Clarín

Sabalenka y una vida marcada por las tragedias y el dolor

La número 2 del mundo, que aún sobrelleva la muerte de su padre, sufrió otro duro golpe porque su novio falleció en Miami, donde ella jugará igual.

- Juan Nicolás Branz jbranz@clarin.com

La bielorrusa Aryna Sabalenka todavía estaba luchando por la dolorosa pérdida de su padre Sergey, quien murió en noviembre de 2019 a los 42 años por una meningitis, y ahora llora a su novio, Konstantin Koltsov (43), quien falleció en Miami mientras acompañaba a la tenista en el cuarto WTA 1000 de la temporada. El drama es mayor para la número dos del mundo porque la policía local informó que todos los indicios apuntan a un “aparente suicidio”.

“La Oficina de Homicidios del Departamen­to de Policía de Miami-Dade se hizo cargo de la investigac­ión del aparente suicidio del Sr. Konstantin Koltsov. No se sospecha de ningún crimen”, dijo el parte policial del que se hizo eco el mundo. La noticia estremece.

Sabalenka eligió el tenis como el modo de atravesar el dolor. Jugará en Miami, no dará conferenci­as de prensa y se prepara para su debut en la segunda ronda ante la española Paula Badosa, quien ayer superó por 1-6, 6-4 y 6-3 a la rumana Simona Halep, de regreso al circuito tras dos años.

La bielorrusa de 25 años había encontrado en su pareja el sostén que necesitaba para atravesar el peor momento de su vida. Koltsov era un ex jugador de hockey sobre hielo que compitió en la NHL y disputó los Juegos Olímpicos de Invieron de 2002 y 2010, estaba retirado y dividía su tiempo entre acompañar a su novia por los torneos y el que le dedicaba a sus tres hijos, Daniel, Alexander y Stefan, producto de un matrimonio que terminó en divorcio en 2020.

La pareja anunció su noviazgo en junio de 2021 y mantuvo una relación con perfil bajo. Se mostraban poco juntos en las redes sociales, pero cuando lo hacían se reflejaba un sentimient­o fuerte.

“Konstantin es mi mayor apoyo. Siempre está ahí para mí, en las buenas y en las malas. Es un gran motivador y me ayuda a mantenerme concentrad­a en mis objetivos”, había dicho la ganadora de 14 títulos WTA en uno de esos mensajes.

Casual o causalment­e, sus mejores años fueron estos últimos. Logró dar el salto que venía buscando en los Grand Slams, al consagrars­e en las últimas dos ediciones del Abierto de Australia, y logró colarse durante ocho semanas en medio del dominio de Iga Swiatek como líder del ranking WTA.

Tras revalidar su título en Melbourne, reveló la promesa que le había hecho a su padre. “El objetivo era llegar al número uno y ganar un par de Slams para los 25 años”, dijo con el trofeo de campeona a su izquierda, copa de champán en mano y una sonrisa clavada en su rostro. Deber cumplido.

Había hablado sobre la muerte de su padre en enero de 2020, en su vuelta al circuito tras dos meses sin competir. “Estoy tratando de luchar porque mi padre quería que yo fuera la número 1. Eso es lo que me ayuda a ser fuerte en este momento. No podía irme de casa porque sabía que era una situación difícil para mi familia y no podía dejarlos, pero al final tenía que seguir con mi calendario. No estaba entusiasma­da con los partidos, simplement­e vine porque tenía que hacerlo”, expresó en aquel momento.

Poco a poco se fue levantando. “Ahora juego por mi mamá, mi hermana y mis abuelas”, dijo tiempo después. Y mas adelante conoció a su novio, quien se sumó como un nuevo empuje para su carrera. Sin embargo, el camino de la recuperaci­ón no fue fácil.

En 2022 sufrió tenísticam­ente “la crisis de las dobles faltas”. Ya era la dos del mundo y se enfrentaba en Adelaida a la sueca Rebecca Peterson cuando se puso a llorar en pleno partido. No saltaba en el servicio por temor a fallar y llegó a ejecutar ese golpe desde abajo para poner la pelota en juego. Lógicament­e, perdió. El dato era demoledor: 74 doble faltas en cuatro partidos.

¿Quién se iba a imaginar que al año siguiente iba a ganar en Australia y se iba a convertir en la número uno del mundo? Quizás solo Konstantin Koltsov, el que siempre la empujaba para adelante.

Así fue que llegó mejor parada a otro conflicto en 2023. En medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, la ucraniana Marta Kostyuk le negó el saludo en Roland Garros y Lesia Tsurenko, otra ucraniana, no se presentó a enfrentarl­a en Indian Wells. “Muchos me odian sin razón. Yo no hice nada”, señaló.

Ahora la vida la pone a nueva prueba nuevamente. ■

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Pareja. Aryna Sabalenka y Konstantin Koltsov, deportista­s que se potenciaro­n en una relación amorosa.

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