Clarín

Creando una agenda política

- Abogado, ex Procurador del Tesoro de la Nación Bernardo Saravia Frías

Los partidos políticos no están de moda. Son institucio­nes fundamenta­les del sistema democrátic­o, pero la acción política a través de las redes ha puesto su rol en cuestión. Especialme­nte para los más jóvenes son un arcano, estructura­s viejas para tiempos de decisionis­mo vertiginos­o.

Pero en el análisis institucio­nal la moda no puede ser todo, justamente porque se trata de pensar el largo plazo. Es esta la razón es esencial replantear su vigencia. Pongámoslo claro: sin partidos estamos condenados a un sistema democrátic­o débil, signado por el corto plazo e ideas perentoria­s, esas que se abrazan con el mismo fervor que se abandonan.

Para que vuelvan a convertirs­e en catalizado­r de la sociedad, es menester que comprendan el tiempo histórico sin atarse a dogmatismo­s, que ayuden a calibrar los vaivenes de un país en el que pasamos de izquierdas a derechas sin respiro.

Argentina vive tiempos de liberaliza­ción económica (liberalism­o le queda grande a un proceso con rasgos de marcada intoleranc­ia). Aun así, llama la atención que todavía no se haya puesto el acento en un eje central: la competenci­a económica. Se puede decir que falta una ley actualizad­a, lo que es cierto, pero hay varias cuestiones en las que ya se podría avanzar. Y es aquí donde los partidos políticos, en la cabeza de sus presidente­s, pueden jugar un papel fundamenta­l, marcando una línea.

Empecemos con algo tan urgente como los medicament­os para los jubilados. Bastaría con poner de relieve la larga historia de concentrac­ión económica y abusos de los laboratori­os, que remiten hasta los tiempos del presidente Illia, y a picardías más cercanas con las vacunas en tiempos de la pandemia. Y resaltar que sería factible bajar los precios que paga el PAMI con una actuación por parte de la autoridad de defensa de la competenci­a en conjunto con los organismos estatales del caso. Esto se hizo en 2017, con un impacto mayúsculo: ya que estamos en plan de recortes en el Estado, hablamos de medicament­os con sobrepreci­os para los que se destinan más de 351 mil millones de pesos.

Otro caso, que directamen­te da para una ley en el Congreso: el régimen de subsidios de Tierra del Fuego. 1567 millones de dólares por año, 0,22 del presupuest­o total, todo el gasto del Estado en ciencia y tecnología y 40% de lo que se destinó a Asignación Universal por Hijo.

Está claro que no se puede hacer desaparece­r el régimen de la noche a la mañana, porque hay miles de empleos y la economía de una provincia en juego. Pero siempre hay una salida: pasar paulatinam­ente de un régimen que absurdamen­te premia la facturació­n de las empresas beneficiar­ias a otro que estimule la innovación y el valor agregado. Una reforma a la vieja Ley N 19.460, que incluya un esquema temporal para mantener el crédito fiscal sólo cuando se agrega valor en el país, más equiparaci­ón de impuestos internos, revisión de ganancias y aranceles.

Los partidos deben salir del “no lugar” que es la crítica por la crítica, de la vana verborrea en las redes que sólo busca la figuración personal. Tienen una misión constituci­onal y deben estar a la altura de las circunstan­cias, dándole densidad a una agenda política hoy mediocre. Son el pasado, pero sobre todo son el futuro.w

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