Milei y Villarruel: la historia de la pelea que sacude a la Casa Rosada
Las disputas vienen de la campaña, pero se afianzaron con la llegada al poder. El vínculo está quebrado.
Javier Milei y Victoria Villarruel están peleados. La comunicación entre ellos no se cortó del todo, al menos hasta hoy, pero solo es para intercambiar frases cortas. Palabras breves. Mejor por chat. Las diferencias entre ellos, una disputa sorda ganada por la desconfianza, fue tan prematura que nació aun antes, varias semanas antes, de que ganasen la elección como compañeros de la fórmula que los llevó al poder en el balotaje de noviembre.
Milei niega en público que esté enfrentado con Villarruel. Ayer su vocero, Manuel Adorni, insistió en esa versión. Pero fuentes inobjetables del Gobierno reconocen que el vínculo entre el Presidente y su vice está quebrado. Digan lo que digan los funcionarios, Milei y Villarruel trabajan en política por separado.
En diciembre pasado, Milei acababa de presentar en el Congreso el proyecto de la Ley Ómnibus. Villarruel tomó la palabra en el debate que surgía en una de las reuniones del Gabinete para elevar una queja audaz. Era, al mismo tiempo, una confesión: "No me puedo enterar por los medios que presentamos en el Congreso un proyecto de esta magnitud. Yo no sabía nada...". De acuerdos a fuentes que estuvieron presentes en ese debate no tan confidencial, el propio Milei le habría replicado de inmediato: "Sí, acostumbrate porque a partir de ahora las cosas van a ser así". Palabras más, palabras menos.
Como se dijo, la encerrona a la que la sometió Milei se desarrolló durante la campaña electoral.
Frente a las primeras diferencias entre ambos, Villarruel se animó a mostrarse autónoma de los libertarios. Milei aun recuerda esos gestos que lo enfurecieron: los une con el enojo que le producen ahora otras acciones de su vice. Lo mismo le ocurre a su hermana, la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei.
El 14 de noviembre del año pasado, a días del balotaje, Villarruel decidió demostrar que separaba su campaña electoral de la de su compañero de fórmula. Encabezó un acto en la Capital Federal, sin banderas de La Libertad Avanza pero sí de su sello partidario, y con un símbolo que la identificaba solo a ella: una V, de victoria, o Victoria.
Los Milei no le perdonarían esa actitud. La candidata a vice no habló en el acto de cierre de su propio fórmula electoral, en Córdoba. Tras el triunfo en las urnas, tampoco le dieron uso de la palabra en los festejos en el Hotel Libertador.
Villarruel había quedado al margen de las negociaciones que culminaron en el acuerdo que facilitó el triunfo libertario en el balotaje: Patricia Bullrich fue la ideóloga del pacto con el PRO y Macri. Sería, luego, su verduga en el Gabinete. Terminó ocupando el ministerio de Seguridad, una de las áreas que había acordado tendría su total impronta. Milei ratificó su convicción respecto a no darle espacios en el Gabinete cuando recibió un llamado de uno de los embajadores de las principales potencias del mundo. Se enteró por boca del diplomático que la vice electa se había reunido con el delegado en el país de uno de los más importantes servicios secretos del planeta.
El último gesto de "rebeldía" de Villarruel que fastidió a la Rosada fue su resistencia a dar de baja la resolución que había habilitado la suba de los sueldos de los senadores. Milei la presionó para que lo haga. Casi de inmediato se produjo el último choque: la titular de la Cámara alta habilitaría una en sesión en el recinto para tratar la validez del DNU . Aunque la LLA desprecia a la llamada "casta política", los máximos líderes de esa fuerza no pudieron evitar un clásico de la política nacional. Una pelea feroz entre el Presidente y su Vice.