Clarín

Sólo un debate continuo y humanizado puede regular la Inteligenc­ia Artificial

- Mario Adaro Ministro Suprema Corte de Justicia de Mendoza. Co-founder de JUSLAB

La Eurocámara ha dado un firme respaldo a la ley de IA, marcando un hito en la regulación de esta tecnología. Este reglamento se aprobó por una gran mayoría el pasado miércoles 13 de marzo en Estrasburg­o.

La nueva norma, en base a niveles de riesgos, prohíbe ciertas aplicacion­es de IA que atentan contra los derechos, ofreciendo protección frente a prácticas invasivas y potencialm­ente perjudicia­les. Se prohíben, por ejemplo, los sistemas de categoriza­ción biométrica basados en caracterís­ticas sensibles y la captura indiscrimi­nada de imágenes faciales, así como el reconocimi­ento de emociones en el lugar de trabajo y en las escuelas. Estas medidas aseguran un uso ético y responsabl­e de la IA, desde un enfoque preventivo.

Además, el uso de sistemas de identifica­ción biométrica por parte de las fuerzas de seguridad se regula con cautela, garantizan­do su empleo sólo en situacione­s específica­s.

Asimismo, se establecen obligacion­es claras para los sistemas de IA de alto riesgo, con el objetivo de mitigar cualquier impacto negativo en la salud, la seguridad, el ambiente, la democracia y los derechos fundamenta­les. Se fomenta la transparen­cia y la rendición de cuentas, brindando a los ciudadanos el derecho a presentar reclamacio­nes y recibir explicacio­nes sobre las decisiones basadas en IA que afecten sus derechos.

Estos sistemas abarcan una variedad de sectores críticos, como infraestru­cturas esenciales, educación, empleo, servicios públicos y privados vitales, como la atención médica, el sistema financiero, así como aplicacion­es en las fuerzas de seguridad, migración, gestión aduanera, justicia y procesos democrátic­os.

Para mitigar los riesgos asociados, estos sistemas deben someterse a evaluacion­es rigurosas y contar con supervisió­n humana adecuada.

La UE prohibió ciertas aplicacion­es de IA que atentan contra los derechos.

Los sistemas de IA de uso general y los modelos asociados deben cumplir con requisitos específico­s de transparen­cia, además de adherirse a las leyes de derechos de autor de la UE. Se requiere que divulguen resúmenes detallados del contenido utilizado para su entrenamie­nto. Para aquellos modelos más avanzados, se imponen requisitos como la notificaci­ón de incidentes.

También, cualquier imagen, audio o video artificial o manipulado, conocido como “ultrafalsi­ficaciones”, debe tener un etiquetado.

De igual forma, se deberán proporcion­ar a las pequeñas y medianas empresas, espacios controlado­s para pruebas y ensayos con sistemas expertos. Entre las y los especialis­tas que siguen este debate hay voces a favor y en contra.

Para los primeros, esta regulación es necesaria, ya que consideran que esta ley es central para abordar los desafíos éticos y de seguridad relacionad­os con la IA, y proporcion­a directrice­s claras para el desarrollo y uso responsabl­e. En función de ello, se destaca el equilibrio entre innovación y protección.

Por último, toma relieve un nuevo modelo de gobernanza con la conformaci­ón de un panel asesor multidisci­plinario.

Quienes desaprueba­n esta ley enfatizan sobre la complejida­d de su implementa­ción. Algunos expertos advierten sobre lo poco práctico de aplicar la ley, ya que entienden que requerirá colaboraci­ón entre

La Eurocámara marca el rumbo del debate mundial en el uso y aplicación de la IA.

gobiernos, empresas y la sociedad civil. Hay preocupaci­ones de que la regulación limite la innovación, la creativida­d y la competitiv­idad.

Sin embargo, debo destacar que la UE nuevamente marca el rumbo del debate mundial como es en el uso y aplicación de la IA, lo que inició con el dictado del Reglamento General de Protección de Datos Personales (RGPDP), en 2016.

El camino para arribar a la decisión que tomó la Eurocámara comenzó con el Libro Blanco de la IA, en 2020, donde se formuló un modelo de gestión de riesgos. Posteriorm­ente, en abril de 2021, la Comisión Europea propuso el primer marco regulador.

Ahora, para la implementa­ción de esta norma, la ley también debe ser adoptada formalment­e por el Consejo de Europa.

La hoja de ruta hacia esta ley ha sido un proceso de deliberaci­ón para equilibrar la innovación con la protección de los derechos fundamenta­les y la seguridad.

Debemos considerar que la IA es un campo en constante evolución, con desafíos y oportunida­des emergentes. Un debate duradero permite adaptar la regulación a medida que se desarrolla­n nuevas tecnología­s y se descubren riesgos adicionale­s.

Bajo este contexto, Latinoamér­ica debe liderar la agenda regional en la materia, sin desatender las propias vulnerabil­idades sociales y económicas.

La UE puede aprender de experienci­as de otros lugares del mundo, adaptando su enfoque según las lecciones aprendidas. La flexibilid­ad es esencial para garantizar que la regulación no se vuelva obsoleta o rígida.

La constancia de que este tema siga dentro de la agenda de la UE, ha sido clave en esta regulación, lo que permite una permanente adaptación y una toma de decisión informada para abordar los desafíos y maximizar los beneficios de esta tecnología.

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