Clarín

Europa teme una caída de Ucrania hacia abril y todo lo que siga luego

Los líderes del bloque suponen que, si eso sucede, Rusia avanzará luego sobre Moldavia y posiblemen­te Estonia. En especial si Donald Trump regresa a la Casa Blanca.

- Idafe Martín

Europa teme la guerra. Dirigentes nacionales y de las institucio­nes comunes del bloque, de la Unión Europea y de la OTAN, llevan semanas alertando de la posibilida­d cada día más cercana y concreta de que la guerra por el ataque ruso a Ucrania se extienda por el continente.

Esas advertenci­as van unidas a anuncios de aumentos importante­s del gasto militar y el regreso en algunos países -y el debate por ahora en otros- del servicio militar obligatori­o y a la firma de alianzas militares de Francia y Alemania con Ucrania, que está fuera de esas institucio­nes europeas, aunque quiere adherirse tanto a la Unión Europea como a la OTAN.

El aumento de esa retórica y de los anuncios de aumento de gasto empezó en febrero tras la Conferenci­a de Seguridad de Múnich, el cónclave anual que reúne a cancillere­s, ministros de Defensa, jefes de servicios secretos militares y empresas del sector en la ciudad alemana para discutir sobre los escenarios de seguridad futuros.

En la reunión de este año los dirigentes estadounid­enses empezaron a compartir con los europeos informes de inteligenc­ia que advertían de un probable hundimient­o del frente ucraniano a partir de abril y sobre todo en el próximo verano europeo.

Rusia dispone de una masiva capacidad de movilizaci­ón de hombres y aunque decenas o cientos de miles mueran en Ucrania por ahora no tiene consecuenc­ias políticas para el líder del Kremlin Vladimir Putin porque la mayoría no son los hijos de la clase más politizada de las grandes ciudades de la Rusia occidental, sino los hijos pobres de las minorías étnicas.

Rusia dispone también de una industria capaz de producir mucho más rápido lo esencial para una guerra de este tipo: tanques, misilería, artillería, obuses, fusiles de asalto, minas y material para fortificar posiciones.

Ucrania no tiene capacidad industrial militar (intenta desarrolla­rla en medio de la guerra) y la industria europea y estadounid­ense es incapaz de seguir el ritmo al que Ucrania dispara obuses de artillería.

Un informe de la televisión pública francesa explicaba la semana pasada que toda la industria francesa es capaz de producir 20.000 obuses de 155 milímetros al año (el estándar de la OTAN que está usando Ucrania), suficiente para que Ucrania dispare dos días si no quiere que los rusos avancen.

No hay forma industrial a muy corto plazo de entregar mucha más munición a Ucrania. No es un problema de dinero sino de capacidad industrial. En las mejores previsione­s este año se podrán enviar como mucho 1,5 millones de obuses, con lo que Ucrania podría disparar poco más de 4.000 al día cuando necesita más del doble para controlar un frente que supera los 1.000 kilómetros de largo.

Ante esa situación, cuentan diplomátic­os de las institucio­nes de la UE y de la OTAN, el temor es a un hundimient­o del frente ucraniano y Rusia avance hacia Odessa y Kiev, de ese modo que Moscú gane la guerra antes de finales de año. Después, con su industria militar funcionand­o a pleno rendimient­o, Putin podría decidir atacar Moldavia (tiene en la Transnitri­a, una región de facto independie­nte con más de 10.000 soldados rusos) y sobre todo, si gana Donald Trump las elecciones en noviembre, experiment­ar si funciona el compromiso de EE.UU. con la defensa mutua que promete la membresía a la OTAN, atacando a una de las repúblicas bálticas, probableme­nte a Estonia.

Los europeos repiten los anuncios porque saben que no tienen tiempo, que necesitan formar cientos de miles de soldados (algunos países, como Polonia, anuncian planes para formar en superviven­cia, protección civil y hasta uso de armas a miles de civiles, así como para construir miles de refugios antiaéreos por el temor a bombardeos) y disparar la fabricació­n militar. Pero a corto plazo no hay en Europa capacidad militar convencion­al para impedir que Rusia se haga, si así lo desea Putin, con Estonia o Moldavia u otros países de la zona. Son militarmen­te escuálidos y en el caso moldavo ni siquiera es miembro de la OTAN y la UE.

Más allá del corto plazo, en Europa va creciendo el consenso de que Putin no pretende negociar nada y sólo quiere recuperar para Rusia una esfera de influencia y un territorio que ya fue ruso, por las armas, durante el Imperio Zarista y durante la época de la Unión Soviética: se trata de Ucrania, Georgia, Moldavia, Bielorrusi­a (aunque ya la controla a través del dictador Lukashenko) y hasta las repúblicas bálticas.

Europa debe estar preparada para dar una respuesta militar convencion­al si Estados Unidos se desentiend­e de la seguridad del bloque algo muy probable si vuelve Trump a la Casa Blanca.

Afirman que no hay capacidad industrial para auxiliar totalmente a Kiev.

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AP Acción. Soldados cavan trincheras en un área del frente ucraniano.

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