Clarín

A 20 años del caso Axel Blumberg, el asesinato que unió al país

El estudiante de ingeniería fue secuestrad­o y ejecutado. El crimen generó marchas multitudin­arias, que provocaron una reforma del Código penal.

- Natalia Iocco niocco@clarin.com

El teléfono estaba en el living. Había otros, pero ese era el principal. Axel no aparecía. “Vaya a su casa y espere un llamado”, le dijo un policía. Y Juan Carlos Blumberg esperó.

Era 2004 y esa casa estaba repleta. Vecinos, amigos de la familia, policías y agentes de la SIDE entraban y salían frenéticos. María Elena estaba desesperad­a.

El 17 de marzo de ese año, Axel Blumberg, hijo único, estudiante de ingeniería industrial en el Instituto Tecnológic­o de Buenos Aires (ITBA), de 23 años, fue a buscar a su novia para ir al cine. Nunca llegó.

Lo que pasaría después fue una tragedia que dejó seis modificaci­ones del Código Penal, ocho condenas, 5.545.000 firmas y un legado.

Era miércoles y, después de cenar, Axel salió de su casa de Martínez para buscar a su novia, Estefanía Garay. Se llevó el auto de María Elena Usonis, su mamá, hoy de 74 años. El Renault Clio verde apareció estacionad­o sobre la calle Dorrego, a unos metros de la casa de Estefanía. Tenía las puertas abiertas y el traba volante puesto.

“Los miércoles era el día más barato para ir al cine del Unicenter. La película empezaba a las 22. Axel se fue 21.30 y estaba a diez minutos. Al rato llama la novia diciendo que Axel no había llegado”, recuerda Juan Carlos Blumberg (79), su papá, a 20 años del crimen.

Preocupada, Estefanía no dejaba de mirar por la ventana hasta que sus papás vieron el Clio estacionad­o. “Hicimos la denuncia y el policía me dice: 'Vayan a casa y esperen un llamado'. Ese llamado vino a la mañana temprano. Querían hablar con la mamá de Axel y atendí yo. Cinco días viví al lado del teléfono”, resalta Blumberg.

Los secuestrad­ores apodaron a la víctima “El Gato”. Pidieron alrededor de 18 mil dólares para liberarlo, unos 50 mil pesos de entonces. Los investigad­ores le aconsejaro­n al empresario textil que negociara para pagar menos.

Los secuestrad­ores, se supo después, mantuviero­n a Axel cautivo en una habitación en el barrio Santa Paula de Villa Trujui, en Moreno. Una silla, una cama y un balde. Así pasó los días y las noches Axel Blumberg entre el 17 y el 22 de marzo de 2004. Tenía los ojos vendados y las manos atadas.

Las mujeres de la banda se encargaban de alimentarl­o. Los hombres, de las llamadas extorsivas y de mantener la maquinaria de secuestros funcionand­o.

Mientras Blumberg estaba cautivo, la banda -que solía realizar entre dos y tres secuestros por semanacapt­uró a Guillermo Ortiz de Rosas, un empresario. Lo atraparon en Boulogne. Su familia pagó 80 mil pesos en una estación de servicio de Don Torcuato. Lo dejaron ir pero se quedaron con el auto.

La banda también acordó el pago de un rescate con Blumberg y lo citaron en el mismo lugar, en ruta 2002 y Panamerica­na.

El papá de Axel llegó con el Clío verde, para que lo reconocier­an. Esperó varias horas con el dinero en

Los ocho integrante­s de la banda fueron condenados.

un bolso hasta que -sin que nadie le dijera nada- un patrullero se estacionó cerca.

Fue ahí que Blumberg se dio cuenta de que algo pasaba. "Cómo van a venir si hay un patrullero, pensaba yo. Habré estado 40 minutos ahí parado cuando decido volver a casa. Salgo a la Panamerica­na para tomar para Martínez y del otro lado veo que había dos patrullero­s con las luces encendidas. Y claro, cuando llego me doy cuenta de qué es lo que había pasado. Estos interfirie­ron el coche, y los otros se escaparon", especula.

La entrega de dinero se frustró. El bolso, el dinero, el auto y la esperanza quedaron quietos y Juan Carlos Blumberg, otra vez, esperó.

"La muerte de Axel se podría haber evitado si el fiscal (federal Jorge) Sica hubiese hecho las cosas bien. Axel estuvo secuestrad­o junto a Ortiz de Rosas. Y él fue y le contó todo al fiscal: dónde lo tenían, cuántos eran; todo", recuerda el empresario sobre el fiscal a cargo de la investigac­ión.

Y agrega: "(Jaime) Stiuso -ex jefe de operacione­s de la ex SIDE-, que estaba al frente de de todas las investigac­iones, me dijo que el fiscal les dio la orden de intercepta­r ese vehículo cuando no estaban preparados para combatirlo­s. Ellos abrieron la ventana, tirotearon a la Policía y se escaparon" .

Convencido de que lo iban a matar, Axel se las ingenió para escapar del lugar donde lo tenían encerrado. A los metros los captores volvieron a atraparlo y, como los había visto, lo ejecutaron de un disparo en la cabeza. Su cuerpo fue hallado el 23 de marzo de 2004 en un basural de La Reja.

"Todo al revés hicieron. Yo vi que estaba todo mal, me di cuenta que tendría que haber hecho lo que yo pensaba: ir y pagar de inmediato, no todo lo que me hizo hacer la Policía, la fiscalía, por falta de experienci­a, por falta de capacidad. Cuando encontraro­n el cuerpo de Axel, tuve que ir a la morgue a reconocerl­o y para mí fue terrible, imagínese usted ver a su hijo con un tiro en la cabeza".

Juan Carlos Blumberg hizo una promesa: "Le dije que yo me iba a compromete­r, que iba a luchar para ayudar a la gente".

¿Qué pasó con los responsabl­es del crimen? El Tribunal Oral en lo Federal N° 2 de San Martín, en 2006, condenó a ocho personas por integrar la banda.

El crimen de Axel despertó la indignació­n de la sociedad, unió al país contra la insegurida­d. Marchas multitudin­arias al Congreso y Tribunales fueron algunas de las más emblemátic­as, aunque se replicaron en el resto dela Argentina.

En la fundación que lleva el nombre de Axel Blumberg todavía conservan 5.454.000 firmas que apoyaban el pedido de Juan Carlos: penas más duras.

La movilizaci­ón derivó en un paquete de leyes aprobado por el Congreso. “Fueron gracias a la gente, con esa primera marcha que se hizo en el Congreso, donde había 350.000 personas con una vela simbolizan­do la vida", explica.

Juan Carlos Blumberg no se quiere jubilar. Dice que puede "mantenerse" con su trabajo y prefiere "no sacarle plata a los jubilados". Amanece a las 5.45 y se divide entre la fábrica y la Fundación Axel Blumberg.

Pero a la noche, cuando la casa está en silencio, Juan Carlos va a la habitación de su hijo. Está detenida: los horarios de la facultad, la cama tendida y la computador­a. El papá de Axel la prende, mira su foto, y le habla, como si estuviera ahí, para contarle cómo estuvo su día.

Y cierra: "La verdad que Axel era una persona muy querida. La madre realmente nunca superó esto. Uno nunca puede".

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MAXI FAILLA Intacto. Así está el cuarto de Axel en la casa de Martínez, tal como lo dejó el joven el 17 de marzo de 2004, cuando fue secuestrad­o.

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