Israel insiste en atacar Rafah con la tregua aún distante
Hay negociaciones que avanzan lentamente en Qatar. Pero Netanyahu no baja la orden de un ataque donde están refugiadas 1,7 millones de personas.
Los mediadores entre Israel y Hamas continuaban este martes en Qatar sus esfuerzos para acordar una tregua, tras más de cinco meses de guerra que han devastado la Franja de Gaza y situado a toda su población bajo la amenaza de la hambruna. Pero eso no indica que el premier israelí esté dispuesto a ceder en sus intenciones de lanzar una ofensiva sobre el último reducto “habitable” del enclave: Rafah, donde se hacinan 1,7 millón de personas. Esa operación causaría una infinidad de víctimas civiles.
Con esto, Benjamín Netanyahu está llevando al límite la sólida relación entre Israel y EE.UU., donde la administración de Joe Biden ha intensificado sus críticas por el alto número de víctimas no combatientes, mujeres y niños en Gaza y considera una “línea roja” la anunciada ofensiva en Rafah.
Ambos mandatarios mantuvieron el lunes su primera conversación telefónica en más de un mes, en el que la tensión ha alcanzado su cota máxima ante el empeño de Netanyahu de mantener la intensidad de la guerra en Gaza para
“destruir a Hamas” y de entrar en Rafah, extremo meridional fronterizo con Egipto donde se amontonan los desplazados que han perdido y enfrentan una hambruna creciente, según denunció este martes el canciller norteamericano Antony Blinken.
En diálogo con Clarín, la enfermera argentina Sofía Piñeiro contó desde Rafah, que lo que solía ser una ciudad es hoy un enorme campo de refugiados, donde decenas de miles de personas viven en precarias carpas hechas de plásticos y palos, desplegadas en las veredas y calles, donde ya no hay autos por la falta de combustible. El lugar se ha convertido en un incesante deambular de personas pie o en carros tirados por burros y caballos.
“No encuentro palabras para describir lo que ocurre aquí todos los días”, dijo y admitió que el gran temor es el futuro con la línea de fuego israelí cada vez más cerca.
Para Netanyahu, no operar en Rafah es sinónimo de no acabar con Hamas y perder la guerra; una postura diferente a la de Biden, que le insistió en que es un “sin sentido” y se mostró “profundamente preocupado” porque esa operación pondría en peligro las vidas de más de un millón de evacuados que no tienen a donde ir, además de ser esa ciudad la vía de entrada de ayuda humanitaria vital desde Egipto.
“Una gran operación terrestre será un error y llevará a más muertes de civiles. Los objetivos que Israel quiere conseguir en Rafah pueden alcanzarse por otros medios”, afirmó el lunes el asesor de seguridad de la Casa Blanca, Jake Sullivan, cuando informó a la prensa sobre la conversación entre Biden y Netanyahu.
La entrada de más ayuda humanitaria a la Franja, insuficiente ante la negativa de Israel a abrir más rutas terrestres, es otro de los puntos de divergencia entre ambos países. EE.UU. presiona para que los alimentos lleguen al norte, donde es mayor el peligro de hambruna.
La semana próxima se realizará una reunión entre funcionarios de alto rango de EE.UU. e Israel para discutir la operación militar en Rafah y analizar los riesgos. Hace casi un semestre desde el inicio de la guerra tras el ataque terrorista en Israel, y los principal lideres de la banda no han sido eliminados. ■