Clarín

El regreso con gloria de los títeres sexuales de “Avenida Q”

- pscholz@clarin.com Pablo O. Scholz

Hay algo que diferencia a Avenida Q del resto de los musicales. No es nuevo, porque Avenida Q tuvo su estreno en Buenos Aires en 2010. Todos y cada uno de sus personajes está en la búsqueda de un propósito en la vida. Nada distinto a la mayoría, lo que pasa es que son… títeres. Y cantan y bailan.

No todos son títeres, porque hay actores como intérprete­s con su cuerpo, y otros más con los títeres a cuestas -como pasa también en La caja mágica de Disney-.

Avenida Q es una comedia sexual, que si lleva a las carcajadas es porque las escenas que involucran sexo las tienen los títeres. Si viéramos -y escucháram­os- a dos actores diciendo lo que se escucha, estaríamos, casi casi, ante un sketch de Rompeporto­nes o de los tiempos de Olmedo y Porcel.

Y revolucion­ó la escena teatral de Broadway con toda su irreverenc­ia y canciones -en el año 2003- escandalos­as, sobre sexo y racismo, e incluso ganaron el Tony al mejor musical, cuando competía… Wicked.

Princeton acaba de recibirse y busca trabajo y dónde vivir. Y Avenida Q es el único barrio donde puede conseguir lo segundo, a precio bajo. Bien pronto se vuelve compinche de sus vecinos.

Allí están Kate Monster, ayudante en un jardín de infantes que quiere crecer, Rod, un empresario que no salió del closet, Nicky, quien comparte cuarto con Rod.

Y también Brian, un humorista; Kimchi, la terapeuta coreana sin clientes por ahora y que es pareja de Brian; Trekkie Monster, adicto a la pornografí­a en Internet; Lucy, cantante de cabaret pulposa.

Y también está el encargado del edificio, Manu, que de joven fue un cantante exitoso, y como es interpreta­do por Manu Ntaka, ex Mambrú, los chistes sobre la banda son más que recurrente­s.

Melania Lenoir, que ya venía dirigiendo, y había interpreta­do a Lucy y Kate Monster hace 14 años en el Teatro La Plaza, es la responsabl­e de la puesta en escena.

Y quien fuera Fiona sobre este mismo escenario del Maipo logra que la obra se mantenga ácida, sarcástica, pero no se queda en el chiste por sí mismo, si no que el gag está bien implicado en lo que se quiere contar.

En el libreto, bah, que es la base de este musical en el que todos están atravesand­o alguna clase de crisis existencia­l.

La música es ejecutada en vivo, con los músicos sentados debajo del proscenio, por lo que no se los ve, pero qué bien que se los escucha: suenan impecables.

En cuanto a los intérprete­s, dentro de una vara que saben dejar en altura, Nacho Pérez Cortés (Princeton y Rod), Lali Vidal (Kate y Lucy) y Andy Chico como Kimchi, lograr arrancar los aplausos más estruendos­os. Quedan seis funciones de esta temporada corta, los martes por la noche.

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Princeton. Nacho Pérez Cortés interpreta al protagonis­ta de la obra.

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