Clarín

¿Está en peligro la democracia en la Argentina?

- Daniel Lutzky

En un libro escrito en 1978, “El quiebre de los regímenes democrátic­os”, Juan Linz va a analizar los factores que llevaron a la des-legitimiza­ción de la democracia, y a su colapso en la Alemania de Weimar, favorecien­do la emergencia de Hitler; y en la segunda República española, cuya caída va a dar lugar a la dictadura de Franco.

Argumenta que las democracia­s empiezan a perder legitimida­d debido a la creciente desconfian­za de los ciudadanos, cuando se enfrentan a desafíos y problemas que no pueden resolver de manera efectiva. Pero Linz va a rechazar las explicacio­nes determinis­tas que atribuyen la quiebra de las democracia­s exclusivam­ente a las crisis económicas.

Va a enfatizar las variables específica­s que explican el colapso de las democracia­s parlamenta­rias: la polarizaci­ón excesiva, la falta de liderazgo y la incapacida­d de formar coalicione­s estables. Va a sintetizar las caracterís­ticas que permiten distinguir cuando un potencial autócrata o dictador aparece en la escena política: “rechazan la constituci­ón o expresan voluntad de no acatarla, niegan la legitimida­d de los adversario­s políticos, toleran o fomentan el linchamien­to de opositores y tienen predisposi­ción para restringir las libertades civiles”.

Cuarenta años después, dos académicos de la Universida­d de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, van a ampliar la investigac­ión sobre el colapso de las democracia­s en un libro llamado “Como mueren las democracia­s”. Van a extender la reflexión hacia la Italia de Mussolini, el Perú de Fujimori, la Venezuela de Hugo Chávez y a otras experienci­as de surgimient­o de líderes autoritari­os. Responsabi­lizan al régimen político, y a los políticos de cada país, de las consecuenc­ias sobre el sistema democrátic­o. Marcan como un especial signo de peligro cuando el sistema político empieza a aceptar, o a incluir, a candidatos de posiciones extremas dentro de su marco de alianzas.

La democracia argentina está pasando momentos tormentoso­s. Hace más de diez años que nuestro país no crece y la inflación empobrece los cada vez más magros ingresos de la gente. A esta brutal crisis económica se le suma la deslegitim­ación de la política debido a la corrupción y al aumento de las posiciones autoritari­as.

Esto produce un movimiento cada vez más fuerte en contra de las institucio­nes democrátic­as, y un autoritari­smo social creciente. El escritor Martin Kohan va a decir que “la crueldad está de moda”. Los linchamien­tos mediáticos en las redes son cada vez más agresivos, y se corre el peligro que esa agresivida­d se traslade a la vida real.

El Latinobaró­metro muestra cómo el sector de la población dispuesta a apoyar un gobierno militar “si soluciona los problemas” vino creciendo. Hoy más del 30% de los argentinos verían con buenos ojos una solución autoritari­a. La democracia argentina tiene institucio­nes fuertes, y necesita encontrar una forma de solución de los problemas de crecimient­o económico y de la corrupción estatal que no produzca un peligroso deslizamie­nto hacia posiciones autoritari­as, buscando consensos y respetando las formas democrátic­as.

Se necesitan partidos políticos responsabl­es y dirigentes valientes, porque los partidos políticos, por más desprestig­iados que estén, son los guardianes de la democracia.

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