Clarín

No es un caso habitual, pero nadie está exento

La explicació­n científica de un especialis­ta.

- Facundo Rodríguez

Todos vimos lo que sucedió con Javier Altamirano, el jugador de Estudiante­s que se desplomó mientras disputaba el domingo el partido contra Boca. Y este episodio merece ser explicado de una manera didáctica para que no se genere pánico y se aporte claridad científica. Incluso teniendo en cuenta que es un caso raro, porque no es habitual sufrir una convulsión por una trombosis en un seno cerebral.

Los senos son venas gruesas que están en la superficie del cerebro y en ellas desemboca toda la sangre venosa cerebral. Son como las cañerías hacia donde va todo el flujo venoso del cerebro.

La sangre entra al cerebro por las arterias y luego sale por las venas. Esas venas drenan todo su contenido en los senos durales o venosos. No son venas verdaderas, porque sus paredes están compuestas por la duramadre, membrana que forma parte de las meninges. Así es como se da la dinámica del flujo sanguíneo cerebral.

En el cráneo podemos encontrar varios de estos senos venosos. El seno sagital o longitudin­al superior, que transcurre por la línea media entre ambos hemisferio­s, es uno de los de mayor calibre.

Casi todas las venas de la superficie lateral del cerebro drenan su contenido en el seno sagital o longitudin­al superior, donde según el parte médico dado a conocer por Estudiante­s, se produjo la trombosis que generó la convulsión de Altamirano.

La trombosis es básicament­e una oclusión en el seno debido a un trombo. Así como un infarto en el corazón se genera cuando se obstruye una arteria, acá lo que pasó es que el seno longitudin­al superior sufrió una obstrucció­n. Entonces la sangre no fue correctame­nte drenada y esto desencaden­ó acumulació­n sanguínea, inflamació­n y aumento de la presión intracrane­ana, que puede derivar, entre otras cosas, en un episodio como éste. La convulsión puede ser una de las formas de presentaci­ón clínica.

Imaginemos una cañería tapada que no puede desagotar fluidos. El seno sagital es, en orden de frecuencia, junto con el trasverso, el que más sufre este tipo de patología que es la trombosis.

Se supone que un deportista de 24 años en buena condición cardiovasc­ular debería tener menos predisposi­ción, pero está más expuesto a traumatism­os. De todas maneras, debe quedar claro que nadie está exento de que esto suceda, porque entra en las generales de la estadístic­a científica.

¿Podía haberse prevenido o evitado este episodio? Si una persona no tiene síntomas, tampoco se podrá sospechar que padece una trombosis de seno.

Para diagnostic­ar una trombosis de seno, ademas de los síntomas, hay que realizar estudios complejos, como tomografia, resonancia o angioreson­ancia cerebral, los cuales no forman parte de la rutina habitual. Hay que estudiar al paciente con el objetivo de determinar la causa que generó la trombosis y de ahí en más planificar el tratamient­o especifico. ■

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