“Buscamos garantizar una cultura sin censuras ni prejuicios”
Gennaro Sangiuliano, ministro italiano de Cultura, visita el país para inaugurar una muestra. Su mirada sobre la corrección política.
El ministro italiano de Cultura Gennaro Sangiuliano llegó al país para afianzar los lazos entre ambas naciones. Con ese objetivo, participará hoy de la inauguración de la exposición fotográfica L’influenza italiana nel patrimonio architettonico di Buenos Aires. Horas antes, dialogó con Clarín Cultura sobre los ejes de la política del gobierno de la premier Giorgia Meloni y descartó el uso del concepto “batalla cultural”: “Estamos demostrando con hechos que el Gobierno de Meloni pretende garantizar una cultura abierta y plural en Italia, sin censuras ni prejuicios. Lamentablemente no ha sido así en el pasado reciente, con la dictadura del pensamiento único y de lo políticamente correcto”, expresó.
La exposición, basada en el contenido del libro homónimo publicado por la Embajada, ofrece un panorama fotográfico de algunos edificios emblemáticos de Buenos Aires proyectados por arquitectos italianos.
-Hay dos palabras frecuentes en su discurso y en el de la Primera Ministra Giorgia Meloni: modernización y modernidad. ¿Qué valores representan estas palabras en el contexto italiano del siglo XXI?
-Estas dos palabras clave no se refieren exclusivamente al proceso, aunque fundamental, de modernización tecnológica y de la infraestructura de Italia, sino que adquieren un significado más profundo enraizado en los valores fundacionales de nuestra identidad nacional. Modernizar significa innovar y mirar al futuro sin miedo, preservando al mismo tiempo nuestro pasado, nuestras raíces, nuestra cultura. Modernización, por lo tanto, respetando las tradiciones, la historia y el patrimonio cultural de la nación. Creo que sigue siendo válido, sobre todo hoy, lo que escribió el escritor y periodista italiano Giuseppe Prezzolini: “El progresista es el hombre de mañana, el conservador el de pasado mañana, porque innova la sociedad salvaguardando sus valores fundacionales”. La protección y la promoción del patrimonio cultural son fundamentales para preservar la identidad de un pueblo. Y, desde luego, no se moderniza una sociedad borrando trazos de su historia que no se ajustan a las modas del momento o a la dictadura de lo “políticamente correcto”, como desgraciadamente ocurre cada vez con más frecuencia en Occidente.
-¿Utiliza el concepto de “batalla cultural”?
-No me gusta el concepto de “batalla cultural” y rechazo la idea de que una clase política en el poder afirme su propia “hegemonía cultural”, retomando un concepto desarrollado por el filósofo italiano Antonio Gramsci. Soy liberal y creo, basándome en las enseñanzas de Benedetto Croce, que debe existir la máxima libertad y pluralismo y que las ideas deben poder convivir y confrontarse en sano diálogo y confrontación, dejando a cada cual la oportunidad de hacer su propia síntesis. Estamos demostrando con hechos que el gobierno de Meloni pretende garantizar una cultura abierta y plural en Italia, sin censuras ni prejuicios. Lamentablemente no ha sido así en el pasado reciente, con la dictadura del “pensamiento único” y de lo “políticamente correcto”.
-¿Será posible evitar los atentados contra obras maestras del patrimonio italiano?
-Los repetidos ataques de los llamados “eco-vándalos” al patrimonio cultural italiano merecen la condena unánime de la sociedad civil italiana e internacional. Se trata, en efecto, de acciones desconsideradas por parte de quienes, mientras afirman querer defender el planeta, dañan importantes monumentos que también forman parte del hábitat natural de la humanidad, construido a lo largo de siglos de historia, como sostenía el filósofo Aristóteles. Los estudiosos hablan de antropización del paisaje: quien golpea un monumento es como si golpeara la naturaleza de ese lugar. No hay que tener una actitud condescendiente, mucho menos de complacencia, con los “eco-vándalos”. El Parlamento italiano, bajo mi propuesta, aprobó recientemente una ley que establece un principio cardinal: quien cause daños al patrimonio cultural y paisajístico está obligado a pagar de su propio bolsillo el coste de su restauración. Una regla de sentido común contra el fanatismo ecológico. Por lo demás, soy el primero en apoyar el compromiso con la defensa del planeta y la conciencia sobre el cambio climático.
-El Ministerio de Cultura italiano dispone de un presupuesto que le permite idear y ejecutar numerosos proyectos. ¿Cuáles son los más importantes de este año?
-El Ministerio de Cultura italiano cuenta con un importante presupuesto dedicado a cumplir las tareas que le encomiendan la Constitución y las leyes del Estado italiano: la protección del extraordinario patrimonio histórico y cultural de la Nación y la promoción de la cultura. Estamos trabajando para garantizar que estos fondos se empleen bien, con eficacia y transparencia, eliminando (¡con la motosierra!) algunos despilfarros del pasado, mejorando los servicios culturales para los ciudadanos y apoyando a las empresas culturales y creativas. Un proyecto estratégico es la reconversión del “Albergo dei Poveri” de Nápoles, uno de los mayores edificios de Europa abandonado desde hace unos cincuenta años, que estamos transformando en una gran infraestructura cultural que albergará un museo, una moderna biblioteca, departamentos universitarios y lugares de encuentro para los jóvenes. Estamos construyendo nuevos museos para albergar miles de obras de nuestro patrimonio artístico, que ahora no encuentran espacio a pesar de ser obras maestras de nivel mundial. Por ejemplo, las Galerías Uffizi tendrán dos sedes más en prestigiosas Villas cerca de Florencia.
En Milán inauguraremos en diciembre un edificio que albergará la sección de arte contemporáneo de la Pinacoteca di Brera. Y en San Casciano dei Bagni, Toscana, estamos creando un nuevo museo para exponer las maravillosas estatuas de bronce de más de dos mil años de antigüedad recientemente descubiertas. Son muchos los proyectos de protección y valorización del patrimonio cultural italiano. Pienso en el rescate de la Villa-museo del compositor Giuseppe Verdi; en las campañas para el reconocimiento del canto lírico y de la cocina italiana como patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO; en las intervenciones de apoyo a los carnavales históricos y a las manifestaciones de la tradición popular, que cuentan nuestra historia. Por último, estamos invirtiendo en la promoción del cine y del contenido audiovisual, las formas de arte más populares hoy en día. Los estudios cinematográficos de Cinecittà están volviendo a la época dorada de la “Dolce Vita” gracias a las grandes producciones de Hollywood. El Ministerio de Cultura apoya a los numerosos talentos italianos en la producción y promoción de sus obras.
-¿Qué posibilidades hay de generar o hacer crecer un puente cultural con la Argentina?
-Italia y Argentina ya tienen muchos puentes culturales, construidos por los millones de italianos que se trasladaron a este hermoso país en los siglos XIX y XX y por sus descendientes. Pienso, por ejemplo, en la historia familiar del Papa Francisco, con quien he tenido el honor de reunirme en algunas ocasiones y a quien daré la bienvenida a la Bienal de Venecia dentro de unas semanas. Yo también tengo parientes cercanos en Argentina. Creo que ante todo debemos valorar este extraordinario patrimonio sociocultural que nos une. Sobre la base de estos lazos, debemos escribir nuevas páginas en la historia de la amistad entre nuestras naciones, creando y desarrollando colaboraciones en los ámbitos del cine, el espectáculo, la música, la edición, el arte. Tras la visita del presidente Milei y su cordial encuentro con el presidente del Consejo de Ministros Meloni, vine a Buenos Aires para dar un fuerte impulso a nuestras relaciones culturales. Consideramos que Argentina es un gran semillero de cultura contemporánea y en Buenos Aires el Estado italiano tiene el único teatro público fuera de las fronteras del país, el Coliseo: están dadas las mejores condiciones.w
* La entrevista completa, en clarin.com