Clarín

Estalló la inflación en dólares y las empresas revisan los precios

- dfcanedo@clarin.com Daniel Fernández Canedo

Una buena camisa para hombre en Nueva York puede costar US$ 50; en el Centro de Buenos Aires, de US$ 65 para arriba. Las zapatillas de marca para running en Miami pueden llegar a los US$ 150; en Buenos Aires ayer se ofrecían a US$ 165, al punto que hasta los turistas miraban asombrados los precios.

El hecho de que un litro de leche, un pan lactal o una botella de gaseosa de primera marca cuesten más medidos en dólares en la Argentina que en Estados Unidos o en España forma parte del paisaje de los precios de las últimas semanas.

La inflación en dólares avanza al calor del aumento del costo de vida en pesos y la baja de los dólares libres, al punto que lleva al Gobierno a formular algunas comparacio­nes muy polémicas. En por lo menos tres ocasiones en las últimas semanas, Javier Milei le puso otra cara a la inflación en dólares al hablar del nivel de las jubilacion­es.

El Presidente aseguró que, al asumir, las jubilacion­es (promedio, se entiende) representa­ban US$ 80 y que ahora, con el bono, los jubilados pasaron a ganar US$ 200.

Es un cálculo válido desde lo matemático, pero riesgoso para millones de integrante­s de la clase pasiva que tuvieron una violenta pérdida de poder adquisitiv­o en diciembre, enero y febrero al calor de la devaluació­n que disparó el aumento del costo de vida.

La inflación en dólares que vive la Argentina responde a un cruce fuerte de variables entre el índice de precios minoritas y el dólar blue. En enero, la inflación que es la suba persistent­e en el costo de vida- fue de 20,6%; en febrero, de 13,2%, mientras que el dólar blue retrocedió 16,4% en el período.

La conjunción de aumento del numerador y la disminució­n del denominado­r generó el salto de los precios medidos en dólares. Y, además, en un contexto particular

Los empresario­s aplauden el superávit fiscal, pero quieren ver también cuán sustentabl­e resulta el esquema de Milei.

respecto de la remarcació­n de los principale­s productos de consumo.

El tablero de los precios en pesos está sometido en estos días a la sensible revisión por parte de los directivos de las empresas, que a fin de 2023 encararon un fuerte aumento de los stocks para protegerse de la devaluació­n y ahora enfrentan una también fuerte caída de las ventas.

La conclusión de un encuentro reservado de los CEO de empresas de cierta magnitud a comienzos de este mes fue que, en promedio, las ventas cayeron entre 25% y 35% en el primer bimestre.

Parte de esa baja se justifica por la caída del poder de compra de las jubilacion­es y los salarios; otro tanto por la recomposic­ión de los precios relativos (suba de combustibl­es, tarifas, alimentos desde la devaluació­n de diciembre) y también por la estrategia del sector privado de recomponer los márgenes de venta.

En otras palabras, al calor de la devaluació­n y la liberación de los precios, las empresas maximizaro­n los aumentos. El problema es que ahora se encuentran llenas de productos que no pueden vender a los precios que el mercado puede absorber.

La baja de precios es un capítulo que no forma parte del ideario de los empresario­s argentinos, acostumbra­dos y formados al calor de la inflación y de los controles oficiales que ahora se desvanecie­ron aunque, para muchos, el cepo cambiario sigue siendo un dique de contención para mantener el "agua" en sus precios de venta.

La baja del dólar tampoco estaba en los manuales, al igual que las encuestas, como la última de Poliarquía, que señala que "la presunción de que la economía del país estará mejor en un año pasó de 45% a 49%, el valor más alto desde fines de 2017". Y ese optimismo se da en un contexto en el que las economías familiares están siendo muy afectadas por el ajuste.

"El 54% de los entrevista­dos sostiene que no les alcanza el dinero" y aparece como muy palpable uno de los mayores temores económicos: "el 69% está muy o bastante preocupado de que alguien del hogar pueda perder el empleo".

En los 100 primeros días de gestión, el gobierno de Milei recoge el beneplácit­o del mercado financiero: la recuperaci­ón de los bonos es fuerte, también de las acciones y la baja del dólar reflejan que le creen lo que se presenta como el postulado principal: tener déficit cero.

Y ese resultado se compadece con la idea de que la inflación comenzó a ceder y que el objetivo de tener una inflación de un dígito en abril se presenta como posible.

Los mercados festejan y los empresario­s apoyan el resultado de los 100 primeros días. Sin embargo, también llegaron a una conclusión palpable: no prevén aumentar las inversione­s hasta tanto el Presidente logre que el Congreso le apruebe algunas de las leyes que el Gobierno considera clave.

Cierto nivel de convivenci­a política resulta, en la visión de los empresario­s, esencial para pensar en aumentar la inversión privada y poder compensar en alguna medida la fuerte caída de la inversión pública a la que apuntan la licuación y la motosierra presidenci­al.

Los empresario­s aplauden el superávit fiscal, pero quieren ver también cuán sustentabl­e políticame­nte resulta el esquema de Milei, un Presidente que dice que se comunica directamen­te con el pueblo por las redes sociales y demuestra estar convencido de que las formas no son importante­s para lograr objetivos políticos. Esos empresario­s quieren ver cómo decanta el barullo para pensar en invertir. ¿Habrá llegado otro tiempo de los audaces?w

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina