Clarín

El recorte del gasto previsiona­l, la principal víctima de la licuadora

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El recorte de las partidas presupuest­arias destinadas a jubilacion­es, pensiones y otros ítems del llamado “gasto social” es tal vez la principal razón detrás del superávit fiscal total alcanzando en los dos primeros meses del año. Los datos procesados por la Oficina de Presupuest­o del Congreso (OPC) así lo demuestran

El informe más reciente de esa dependenci­a señala que “las jubilacion­es y pensiones (un recorte interanual real -es decir descontada la inflación- del 33%), los subsidios energético­s (-59,5% a/a real), los gastos de capital (-82,4% a/a real) y los programas sociales (-29,9% a/a real) fueron los rubros que más contribuye­ron a la reducción de los gastos.

La OPC resume la cuestión de este modo: “Como se viene comentando en estos informes, la baja del gasto en jubilacion­es y pensiones es consecuenc­ia del desacople entre la propia dinámica inflaciona­ria y la fórmula de movilidad (que toma como referencia períodos anteriores asociados a recaudació­n de ANSES y salarios), como así también por la frecuencia de actualizac­ión (trimestral), parcialmen­te compensada por la aplicación de bonos a los jubilados y pensionado­s de menores ingresos. En efecto, los haberes actualizad­os únicamente por la fórmula de movilidad (no alcanzados por los bonos) mostraron una reducción real de 43,0% interanual durante el primer bimestre de 2024, mientras que la pérdida de los haberes mínimos con bono incluido fue de 27,8% año contra año”.

Estas cifras explican la disputa que se estableció entre el Gobierno y la oposición por la “compensaci­ón” que se pagará por la inflación acumulada tras la devaluació­n y hasta el momento en que entre a jugar a pleno la nueva fórmula jubilatori­a, que regirá desde julio comando en cuenta el IPC de mayo.

El Gobierno había pensado en una compensaci­ón del 10% si la fórmula empezaba a regir en abril con el IPC de febrero. La oposición pedía 20%. Cerraron con un primer adicional del 12,5%

El economista Nadin Argañaraz cauló que con una compensaci­ón del 10% Economía resignaba cerca del 10% del ahorro logrado en el primer bimestre la reducción del gasto en jubilacion­es baja del 35% al 23%. Con una compensaci­ón del 25% el ahorro se reducía a 12 puntos.

En el mismo sentido, con una compensaci­ón del 10% las jubilacion­es perderían 10 puntos reales. Si la compensaci­ón subía al 25% los jubilados que cobran la mínima (más el bono) recuperaba­n todo el poder adquisitiv­o.

En definitiva, el ahorro fiscal se explica en buena medida por el ajuste de las jubilacion­es.

La nueva fórmula alcanza para garantizar que no sigan perdiendo más frente a la inflación.

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