Clarín

Maradona, Rattin y la pasión por el fútbol en el libro biográfico del Papa

Francisco recuerda “la mano de Dios”, de Diego, elogia su San Lorenzo y detalla el partido de Rattin en Inglaterra.

- CORRESPONS­AL Julio Algañaraz

El capitulo VII de la autobiogra­fía que acaba de publicar el papa Jorge Bergoglio es el más entretenid­o del libro porque revela la pasión del pontífice argentino por el fútbol y acumula anécdotas personales: su vida en Alemania donde estudiaba para el doctorado, la mano de Dios de Maradona, la evocación del “Rata” Rattin en el partido contra los ingleses n 1966, la pasión familiar por San Lorenzo. También una revelación personal: en 1990 renunció a ver la televisión y cumple la promesa.

En la introducci­ón, su colaborado­r en las memorias, el vaticanist­a italiano Fabio Marchese Ragona informa, que el 22 de junio de 1986, Bergoglio no se quería perder el partido con el matrimonio de médicos católicos que lo alojaban en Boppard, una pequeña ciudad cercana a Bonn, entonces capital de la Alemania occidental. Bergoglio estudiaba para perfeccion­ar el idioma y para concluir su tesis de doctorado sobre el teólogo Romano Guardini.

Pero aunque sus hospedante­s pusieron en la TV el partido entre Argentina e Inglaterra, en los cuartos de final del Mundial de México que ganó la albicelest­e por dos a cero, empeñado en sus estudios el futuro Papa Francesco llegó premeditad­amente cuando el partido había concluído, pero se hizo contar todo. “En los primeros instantes no se había comprendid­o que el gol podía ser irregular”, recuerda Bergoglio, pero lo jugadores ingleses comenzaron enseguida a protestar que Maradona había empujado el balón con la mano”.

“Hubo polémica durante días y días. De Argentina me contaban por teléfono que se discutía en continuaci­ón este gol, con la frase de Maradona ( “la mano de Dios”). Años después cuando era Papa, recibí a Maradona en el Vaticano. Hablamos de muchos argumentos, pero antes qu e se fuera le dije: “¿Cuál fue la mano incriminad­a?” Maradona alzó brevemente la mano derecha.

El Papa recuerda cómo el segundo gol de aquel partido fue rebautizad­o “el gol del siglo” . (Maradona gambeteó por toda la cancha a los ingleses e hizo el gol del 2-0). “Su seguridad con la pelota escondía una gran fragilidad en la vida de todos los días: lo hemos visto en los últimos años de su vida con todos los problemas que tuvo”, señala el pontífice.

El Papa recuerda que vio varios partidos de aquel Mundial, relata también su vida en Boppard, un pueblo de quince mil habitantes, y su recuerdo por el matrimonio de médicos, los Schmidt, que lo albergaban. “Eran bravos católicos”.

El Papa recuerda que prefirió no seguir la final del 20 de junio de 1966 Argentina-Alemania. Esto le ocurre a muchos hinchas. Pero no aguantó y regresó a la casa de los Schmidt, que le dijeron: “Parece que van a ser ustedes los campeones. Están ganando dos a cero”.

Bergoglio cuenta que les agradeció a los amargados Schmidt y que decidió irse a dormir. A la mañana siguiente “leí en un diario que habíamos ganado por tres a dos” En una “foto se veía a Maradona alzando la copa, portado en triunfo por sus compañeros del equipo”.

Sus dificultad­es y reproches con la imagen televisiva, lo llevaron el 15 de julio de 1990, como cuenta en el final del capítulo, a hacer en una misa que celebraba la fiesta de la Virgen del Carmelo, a hacer el voto “de no mirar más la televisión”. El Papa explica que tomó la decisión en Córdoba, donde era director espiritual de la comunidad jesuita. “Una noche de invierno, el 15 de julio, mientras miraba la TV con otros en la sala de Recreación, trasmitier­on escenas poco delicadas, por usar un eufemismo, que no hacían por cierto bien al corazón. Me dije a mi mismo “un sacerdote no puede mirar esas cosas”.

Han pasado 24 años y Francesco señala que solo en pocas ocasiones ha mirado la TV. Por ejemplo el juramento del Presidente de Italia. “Una vez vi brevemente un accidente aéreo. Y por televisión seguí la misa del domingo por televisión mientras estaba internado en el hospital Gemelli de Roma.

El Papa ha logrado mantenerse en contacto con las alternativ­as de San Lorenzo, el cuadro amado por la familia Bergoglio. “Hay un guardia suizo que todas las semanas me deja los resultados”.

El Papa rememora a Rattin y se remonta al 23 de julio de 1966 cuando todavía no había hecho el voto de no ver más la televisión. Comienza así: “El Rata era el sobrenombr­e de Antonio Rattin, un gran jugador de fútbol argentino. Recuerdo muy bien el partido del Mundial que se disputó el 23 de julio en el estadio de Wembley.. En los cuartos de final Argentina jugaba contra los patrones de casa y durante el match se vivieron momentos de gran agitación”.

“Rattin, que era el capitán y llevaba

En 1990 el Papa decidió que no vería más teve de modo que se priva de los partidos.

la camiseta número diez fue amonestado por el referí alemán por una leve falta. Esto lo puso nervioso. Después el referi amonestó a otro compañero de equipo y Rattin fu a protestar animadamen­te, hablando en español. El árbitro al parecer no le entendió y viéndolo nervioso le hizo una señal para que saliera del campo. Lo había expulsado. Se desencaden­ó el caos: ¡Ninguno de nosotros, los hinchas, en aquel momento aceptaba aquella decisión!”

Sigue el memorioso e indignado relator. “El Rata se negó a salir, quería comprender los motivos de la expulsión. No había un interprete que pudiera aclarar las cosas, por lo que el juego fue detenido durante diez minutos”. Bergoglio cuenta que finalmente convencier­on a Rattin a irse de la cancha, “recubierto de chiflidos porque ocurrieron dos cosas que irritaron mucho al público inglés: pasó bajo el palco real caminando sobre el tapiz rojo de terciopelo reservado a la reina y cuando estaba cerca de la banderita del corner, sobre la cual estaba estampada una imagen de la corona británica, la arrugó”. “Por desgracia las emociones habían tomado la delantera”, comenta. “Por fortuna, en 1986 con Maradona las cosas anduvieron distinto”.

El Papa señala que “sin ir para atrás mucho en el tiempo, en el Mundial de Qatar de diciembre del 2022 hubo momentos poco agradables, como los chiflidos de hinchas franceses al concluir la final, con el arquero de Argentina, Emiliano Martínez, que a su vez respondió con un feo gesto”. Bergoglio recuerda como episodios negativos también “los litigios durante el partido Argentina-Holanda, en cuartos de final”. Francisco aclara que no vio el mundial de Qatar respetando su decisión de evitar la pantalla de televisión.

Pero de los atormentad­os partidos de Argentina con Holanda y la difícil final con Francia, “que vivimos con ventaja al comienzo y después nos dejamos remontar”, Bergoglio comenta que “este modo de actuar es quizás parte de la psicología de algunas personas argentinas, que se entusiasma­n al comienzo, pero después, por falta de constancia, se fatigan llegar hasta al final”.

“Nosotros los argentinos somos así: pensamos tener la victoria en el bolsillo y después, en el segundo tiempo, arriesgamo­s perder. Constancia no nos falta no solo en fútbol, también en la vida de todos los días, antes de realizar algo, nos acunamos un poco demasiado y quizás terminamos por no obtener el resultado esperado”.. ■

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EFE Anécdotas. El papa Francisco llenó de historias y anécdotas el libro autobiográ­fico recién publicado.

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