Un golazo de Quintero salvó a Racing, en una noche de polémicas
La intervención del VAR fue determinante: le anuló dos goles a La Academia y convalidó el de Defensa y Justicia. El equipo de Costas sigue dejando puntos importantes como local.
Se entrega, deja la piel, y tal vez por esa actitud que muestra a lo largo de los noventa minutos, los futbolistas se van entre aplausos. Sin embargo, es difícil cumplir con los objetivos cuando se juega con el corazón en la boca. Falta templaza, claridad, aquella que aporta Juan Fernando Quintero, aun en el vértigo. Entonces, el empate que rescata Racing corta la sangría, pero no es suficiente para que sus hinchas –mucho menos Gustavo Costas- se queden tranquilos. Hace cuatro partidos que no gana y su prestación no sólo no alcanza para clasificarse a los cuartos de final de la Copa de la Liga; tampoco, para encender la ilusión.
Racing necesita elaborar un mejor plan. Es voraz, intenso, por momentos avasallante, pero tiene dificultades para terminar las jugadas. Esta vez, la pegada de Quintero apagó el incendio en una noche de polémicas, pero el golpe por golpe que propone en desventaja es una moneda al aire. Defensa y Justicia pegó primero, se sostuvo con las manos de su arquero Cristopher Fiermarin y la firmeza de Santiago Ramos Mingo hasta que un error de Víctor Aguilera dejó al colombiano frente a un tiro libre con sello propio, claro, pero con alguna reminiscencia de Rubén Walter Paz.
Tuvo un ritmo infernal el partido, especialmente el primer tiempo. Fue un ida y vuelta que comenzó con mayor acción en el campo de Racing, pero terminó con más llegadas en el área de Defensa y Justicia. Hubo 21 situaciones en esa etapa, pero ningún gol. En las fallas que unos y otros tuvieron a la hora de definir fue posible explicar ese cero a cero parcial.
Ahora bien, que haya sido un gran espectáculo por las emociones que se produjeron sobre el verde césped no significa que hayan jugado bien. Costas cambió el esquema, desarmó la línea de tres centrales y dos laterales lanzados por un 4-2-3-1 que mostró mucha dinámica, pero poca brillantez. A excepción de Quintero, y en menor medida Santiago Sosa, el resto fue puro músculo y velocidad. Racing corrió mucho, exigió con la presión. Fue avasallante, pero no terminó con aciertos en los metros finales.
El problema estuvo en el mediocampo, un déficit que detectó Defensa y Justicia, que jugaba a espaldas de Bruno Zuculini y Sosa y de frente a Leonardo Sigali. En este contexto, los señores López (Kevin y Julián) armaban los contragolpes y Gastón Togni aguijoneaba por la izquierda, donde Facundo Mura sufría en el retroceso.
Cuando el Halcón desplegaba sus alas, la Academia sufría. En los primeros diez minutos, sin ir más lejos, tuvo tres posibilidades bajo los palos de Arias. Sosa y Mura tuvieron dos claras frente a Fiermarín. Santiago Solari tuvo dos chances en las que demostró que para ser un gran jugador primero necesita tener frialdad para definir. El propio extremo, que comenzó por la derecha y luego se volcó por la izquierda, dejó mano a mano a Adrián Martínez. Sin embargo, Maravilla no resolvió como su apodo.
En el segundo tiempo, arrancó mejor Defensa y Justicia y pareció que Racing empezaba a pagar la factura del esfuerzo que había hecho en el capítulo inicial. Hubo un gol anulado a Maravilla por una milimétrica posición adelantada de Salas. Y enseguida, Arias tapó un bombazo de Uvita. Hasta que se desprendió Togni, una vez más por la izquierda, y llegó el centro que Ramos Mingo cabeceó con potencia. El asistente Diego Bonfa levantó la bandera; el VAR corrigió.
“Movete, Racing, movete”, comenzó a bajar de la tribuna. Ya estaban Johan Carbonero y Juan Nardoni en la cancha. Leonel Miranda entró por Leonardo Sigali y Sosa bajo a la zaga. Buscaba mayor volumen de juego Costas.
Lo encerró Racing a Defensa y Justicia. Hubo otro gol anulado por infracción de Maravilla sobre Soto, justo un instante antes de que
Mura clavara un zurdazo al ángulo. Fiermarin se lució ante Carbonero, dos veces. Pero no pudo con el mágico pie izquierdo de Quintero, que consiguió un punto que suma en la tabla, que impacta en el ánimo, pero no terminar de cerrar en un balance demasiado magro.