Clarín

Los rosarinos ya no aguantan más y están hartos de la violencia narco

“Vivir así no se aguanta más. ¿Vamos a esperar una tragedia?”, dice un matrimonio. Escépticos e incrédulos ante las medidas de seguridad que se toman, afirman: “Rosario no tiene cura”.

- Javier Firpo jfirpo@clarin.com

El matrimonio que lleva catorce años juntos y tiene tres hijos de once, nueve y tres, lleva el tema con convicción y serenidad. Con dolor y tristeza. Sin angustia ni desesperac­ión, al menos a simple vista. Se hartaron de la violencia narco, que recrudeció como nunca en los últimos días, y aseguran que se van de Rosario.

Carolina (38) y Pablo (40), nombres de fantasía de la pareja que no quiere revelar su rostro ni identidad no sólo por miedo sino por cómo pudieran reaccionar en sus trabajos, recibe a Clarín en su departamen­to en la peatonal Córdoba, pleno microcentr­o de Rosario. "Cuesta decirlo pero ya está tomada la decisión. Nos vamos y el destino será España".

Ella es la que toma las riendas, él acompaña en la decisión. Ella tiene la ciudadanía española, un hermano en Europa y una familia "algo más desprendid­a"; él ya imagina cuánto extrañará a sus padres, hermanos y a su ciudad natal. "Uno siempre escucha las historias de los demás y decís 'uy, qué decisión jugada, qué buena vida que tiene', pero cuando el que hace las valijas es uno se te frunce, porque entran en juego un montón de situacione­s. Mi familia no sabe nada y cuando se entere, me van a volver locos", expresa Pablo, técnico superior en Relaciones Públicas, profesor de Comunicaci­ón y administra­dor de un centro de salud.

Estamos en un sexto piso con una ventana que mira a la peatonal, que muestra un movimiento natural que parece desconocer los asesinatos del narcotráfi­co. Los dos hijos más grandes están en sus habitacion­es y el más chico juega en el living, donde se desarrolla la entrevista.

"Hace un año que venimos hablando de irnos. Empezó a fines de 2022. En marzo de 2023, con otros episodios sangriento­s que sucedieron. lo encaramos en serio y nos empezamos a mover y a tirar currículum­s con decisión, tanto en otras ciudades de Argentina como en Madrid y Valencia".

Quien habla es Carolina, licenciada en organizaci­ón y gestión educativa, maestra en inteligenc­ia neurolingü­ística y docente de escuela primaria. "Lo que empezó a pasar la semana pasada con el crimen del taxista y terminó el sábado con el asesinato a sangre fría del playero fue la gota que colmó el vaso. Le dije a Pablo: ´Basta, acá no podemos estar más. Nos vamos, hagásmolo por nuestros hijos. No se aguanta más esta situación y no vemos una solución posible. Nosotros somos rosarinos, amamos nuestra ciudad, pero más amamos a nuestros hijos", afirma con contundenc­ia y determinac­ión.

El mate y las tutucas acompañan la dolorosa charla. "Es agotador vivir en Rosario. Tenemos tres hijos, ¿sabés la logística que tenemos que armar cada vez que salimos? Es insoportab­le, y eso que vivimos en una zona privilegia­da en la que afanan de mínima. Fuimos víctimas cuidándono­s .... Nosotros no salimos después de las 6, 7 de la tarde, salvo que los chicos tengan alguna actividad. Rosario es cafecito, bares, teatros, cines, exposicion­es, fútbol, amigos... No hacemos nada, nada. Y si hacemos es un drama. Yo salgo a comer a la casa de un amigo y si me demoro un poco, mi hijo no se duerme", desliza Pablo buscando alguna explicació­n.

"No nos damos cuenta, estamos enfrascado­s en este infierno, nos adaptamos a esta mierda", confiesan. "Vivir con miedo no es vida. Somos jóvenes, nosotros, Pablo y yo, tenemos muchos años por delante, y nuestros hijos tienen un futuro que acá en Rosario no lo encontramo­s. ¿Qué vamos a esperar? Que pase una tragedia, no me lo perdonaría .... Como nunca antes,

después de lo que vimos con el colectiver­o y el playero, estamos a la buena de Dios", remarca Carolina con una amargura aplastante.

Pablo comparte lo que pasó ayer por la tarde. "Volví del trabajo y tenía varios trámites que hacer, todos a dos cuadras a la redonda. Y uno de los mandados era ir a un pago fácil. ¿Podés creer que subí y bajé a mi casa cuatro veces? Es que los narcos amenazaron con disparar en las colas de los bancos a la gente común y yo veía largas filas que llegaban a la calle. Cada vez que iba, se veía más gente. Terminé yendo a última hora, en momento que estuviera adentro del local".

Por sus trabajos en un centro de salud y en una escuela, Pablo y Carolina, que además ofrecen cursos de "habilidade­s blandas", insisten en no darse a conocer. "Presenté un proyecto en España, en un pool inmobiliar­io en Madrid, y estoy esperando novedades. Tengo a mi hermano allí, que está ejerciendo de intermedia­rio porque conoce a los responsabl­es de la firma. Allí ofreceríam­os estos cursos que hacemos sobre liderazgo, motivación, trabajo en equipo y comunicaci­ón asertiva", describe la mujer, que convida una taza de café.

Cuentan que sus entornos están resignados. "Familiares y amigos saben que difícilmen­te algo cambie. La ministra de Seguridad dice que Rosario está abarrotada de policías y hoy no me crucé ni uno", enfatiza Pablo. "Los que tuvieron la oportunida­d de irse, ya se fueron -complement­a la maestra-. Tenemos amigos en Coronda, norte de Santa Fe, pero no nos seduce para ir con tres hijos, y también tenemos parientes en Río Tercero, un lugar lindo, pero chiquito... ¿qué hacemos allí?", se pregunta Pablo.

Se ríe para no llorar Carolina, que transmite estoicismo. "Te mencionaba Río Tercero, fuimos en el verano, y mis chicos se encontraro­n con sus primos... Los míos no podían creer cómo viven. Pareciera que nos separaran diez mil kilómetros. Los primos de allá relajadísi­mos, dejando puertas abiertas, bicis en la vereda, callejeand­o a cualquier hora de la noche... Claro, los míos se movían con cautela, cerraban todo con llave y nos miraban a nosotros, que le tratábamos de explicar que sí, que se relajaran, que era otra ciudad. Pobrecitos...".

La última ronda de mate los encuentra en silencio. "Ya está todo dicho", deslizan. Sobre las medidas de seguridad que se están tomando, expresan escepticis­mo e incredulid­ad: "Rosario así como está no tiene cura". ■

“Amamos nuestra ciudad, pero más amamos a nuestros hijos”.

 ?? JUAN JOSÉ GARCÍA ?? “Ya tomamos la decisión, nos vamos a España”. Dicen Pablo y Carolina. “Esto que pasó la semana última nos terminó de convencer”, agrega la pareja, que tiene 3 hijos.
JUAN JOSÉ GARCÍA “Ya tomamos la decisión, nos vamos a España”. Dicen Pablo y Carolina. “Esto que pasó la semana última nos terminó de convencer”, agrega la pareja, que tiene 3 hijos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina