Clarín

“Me caí y fingí morir”. La chica que estaba a mi lado fue asesinada”

Los sobrevivie­ntes relatan momentos de horror. Una mujer vio cómo un terrorista acribilló a su marido.

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Olya Muravyova y su marido estaban haciendo cola para comprar una cerveza en el centro de conciertos Crocus City Hall cuando comenzaron los disparos y el drama que siguió en el centro de conciertos de Crocus en las afueras de Moscú. “Estábamos de muy buen humor”, recordó la mujer. La banda que habían venido a ver, Piknik, estaba a minutos de subir al escenario para actuar ante un público con entradas agotadas.

“Pensé que tal vez la banda estaba haciendo una entrada dramática”, dijo Muravyova, de 38 años. Pero su marido advirtió que no era juego y le grito que había que huir y esconderse. La mujer regresó este sábado al lugar con la esperanza de poder encontrar su automóvil. y describió el “pánico” y el terror mientras los terrorista­s fusilaban a mansalva en todas direccione­s. .

“Pensé que estaban disparando desde arriba”, dijo. “Huimos de las puertas principale­s donde habían empezado a disparar. Y todos empezaron a presionar”. Como otros testigos, dijeron que parecía que las salidas de incendios estaban bloqueados.

El bajista Marat Korchemny recordó que cuando empezó el incidente “nos preparábam­os para el concierto como de costumbre, sentados en el camerino. Estaba a punto de salir hacia el escenario cuando nuestros músicos corrieron a mi encuentro. Lo primero que pensé fue que había un cortocircu­ito en alguna parte porque vi humo. Pero entonces escuché gritos y disparos. Me gritaron que me encierre en el camerino”.

“Me caí y fingí morir. La chica que estaba a mi lado fue asesinada”, djo una muchacha que estuvo muy cerca de los tiradores.

“La entró en pánico --describe--. Algunos lloraron, otros llamaban a sus familiares y hasta había un grupo esperando un ascensor que no funcionaba. Cuando salimos al fin, el fuego ya había comenzado”.

Otra testigo relata que “mi esposo y yo nos sentamos en la platea de la primera fila. El tirador apareció literalmen­te a diez metros de nosotros. Estaba camuflado. No lo vi bien, pero me pareció que la barba era postiza. Empezó a disparar con una ametrallad­ora. Le disparó a mi marido delante de mis ojos. Vi que estaba herido, pero no tuve tiempo de ayudarlo. Todos corrieron, yo simplement­e me dejé llevar por la marea de gente”, señaló la mujer shokeada y sin datos inmediatos sobre el destino del esposo.

“Cuando empezó todo, estábamos aquí, al otro lado del río. Había un dolor terrible, gritos terribles. No te imaginas lo que estaba pasando”, dijo una mujer a la agencia ANSA. Detalla que “la gente corría por este puente. Anoche fue una verdadera pesadilla. Una pesadilla...”, repite.

Mientras el número de víctimas confirmada­s sigue aumentando dramáticam­ente, los moscovitas continúan colocando incansable­mente flores, peluches y velas frente al lugar de este terrible crimen.

“Sólo sé que es una tragedia para todo el mundo, porque cualquiera podría encontrars­e en esta situación”, remarca una de las mujeres que llevan las flores al pequeño sitio en honor de las víctimas que se armó en el lugar. Como si me hubiera encontrado en el infierno. No pude evitar traer flores”, acotó apesadumbr­ada.

“Sucedió algo terrible, un horror. Volaron por los aires a personas pacíficas”, dice una anciana. “La culpa es la falta de orden. Cómo pudieron introducir armas en el edificio? Y los explosivos? Es terrible. Saben cómo introducir armas en un edificio público? Segurament­e lo habían hecho antes. Y ahora en lugar de eso atraparán a alguien a quien echarán toda la culpa”.

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EFE Escenario. El salón de conciertos con las huelas del incendio.

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