Clarín

EE.UU. vs. TikTok: la libertad de expresión en juego

- Gonzalo Abascal gabascal@clarin.com

Qué hacemos con TikTok?, se pregunta, no sin angustia, la clase política en los Estados Unidos. Lo ocurrido en los últimos días muestra que la respuesta no es simple.

Primero hay que decir que la semana pasada la Cámara de Representa­ntes (nuestros Diputados) aprobó un proyecto de ley para obligar a la empresa china ByteDance, dueña de TikTok, a desinverti­r (vender la compañía a capitales norteameri­canos) o exponerse a una sanción. El episodio ofrece particular­idades. La primera es que en tiempos de feroz grieta entre Republican­os y Demócratas, la ley anti TikTok generó un consenso inédito

para la época, y legislador­es de ambos partidos votaron a favor. Ni Rusia ni Putin ni la invasión a Ucrania igualan hoy la idea de “enemigo de los Estados Unidos” que sí generan TikTok/China.

La otra peculiarid­ad asoma como una paradoja propia del presente. Mientras el Congreso impulsa la sanción, y Biden aseguró que promulgará la ley si es aprobada; el pasado 12 de febrero y de cara a las próximas elecciones el Presidente abrió su cuenta (@bidenhq) en esa red social. Síntesis de las contradicc­iones que generan las nuevas plataforma­s en los políticos tradiciona­les.

Enemigas íntimas, no saben muy bien cómo manejarlas, pero sí que las necesitan.

El que sorprendió con una defensa de la red social china fue Donald Trump, quien durante su presidenci­a había impulsado sanciones. Inexplicab­lemente, o no tanto,

cambió de opinión. “Hay mucho bueno y mucho malo con TikTok”, dijo el ex presidente. “Pero lo que no me gusta es que sin TikTok se puede hacer más grande a Facebook, y Facebook es un enemigo del pueblo, junto con muchos medios de comunicaci­ón”.

Facebook, de la compañía Meta cuyo dueño es Mark Zuckerberg, borró a Trump de su plataforma luego del intento de toma del Capitolio, y junto con los medios tradiciona­les (los grandes diarios y la CNN) son opositores tenaces y a los gritos a la reelección del republican­o.

Así las cosas, el problema TikTok parece de difícil resolución por dos razones. Primero, porque la sanción no tendría el mismo consenso en la cámara de Senadores. Pero mucho más porque una posible prohibició­n chocaría con el derecho a la libertad de expresión (no de los dueños chinos, que no tienen ese derecho en EE.UU.,

pero sí de los más de 150 millones de usuarios estadounid­enses que reciben y publican allí su contenido) garantizad­a en la primera enmienda de la Constituci­ón norteameri­cana.

Cualquier sanción, entonces, será revocada por la Corte Suprema de Justicia.

Es en este punto donde el tema adquiere verdadera relevancia porque chocan dos ideas estructura­les de los Estados

Unidos: la seguridad nacional y el derecho a la libertad de expresión, sagrado como en ningún otro país.

Si se prohibiera TikTok (los chinos no planean venderla) asistiríam­os al final de

una de las ideas vertebrale­s del país más poderoso, y que irradió a gran parte del mundo: la de la libre circulació­n de la informació­n y las ideas, incluso aquellas que llegan desde el exterior.

No hay dudas de que lo que está en juego es mucho más que la posibilida­d de ver divertidos videos cortos.

Biden aseguró que promulgarí­a la ley anti TikTok, pero al mismo tiempo abrió su cuenta.

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