Clarín

Crimen en Recoleta: la madre del peluquero pide que se entregue

La mujer vive en Santiago del Estero. “Vi una sola vez el video del caso y no pude más”, afirmó. Abel Guzmán (43) mató un compañero el miércoles en el local.

- Candela Toledo ctoledo@clarin.com

Pasaron más de 72 horas desde que el peluquero Abel Guzmán (43) está prófugo. Anoche, al cierre de esta edición, aún no había certezas de dónde podría estar ni tampoco sobre qué lo motivó a quitarle la vida a Gabriel Medina (33) en el local del barrio porteño de Recoleta. De todas maneras hay noticias. Ayer habló a su mamá y aseguró que no tuvo contacto con la familia y que pide que se entregue.

Cecilia Guzmán vive en Santiago del Estero y dio una entrevista al medio local El Liberal.

"Vi una sola vez el video y no pude más. No sé qué decirle porque estoy muy triste", aseguró. Y exclamó: "¡Rezo y recemos para que mi hijo se entregue lo más pronto posible!”

Sobre sus últimas conversaci­ones con Abel, Cecilia explicó a la prensa que la última llamada había sido hacía “dos o tres días”.

“No lo noté raro o mal. Hasta donde sé, trabajaba mucho e iba a casa de un hermano casi solamente a dormir. Más se dedicaba a la peluquería", manifestó la madre.

Sobre las visitas del peluquero a su ciudad natal, la mujer manifestó que él iba siempre para las fiestas de fin de año e incluso se estaba construyen­do su casa.

Cecilia explicó que su hijo le enviaba dinero para que los albañiles levantaran una casa que iba a ser terminada antes de finalizar este año.

"Tengo siete hijos. Uno fallecido. Me quedan seis, cinco varones y una mujer. Aquí está conmigo el más chico. Abel nació allá -en Buenos Aires-, pero todos los años venía a Santiago", detalló.

Guzmán seguía anoche prófugo desde el miércoles, cuando asesinó a Medina en la peluquería.

“Fue mi peluquero por seis años,

teníamos mucha confianza. La verdad me shockeó muchísimo lo que pasó”, dijo a este medio una ex clienta de Guzmán, que prefirió no brindar su identidad por temor a represalia­s, porque claro, el peluquero seguía prófugo con el arma que usó para arrebatarl­e la vida a su compañero.

Según la joven, Abel no tenía una personalid­ad de tipo agresiva. “Para nada”, remarcó.

“Lo que sí, era un poco raro. Él te endulzaba, por demás, el oído para que no cambiaras de peluquero. Siempre me decía lo mismo, ‘Yo te hago descuento, pero si no cambias de peluquero’”, relató la mujer a Clarín.

De acuerdo con la joven, Abel tenía una confianza plena con Facundo Verdini, el dueño de la peluquería, porque solo a él le había entregado la llave para que pudiera ser el primero en entrar y el último en irse.

El peluquero se “desvivía” por retener a sus nuevas y viejas clientas. Como era el único que podía cerrar la peluquería, podía manejar el negocio hasta altas horas de la noche.

“Yo me hacía tratamient­os que demoraban unas cinco horas y no importaba que superaran el hora

“Te hago descuento si no cambiás de peluquero”, proponía.

rio de cierre, él me atendía igual. De todas formas, me daba miedo, porque él cerraba la peluquería conmigo adentro y después salíamos juntos”, explicó.

Además de los descuentos que le hacía el propio Abel, la peluquería también ofrecía rebajas a los clientes si abonaban en efectivo.

“Cuando yo no tenía toda la plata física, me prestaba el efectivo y yo después le depositaba”, manifiestó la fuente.

Para la joven, “en Verdini la competenci­a entre los peluqueros se sentía”.

“La primera vez que me fui a cortar el pelo con Charly -otro peluquero, el encargado-, él me dijo: ‘Me re serviría que hagas una reseña en Google y escribas mi nombre así la gente viene a la peluquería y pide cortarse el pelo conmigo’. Abel también me pidió lo mismo”, agrega.

Describió que Guzmán era una persona callada, pero que siempre estaba mirando lo que pasaba en la peluquería.

“Vos le podías estar contando algo y él se colgaba mirando lo que pasaba”, detalló.

Guzmán era anoche intensamen­te buscado. Existen videos, hay testigos y se conoce los lugares que frecuentab­a.

Su rostro y su estilo, modificado antes del hecho, ya fue difundido, en torno al caso.

“Todos estamos encerrados, escondidos en las habitacion­es de nuestras casas. Tenemos miedo, casi paranoicos. Hoy salí por primera vez de mi pieza y fui al patio de mi casa para hablar por teléfono, o para intentarlo. Cuando me di cuenta, estaba escondido entre las ramas de un árbol, totalmente asustado”, contó el viernes Verdini a este diario. ■

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EL LIBERAL Cecilia Guzmán. La madre de Abel Guzmán dijo que él no se contactó con la familia desde el hecho.

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