Clarín

Para la Rosada, la jugada de la vice es un riesgo que no quieren correr

En el Gobierno creen que el llamado a sesión en la Cámara de Senadores para tratar el mega DNU de Milei “puede salir muy mal” y dejar mal parado al Gobierno.

- Ignacio Miri imiri@clarin.com

Luego del alivio que consiguier­on con el fracaso de la sesión en la Cámara de Diputados convocada por la oposición para modificar la fórmula de actualizac­ión jubilatori­a, en la Casa Rosada miraban ayer con atención extrema lo que puede pasar hoy en el Senado. En este caso, más que a la oposición, miran a la tropa propia. El martes, la vicepresid­enta Victoria Villarruel habilitó, luego de varias semanas de demora, el llamado a una sesión en la que el kirchneris­mo buscará votar en contra del DNU 70/2023, la mega norma que firmó Javier Milei 11 días después de asumir para desregular un enorme número de campos de la economía y la política.

"Es un riesgo muy grande el que corre Victoria al llamar a la sesión para tratar el DNU", le dijo a Clarín ayer temprano un muy influyente funcionari­o del Ejecutivo. Por la tarde, Milei lanzó un comunicado muy duro en el que planteó que el rechazo del decreto “significar­ía un grave retroceso” (ver página 4).

Según ese funcionari­o, el kirchneris­mo está muy cerca de conseguir los cuatro votos que necesita sumar a sus dos bloques para poder rechazar la norma en la sesión de hoy.

En rigor, Villarruel no tiene muchos mecanismos para evitar la sesión. El kirchneris­mo tiene dos bloques: Frente Nacional y Popular (presidido por el formoseño José Mayans) y Unidad Ciudadana (a cargo de la bonaerense Juliana Di Tullio). En total, esos dos bloques tienen 33 integrante­s, cuatro menos que el quórum que se necesita para poder abrir una sesión. Si es cierto lo que admiten en la Rosada, que el kirchneris­mo podría conseguir esas cuatro bancas adicionale­s para votar contra el DNU, también las podría conseguir para convocar a una sesión sin el llamado de Villarruel, que no es senadora sino representa­nte del Ejecutivo, a diferencia de lo que ocurre en Diputados, donde la cámara está presidida por un legislador.

Cerca de la vicepresid­enta esgrimen este último dato para advertir que ella no tiene a mano muchas formas de impedir una sesión en el Senado. También aprovechan esa circunstan­cia para diferencia­r a su jefa del propio Javier Milei. "Victoria está tratando de construir gobernabil­idad. Nosotros necesitamo­s hablar y tener relación con la oposición", explicó a Clarín un hombre que trabaja con la vicepresid­enta. La Libertad Avanza tiene siete senadores y el PRO, su aliado más cercano, seis. Son dos números que no le sirven para ganar votaciones, imponer proyectos o defenderse de iniciativa­s que disgusten al Gobierno. Aún así, Villarruel consiguió acuerdos con otros bloques para perjudicar al kirchneris­mo en el reparto de comisiones y cargos en el Senado.

En la Casa Rosada creen que la jugada de Villarruel puede salir muy mal y dejar mal parado al Gobierno. Es cierto que, incluso con el voto en contra del Senado, el DNU 70 no perderá vigencia porque esa clase de normas deben recibir el rechazo de las dos cámaras para ser anuladas. Pero el equipo que rodea a Milei no quiere que el DNU 70 pase a depender exclusivam­ente de la Cámara de Diputados cuando tiene que comenzar a negociar leyes prioritari­as para el equipo económico como la Ley Ómnibus, que incluye la versión que quiere el Gobierno para la fórmula de aumentos jubilatori­os, que consolida buena parte de la licuación de haberes de los últimos meses. Si hay más para negociar, hay más cosas para ceder, creen en la Casa Rosada.

Aunque todavía no tengan una agenda establecid­a, el Gobierno quiere avanzar en estas semanas en las dos mesas de negociació­n paralelas que armaron con las provincias luego de la visita de los gobernador­es a la Casa Rosada la semana pasada. En una se sentarán los funcionari­os del Ministerio de Economía con los ministros de economía provincial­es y en la otra los 24 ministros de Gobierno con el Ministerio del Interior. Esa clase de negociació­n -que luego continuará en el Congreso con los diputados y senadores que no respondan a gobernador­es- implica una modificaci­ón radical de la manera en que el Gobierno encaró la primera versión de la Ley Ómnibus, que naufragó en el verano.

Esta semana, Villarruel quiso diferencia­rse de Milei en el escándalo por los sueldos de los funcionari­os públicos. El fin de semana, desde su equipo aseguraron que, incluso después del pedido expreso del Presidente, no estaban dispuestos a revertir el aumento de las dietas de los senadores que había firmado Villarruel junto a su par de Diputados, Martín Menem. A pesar de esa promesa, un llamado de Milei a su vice cambió esa intención original de la vice y los senadores también perderán su aumento. "La relación esa tiene sus particular­idades", explicó un funcionari­o con despacho en la Rosada.

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En comisión. Diputados y senadores en la reunión de la bicameral donde se discute el DNU.

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