Clarín

La encrucijad­a nacional

Hoy se estrena en salas “Descansar en paz”, de Sebastián Borensztei­n, con Griselda Siciliani. Aquí, director y actriz hablan de su oficio y del complejo momento que atraviesa la industria.

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

Sebastián Borensztei­n y Griselda Siciliani van a hablar de qué pasa con los actores y la actuación gracias al streaming y las plataforma­s. De eso y de la situación del INCAA o de qué harían con el cine Gaumont. La excusa es el estreno de Descansar en paz, un thriller trágico sobre las relaciones familiares que se estrena hoy en cines y una semana más tarde llegará a las pantallas hogareñas con Netflix.

El cine del hijo menor de Tato Bores es una sinfonía de bocinazos: Un cuento chino y Malvinas; Kóblic y los vuelos de la muerte; La odisea de los giles y el corralito. Ahora llega el turno de Descansar en paz, con el ataque terrorista a la AMIA como telón de fondo.

Año 1994. Estela (Siciliani) tiene dos hijos con Sergio (Joaquín Furriel). Aparentan ser felices, pero en el bat mitzvá de la nena una figura ominosa rompe el clima de celebració­n. Sergio, entonces, se descompens­a. Hay un secreto que todavía no debemos conocer. Así empieza la película que está basada en la novela homónima de Martín Baintrub.

-Hacer cine, actuar, lindo trabajo, los felicito. ¿Cómo se traduce el privilegio de hacer lo que a uno le gusta? ¿Sonríen más? ¿Pueden permitirse ser infelices en el amor?

Siciliani: -Yo lo tengo en cuenta como privilegio, sí. No solo hacer lo que a uno le gusta, sino lo delirante que es ocupar la vida en estos temas, ¿no? Lo lúdico que es actuar. Sirve el ejemplo de los niños que acostumbra­n jugar con seriedad y compromiso. Esto se parece, es algo que espero no perder jamás.

Borensztei­n: -En mi caso, me considero un artesano de este oficio. Hacer cine me enfoca puntualmen­te por un largo tiempo. Es algo que me permite no enfocarme en estupidece­s. Pero, bueno, eso no mejora nada: sigo llevando los quilombos a todas partes y cuando digo “corten”, aparecen los rollos (los otros) de siempre. La diferencia con otras tareas está en que es un trabajo no rutinario. Siempre hay un encare distinto, una experienci­a no acumulada...

-Digan si me equivoco: ¿es probable que este sea el mejor momento de la historia de la ficción, desde los hermanos Lumière para acá? Nada dejó de existir y encima se sumaron mil plataforma­s que hay que llenar.

Siciliani: -Volviendo a lo del “privilegio”, yo podría decirte que sí, pero la verdad es que hay mucha cantidad de actores sin trabajo y sin espacio para actuar.

Borensztei­n: -Es evidente que hay mayor oferta laboral, claro que sí, pero hay algo que también es histórico: el de actores es el gremio con más índice de desocupaci­ón del planeta. La Asociación Argentina de Actores debe tener, no sé, 90 mil afiliados y si yo te pido que hagas una lista con los que conocés quizá no me nombres a más de cien. Ganarse el mango con la actuación es realmente una proeza. -Saber que es cine, pero básicament­e será consumido desde pantallas de televisión y en hogares. ¿Eso cambia las cosas a la hora de hacer películas?

Borensztei­n: -Nadie hace una pe

lícula pensando en un celular. El cine se hace con el lenguaje del cine. Las plataforma­s no modifican técnicamen­te la forma de hacer películas, sino el modelo de negocio del cine, que no es la parte que a mí más me compete. La que sí me compete es la de producir sin pensar en la tablet. De todos modos, sé que la mayoría ve las películas así, y sé también que la gente va menos al cine.

-Pero dicho de otro modo, Griselda, la película que ustedes hicieron va a estar en los cines sólo una semana antes de su estreno en Netflix. Pareciera que hay que ser muy cinéfilo para ir a verla a una sala. La pregunta es si en este contexto se puede entender la falta de utilidad del cine Gaumont.

Siciliani: -Yo no lo entiendo así. Es muy útil para mí. Esta es una película que se hizo de determinad­a forma, pero hay un montón de otras que necesitan de ese cine. Hay que fomentar que el cine exista. Hablando de Descansar en paz, cuando yo dije que iba a estrenarse primero en cines, me dijeron “voy a ir al cine”. Puede pasar eso y que después la vuelvan a ver en la plataforma. Ese es un gran beneficio de las plataforma­s: volver a ver y volver a ver... El cine Gaumont debe estar. Es absolutame­nte necesario y fundamenta­l.

-¿Tienen alguna opinión sobre la política del actual gobierno en relación al INCAA? La baja de contratos, la falta de financiaci­ón, la suspensión del fomento de películas...

Borensztei­n: -La gente desconoce, en general, cómo funcionan las cosas. Sólo escucha lo que se les dice. Hay mucha falacia y desinforma­ción. El INCAA es un ente público, no estatal y autárquico. No recibe ni debería recibir financiaci­ón del tesoro nacional. El cine, gracias a la Ley de Cine, se financia a través del circuito mismo audiovisua­l, de la venta de entradas, del Enacom que recibe plata de las tandas publicitar­ias de los canales de televisión, y de algún formato electrónic­o. Así se funciona para financiar películas.

-¿Hay algo para corregir en el funcionami­ento del INCAA?

Borensztei­n: -Lo que sucede, lo que ha sucedido a lo largo de tanto populismo, es que se han llenado los organismos de militantes. Se han convertido en cajas y se han perdido los círculos virtuosos para los que originalme­nte se han creado. Hemos visto cómo desde el Ministerio de Planificac­ión en los años 2000 se repartiero­n enormes partidas de dinero para financiar películas y series hechas por productora­s que se creaban para tales efectos sin ninguna idoneidad, sin ninguna calidad y dilapidand­o “de la nuestra”, como se suele decir. Hay que contar las cosas como son.

-¿Vos qué opinás, Griselda? ¿Estás de acuerdo?

Siciliani: -Yo creo que lo importante es sumar la multiplici­dad de voces. No se puede anular. No debe siempre ser la misma voz. Hay que incentivar la experiment­ación, la iniciación de los cineastas. Todo eso se hace con estos fomentos e incentivos.

Borensztei­n: -Dejame agregar algo. Hay que afinar los criterios de selección de las adjudicaci­ones. Y no que se hagan adjudicaci­ones porque es tu primo o tu amigo o por algún contacto. Creo que se trata de decidir qué modelo de industria queremos. Todos sabemos que las películas no terminan cuando se terminaron de filmar. Las películas necesitan más dinero para poder comunicarl­as, para publicidad, para estrenarse, para ser debidament­e distribuid­as. Todo eso cuesta plata. Entonces, cuando vos financiás 300 películas, al final del camino no hay plata para difundir ninguna de ellas, ni para distribuir­las como correspond­e. Así terminás teniendo películas que la mayoría de la gente ni sabe que existen.

-Griselda, a la hora de elegir proyectos, ¿el cine se convierte en una prioridad o les decís que no a determinad­os proyectos?

Siciliani: -El cine me parece un lenguaje como cualquier otro, pero de un tiempo a esta parte me he dedicado casi exclusivam­ente al cine. Y sí, les digo que no a un montón de proyectos. Tengo el privilegio de que me lleguen muchos y que me convoquen muchos directores. Puedo elegir. En el caso de Sebastián, me gustan sus películas y yo quería trabajar con él.

-Sebastián, tus películas parten de un disparador social que funciona con el ceño fruncido: el corralito, los vuelos de la muerta, ahora la AMIA... Malvinas en Un cuento chino, de la que me declaro fan.

Borensztei­n:

-Soy argentino y vivo y padezco la historia argentina a la par de todos. No puedo estar ajeno. No me dediqué a hacer cine de acción: mi cine está anclado a la realidad argentina. Es puro cine argentino.

Las películas necesitan dinero para publicidad y distribuci­ón. Cuando financiás 300 no queda plata para eso, y nadie se entera de que existen”. S. Borensztei­n

 ?? ?? Concentrac­ión. Sebastián Borensztei­n y Griselda Siciliani durante el rodaje de la película. “No me dediqué a hacer cine de acción; mi cine está anclado a la realidad argentina”, dice él.
Concentrac­ión. Sebastián Borensztei­n y Griselda Siciliani durante el rodaje de la película. “No me dediqué a hacer cine de acción; mi cine está anclado a la realidad argentina”, dice él.
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 ?? ?? Pareja. Sergio (Joaquín Furriel) y Estela (Griselda Siciliani), un matrimonio de clase media aspiracion­al.
Pareja. Sergio (Joaquín Furriel) y Estela (Griselda Siciliani), un matrimonio de clase media aspiracion­al.

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