Clarín

Crimen del country de Pilar: familiares bajo la lupa y el enigma de un médico

Citarán a declarar a todos los allegados a Wolfenson. Y buscan al doctor de una ambulancia.

- Natalia Iocco

Roberto Eduardo Wolfenson (71) murió asfixiado. Su asesino usó un cable, una tanza o un hilo fino para ahorcarlo y él se defendió hasta el útimo minuto. Estaba sobre un charco de sangre. Sus manos presentaba­n lesiones defensivas, además de pelos y golpes en la cara que mostraban una "clara escena del crimen". Al menos eso determinar­on los investigad­ores y aquellos que tuvieron acceso al expediente. También los primeros policías que llegaron al lugar y recogieron muestras.

Pero hubo dos personas que llamativam­enteno vieron allí un crimen. Fueron dos los médicos que llegaron al lote 397 del country La Delfina. El primero fue una ambulancia del servicio de emergencia­s contratado por la administra­ción del barrio y que correspond­e a la empresa Vital. El segundo fue el doctor Marcelo Rodrigué, policía del Cuerpo Médico Forense con más de 30 años en la Bonaerense. Llegó, examinó a Wolfenson en medio de un charco de sangre, levantó su cabeza y dijo: “Murió de un infarto”.

El error duró 12 horas. Para los investigad­ores, "se perdió tiempo valioso" y hasta pruebas porque limpiaron la escena. La fiscalía a cargo de la investigac­ión derivó las actuacione­s para que la Fiscalía General inicie una causa para determinar si incurrió en los delitos de acción pública o, llegado el caso, un encubrimie­nto.

Sorpresiva­mente no fue el único en dar ese diagnóstic­o. Fuentes con acceso al expediente dijeron a Clarín que el médico que llegó con la ambulancia también consideró que Wolfenson había fallecido por un infarto. Después de dos allanamien­tos no lograron encontrarl­o. Ese médico es, por estas horas, una curiosa incógnita.

Los cruces en la familia empezaron el día del hallazgo del cuerpo. Si bien todos ya declararon, ahora el fiscal Camafreita citará a todos los familiares de la víctima para consultarl­os sobre elementos que fueron surgiendo. Esa misma noche hubo una discusión telefónica entre la viuda y el hijo del ingeniero por una "cartera" con documentac­ión y tarjetas de crédito que Esteban Wolfenson (35) se habría llevado de la casa. Roberto vivía con su pareja desde hacía 18 años. Graciela Orlandi (70), que no estaba en su casa el día del crimen. Hay dudas respecto de los horarios planteados en la declaració­n. Y también por movimiento­s de dinero por home banking desde las cuentas de Wolfenson, una vez que ya se sabía del asesinato.

Algunos testimonio­s reconocier­on que la pareja atravesaba una crisis vinculada a la casa de Pilar. Será otro punto a echar luz en las declaracio­nes que se harán la semana que viene en la fiscalía. Los dos hijos de Orlandi también serán citados a declarar. ■

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Roberto Wolfenson. Investigan los últimos movimiento­s de dinero.

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