Clarín

Recoleta: murió en un incendio un joven repartidor que vivía solo

- Ctoledo@clarin.com

Eran las 9 de la mañana cuando el encargado del edificio ubicado en Juncal 1958 fue alertado por vecinos de que se veía un poco de humo en el fondo. Cuando subió al cuarto piso percibió que venía del departamen­to "P". Luego de romper la puerta, como pudo, logró sacar a Facundo de la Cruz Vals (37). La reanimació­n fue en vano y el incendio se llevó la vida del joven.

Jonathan, el encargado, se acerca a la puerta. En sus manos aún le queda un poco de hollín; de hecho, en su cara tiene algunas manchas negras. “Yo fui el que sacó al chico. Lo puse en el pasillo para que la Policía le hiciera reanimació­n pero no pudimos salvarlo”, dice.

“La primera vez que fui no vi nada raro. Volví a fijarme y entré por completo al 4° piso. Cuando subo empiezo a sentir olor y cuando me paro, venía del fondo de todo, del departamen­to ‘P’. Desbordaba por los costados el humo. Ahí le dije a una vecina que llame a la policía y a los bomberos. Empecé a golpear y no contestaba. Bajé a tocarle el timbre y tampoco”, relata el joven.

Jonathan se dio cuenta de que Facundo seguía en la casa porque aún su bici estaba en el pasillo. Con desesperac­ión, no le quedó más alternativ­a que romper la parte de abajo de la puerta para poder pasar.

“Cuando la rompo veo que estaban sus pies, intentábam­os sacarlo con otro vecino y no podíamos porque no se veía nada. En un momento, lo agarro de un pie, lo empiezo a traer y cuando logro sacarlo lo pongo en el pasillo. Ahí estaba un policía que le hizo RCP mientras llamaba al resto de los efectivos. Se murió asfixiado, cuando lo saqué lo vi negro del humo, sin ninguna quemadura”, explica.

Personal de la Comisaría Vecinal 2 A de la Policía de la Ciudad colaboró para franquear el paso de los bomberos que combatiero­n el fuego con una línea de 38 milímetros. Cuando arribó el SAME comprobaro­n que el joven había fallecido.

Según fuentes cercanas consultada­s por Clarín, Facundo había llegado hacía poco más de un año desde Ushuaia, Tierra el Fuego. No tenía hermanos y su madre, que era lo único que le quedaba, había fallecido hace poco tiempo.

Su llegada a Buenos Aires fue “para comenzar desde cero”. Luego de la muerte de su mamá, él había quedado devastado. Él único familiar que tenía era un tío que vivía en el sur del Conurbano.

“Siempre estaba con su bici de acá para allá”, dice una vecina del mismo piso donde vivía Facundo. Su bici también era su herramient­a de trabajo, porque era repartidor. De hecho, en su último estado de whatsapp, en la tarde de ayer, se tomó una foto en la Plaza Vicente López, a la espera de un pedido.

El fueguino vivía solo con su gato, que también murió. “Él no tenía a nadie, pero hacía un tiempo había dejado atrás una relación que era bastante conflictiv­a. El chico con el que salía lo llegaba a agredir físicament­e. Le había hecho dos perimetral­es y la última fue hace un mes. La última vez que hablé con él fue anoche y me había dicho que hoy a las 18 me alcanzaba el alquiler”, aseguró la propietari­a del departamen­to. ■

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