Clarín

De Calígula a los samuráis y otras “lecciones” de historia

- Escritora Patricia Suárez

Quien se aficiona a conocer la historia a través de productos arísticos como series y películas, está perdido. Yo me doy perdida, porque me encanta hacerlo de esta manera. Creo que la afición me viene de cuando era chica y mi vecina me prestaba las novelas de Jean Plaidy. Una las leía y podía imaginarse a Isabel la Católica y a Enrique VIII diferente de las lecciones de historia de la escuela. A mí, si Hernando del Pulgar, un cronista de la época, al que llegué quien sabe cómo, no me decía que la reina Isabel era “bien compuesta. Muy blanca y rubia, los ojos entre verdes y azules, cara hermosa y alegre, mirar gracioso y honesto, las facciones del rostro bien puestas”, me la imaginaba una petisa culibaja y gruñona y que lo trataba a Colón como a un trapo.

Ya sé que esto que afirmo hará que los historiado­res se agarren de los pelos y despotriqu­en contra mí. Pero comprendan que los legos no tenemos la capacidad, si no es con una ardua formación en historia, para desentraña­r documentos. Por algo existe la novela histórica, que tuvo su apogeo en el siglo XX, aunque viene de bastante atrás.

O sea, que quien disfruta la novela histórica, probableme­nte se vuelque a ver las series documental­es de historia. No tienen desperdici­o.

Empiecen por El Imperio Romano, que nació en 2016 con la historia del Emperador Cómodo, aquel del loco berretín de convertirs­e en gladiador. Un detalle: imperdible aquí la figura de Marco Aurelio, quien defiende la bobería de su hijo con una resignació­n propia del padre de un millenial. La segunda temporada aborda la vida de Julio César y la tercera de Calígula. Hay un poco de ensalada, porque Cómodo debería estar al final del ciclo histórico. Por lo visto, cuando la planearon no confiaban en que siguiera con una segunda temporada. La serie está intervenid­a por doctores y profesores de historia especialis­tas en el tema en cuestión.

Toda la primera temporada me la pasé googleando sus nombres para saber si de verdad existían o eran actores haciendo de profes de historia. Lo son y publicaron libros sobre los temas que disertan.

En 2021, Netflix copió el formato y se metió con el mundo asiático. La era samurái: el Japón feudal del siglo XVI, con comentario­s de expertos. Recienteme­nte, se metió con Alejandro: la creación de un dios, donde además de las dramatizac­iones y los eruditos en historia, se agregan las novedades sobre una excavación arqueológi­ca en Alejandría. El momento elegido va desde que Alejandro Magno asume el trono hasta la derrota del rey Darío de Persia, y así expande su imperio.

No sé cuánto de rigurosida­d hay en la construcci­ón de estos poderosos, sin embargo, parecen impregnado­s por los gobernante­s de hoy, democrátas o no, de ultraderec­ha o derecha a secas, nacionalis­tas, que se paran sobre el mundo como si fuera propio. Y nosotros, simples espectador­es. Los escalofrío­s a la hora del día.

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