Demichelis y una alegría necesaria que puede marcar un nuevo inicio
El DT fue el gran ganador en la coronación de River por la Supercopa Argentina. Pasó de la resignación al desahogo y, de esta manera, suma crédito para el futuro de su proyecto.
Fue todo un síntoma el grito de furia con el que Martín Demichelis festejó el golazo de Rodrigo Aliendro en el minuto final de la Supercopa Argentina contra Estudiantes. El entrenador transitó las horas más calientes desde que volvió a River y se desahogó. Hasta pareció que le dedicó su celebración a la platea que minutos antes lo había insultado por no poner a los pibes. Por eso Demichelis fue el gran ganador en la noche cordobesa, más allá de ese título que se suma en la numerosa vitrina del elenco de Núñez. “Hagan la interpretación que quieran. Los goles son amores y se gritan. Yo soy hincha de River y, en una final, ¿cómo no voy a gritar un gol?”, disparó el DT. Y, esperanzado, afirmó: “Ojalá este sea el despegue del equipo”.
La del miércoles había sido una jornada de hermetismo para Demichelis. Escondió nombres e idea hasta el final. Pero lo que planteó no le salió: se fue al descanso en desventaja y dejando una pálida imagen. Estaba muy molesto el entrenador con lo que estaban haciendo sus dirigidos en la cancha. Durante el primer tiempo se lo observó dando ampulosas indicaciones y al borde de la resignación.
Hubo un quiebre en el vestuario del Kempes. “Nos cagó bastante a pedos”, contó Matías Kranevitter. “Fue muy dura la charla y por suerte sirvió”, aportó Nacho Fernández. “Yo perdí las tres finales más importantes que puede perder un jugador: Mundial, Champions y Copa América. En el entretiempo les dije a los chicos que las finales no vuelven. El partido estaba para jugarlo y ganarlo. Quería que entiendan que el primer tiempo no estábamos jugando bien”, sumó Micho.
Las palabras del entrenador tuvieron efecto. También las modificaciones que realizó, porque River cambió de actitud y acorraló a Estudiantes. Pero como el empate no llegaba, sucedió un de las secuencias trascendentales de la noche: el fuerte insulto de los hinchas. “Poné a los pibes, la p... que te parió”, bajó unánime desde las tribunas. Tal vez ese hubiese sido un mojón en la carrera de Demichelis en River si Rodrigo Aliendro no metía ese golazo.
“El grito se escuchó desde mi casa”, soltó con una sonrisa el DT. Y agregó, elevando la voz: “Hace un tiempo me decían ‘por qué no juega Echeverri’. Cuando salió contra Boca, ‘por qué lo saca’. Ante Independiente Rivadavia, Claudio quedó tirado en el piso. No lo saqué y le di más tiempo. Siguió cansado y demostró que no podía terminar el partido. A eso lo hice para que la gente también se dé cuenta de que en algún momento tiene que salir. No lo saco porque tiro una moneda al aire. Como entrenador tengo que tener paciencia, escuchar poco y nada, y tratar de hacer lo mejor para el equipo, no para mí. Y no pongo a ningún nombre por encima de otro”.
Demichelis necesitaba un triunfo más que nadie y lo recalcó. “Estos son partidos consagratorios, que hacen un clic. Ojalá que sea el despegue. Necesitábamos un partido así, que el vestuario esté feliz. El domingo tenemos una nueva final. y el grupo está bien preparado. Con nuestra gente nos debemos hacer un buen partido”, señaló.
Cumbia y cuarteto fue lo que se escuchó en el vestuario de River campeón. Los jugadores tenían ganas de celebrar y ahí también hay una buena señal para Demichelis: el grupo lo respalda. Tuvo abrazos sentidos con Franco Armani e Ignacio Fernández, los referentes.
Un rato antes, en la cancha y con la medalla en su pecho, y luego de que Franco Armani levantara el trofeo, entraron los familiares. Y
“En el entretiempo les dije a los chicos que las finales no vuelven”.
River cambió de actitud y acorraló a Estudiantes.
ahí estaban Evangelina Anderson, la mujer de DT, junto a sus hijos. Todos los Demichelis se abrazaron, festejaron y lloraron juntos. Una sensación en forma de déjà vu fue ganando espacio a medida que las celebraciones se multiplicaban en el vestuario Norte del
Kempes. “Esperemos que se parezca a 2018. En ese marzo le ganamos la final a Boca en Mendoza y el
equipo levantó”, recordó Nacho Fernández. ¿A qué hacía referencia el mediocampista? A la final de la Supercopa del 14 de marzo de 2018, cuando River le ganó a Boca 2-0. Aquel fue el momento más difícil de Marcelo Gallardo en el club. Pero el equipo se desbloqueó y culminó el año en el Bernabéu.
Con la alegría en Córdoba, Demichelis ahuyentó los murmullos en su contra. Además, levantó su tercer título y sus números son notables: ganó 40 partidos, empató 16 y perdió 12. Ahora tendrá tiempo -y tranquilidad- para preparar la recta final de la Copa de la Liga. Y el comienzo de la deseada Copa Libertadores de América. ■