La biblioteca perversa del 76
“Señora, las Fuerzas Armadas han decidido tomar el control político del país, y usted queda arrestada”, sentenció el general José Rogelio Villarreal a la presidenta Isabel Martínez de Perón. Con esas palabras filosas, a las tres horas y diez minutos del 24 de marzo de 1976, se iniciaba el golpe de Estado en la Argentina, las botas de cuero negras pisoteaban los votos. Hoy, esa época es una biblioteca perversa de fotos sin color. La verdad suele tener sus vericuetos y no contarla del todo presume una mentira, porque la verdad a medias no tiene el peso de la sinceridad. Es por ello que la Historia argentina contada de oído pierde credibilidad, discrepa la coincidencia de la afirmación de los hechos. Y urge la necesidad de pregonar esa biografía en propias palabras. El “Nunca Más”, de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CoNadeP), es un testimonio de ello. Y a pesar de los 48 años que nos separan de aquellos días nefastos, que se cumplen hoy, la sociedad no se distancia de su historia. Todavía es un pasado reciente y, es necesario el recuerdo. La dictadura, el proceso, terrorismo de Estado, represión, gobierno de facto, son palabras de lastre ya áridas pero la remembranza tiene que ser fértil e inalterable. Por ello la técnica retórica de la demonización de la Historia, del terror como estrategia, fue condenada. En el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, como sociedad y junto a los movimientos de Derechos Humanos, reconstruyamos el árbol genealógico del período oscuro del país, enseñemos a interpretarlos a las nuevas generaciones sin miramientos políticos, porque el tiempo histórico nos lo demanda. Y porque la verdad se escribe sin ideología.