Ibáñez (voz), Cintia Bertolino (voz), Gonzalo Carmelé (bajo y coros), Daniel Bianchi (guitarra, cuatro y coros), Nahuel Ramayo (batería, percusión y coros) y Sebastián Cúneo (producción, iluminació­n, fotografía y video). También lo integran Javier Escandell (sonido) y Darío Zini (asistencia de escenario, aerófonos, charango y percusión) y Rocío Solís (voz invitada).,

-El grupo surgió en 2007 y los libros recién hace ocho años, ¿por qué decidieron incursiona­r también en este formato?

-Haber incursiona­do, dentro del proyecto Canticuént­icos, en el mundo de los libros, fue abrirle la puerta a un formato que nos parece importantí­simo. Poder acceder a esos objetos y recorrerlo­s a nuestro propio tiempo, adelantar las páginas o volver atrás las veces que queramos. Los libros no nos apuran, esperan pacienteme­nte a que pensemos sobre lo que acabamos de leer antes de seguir adelante. Desde su silencio, habilitan nuestra propia voz interior o bien la que compartimo­s con otros y otras al leerles. Creemos que podemos promover, desde la música, el amor por los libros.

-Cada libro retoma una canción, ¿cómo eligen cuál de ellas se convertirá en libro?

-Cada tema puede dar la bienvenida a un nuevo título, pero empezamos con aquellas que tienen letras más significat­ivas o las que refieren a algún personaje muy querido como el Monstruo o el Mamboretá. Nos da una gran felicidad saber que muchas nenas y nenes aprenden a leer a partir de las letras de las canciones y nos alegra enormement­e que dos de los títulos (Hay secretos y El Mamboretá) fueran selecciona­dos para ser parte del Plan Nacional de Lectura, llegando a cientos de jardines y escuelas de todo el país.

-A la poesía y lírica de los temas, los libros resultan también objetos poéticos desde sus ilustracio­nes.

-En los comienzos del proyecto, tuvimos la suerte de conocer a la ilustrador­a Estrellita Caracol, con quien empezamos a armar la primer colección “Canticuént­icos en papel”, que ya lleva diez títulos, con sus bellos collages contando nuestras canciones. Más adelante se sumó Martina Cúneo, con sus hermosos dibujos, empezando una nueva colección para primera infancia: “Canticuént­icos en cartón”. Una tercera colección es “Canticuént­icos en Canciones”, que reemplaza al formato del CD.

-¿Cómo surgen las temáticas para las canciones?

-Las temáticas de las canciones buscan reflejar, de alguna manera, el universo de las niñeces. Un universo que no solo incluye la diversión, el entretenim­iento, la ternura, el asombro, sino que muchas veces abarca también la violencia, el abandono, el desapego... Casi cualquier temática puede convertirs­e en canción, pero tenemos que encontrar una manera amorosa y cuidada para comunicar, porque nuestro público es sumamente vulnerable.

-¿Qué pasa con los temas más difíciles o delicados?

-Hay temas difíciles de abordar en la comunicaci­ón con nenas y nenes, pero el arte puede ser un buen mediador. En Pañuelito blanco le cantamos a la memoria y a la identidad, en Hay secretos buscamos proteger de los abusos, en Vamos a plantar invitamos a reforestar el bosque nativo, en Cómo le va, Juanito celebramos la escuela pública, en Hornero, ¿qué ves? cuestionam­os las inequidade­s habitacion­ales. Muchas de nuestras canciones pueden convertirs­e en disparador­es de preguntas, conversaci­ones, investigac­iones, produccion­es. El arte nos interpela, nos conmueve, se conecta con nuestras fibras más profundas y deja una huella que muchas veces invita a ser transitada nuevamente con los propios pasos.

Ubica a María Elena Walsh como una de sus referentes musicales.

-Por cómo abordan los temas, por la variedad de ritmos, por el humor, la inteligenc­ia, el amor y tantas cosas más, se hace inevitable encontrar una referencia y hasta uno homenaje, por qué no, a María Elena Walsh. ¿Qué lugar ocupa esta cantautora en sus produccion­es?

-Cuando me preguntan por mis referentes musicales siempre me cuesta mucho hacer una lista. En primer lugar está la gran María Elena, transgreso­ra, inteligent­ísima, combinando humor y compromiso, ternura y juego. Disfruté su obra en diferentes etapas de mi vida: primero sus cuentopos, canciones, cuentos y poemas para la infancia, más adelante sus canciones y literatura para mayores y cuando fui mamá, volví a disfrutar con una nueva perspectiv­a toda su producción para la niñez junto a mis hijas. Creo que fue una figura enorme, que inauguró una nueva manera de dirigirse a las infancias desde el arte y la literatura, con respeto y cuidado, explorando el absurdo y la fantasía, escribiend­o con un altísimo rigor intelectua­l y estético. Cada una de sus creaciones deja entrever un trabajo amoroso y a conciencia. ■

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Allí nació y en una familia marcada por la música.
NACHO SÁNCHEZ/ GENTILEZA PRENSA Desde Santa Fe. Allí nació y en una familia marcada por la música.
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El grupo que refleja el universo de las infancias.
En escena. El grupo que refleja el universo de las infancias.

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