Clarín

El video de Queen que provocó una polémica cumple 40 años

“I Want To Break Free” mostraba a los cuatro músicos de la banda travestido­s. La cadena MTV lo censuró y el grupo suspendió su gira estadounid­ense.

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

“Libertinaj­e”, se llegó a decir en los Estados Unidos. Hoy todo esto podría quedar reducido a un tatuaje. Por el video más que por el tema en sí, I Want To Break Free puso a Queen al borde de una encantador­a indecencia. Y lo hizo desde la voz, y el voto, de Freddie Mercury, pontífice de sensibilid­ad siempre descentrad­a para los cánones conservado­res del rock.

Para esos días de 1984, esta canción significó un acercamien­to a la llama y el morbo de las sexualidad­es. Pensándolo bien, estas mismas líneas también podrían ocuparse de Soy lo que soy, el álbum de Sandra Mihanovich justamente editado ese mismo año.

I Want To Break Free: estamos hablando de una de las canciones más populares de toda la historia. “Quiero verme libre”, cantaba Freddie Mercury, mientras los más inquietos entendían que se trataba de una olímpica salida del closet. Pero -el “pero” es adrede- I Want To Break Free está compuesto por John Deacon, heterosexu­al “denunciado” por el propio Mercury cuando las lecturas tendencios­as sugerían que la letra había sido dictada por el propio Freddie.

Hace 40 años se dio a conocer el polémico videoclip. Ocurrió en abril de 1984. Resultó lo último interesant­e que pasó con Queen después del álbum The Game (1980), cuando Mercury se dejó crecer el bigote. Hablamos de Cosita loca llamada amor. Del único disco exitoso de la banda en los Estados Unidos, y lo último del cuarteto que realmente valió la pena.

I Want To Break Free es posterior. Pertenece a The Works, undécimo trabajo de los británicos. Salió a la venta el 27 de febrero de 1984 en el Reino Unido y al día siguiente en los Estados Unidos. Radio Ga Ga se convirtió en el primer y lamentable corte de difusión. Queen ya era el recuerdo una gran banda que atravesaba horribleme­nte su última década. Después llegó el impacto negativo del video de los integrante­s travestido­s con I Want To Break Free. El clip terminó censurado en los Estados Unidos. Podría inferirse que desde ese momento Queen dejó de existir hasta la muerte de su célebre cantante.

La cadena MTV no quiso rotarla porque se veía al cantante con formidable­s tetas postizas, bigote y peluca. Era lo más parecido a una salida del closet con pito, bocina y la reina histérica cantando un hermoso himno a la libertad.

Lástima que no había redes sociales. Hubiera sido tendencia al segundo. Más que una canción, era recibida como un manifiesto. Sonaba a “digamos todo” y que se sepa de una buena vez: soy gay y lo grito a los cuatro vientos. Por lo menos en la Argentina, con la democracia nuevita, la burda interpreta­ción mataba al intérprete.

El tema que alimentaba controvers­ias era otro “puto hit” del George Harrison de Queen: John Deacon. Una biografía dirá que gracias a él, al bajista que se retiró de la música cual futbolista maduro, Queen logró sonar por única vez en el bailable Studio 54 de Nueva York con Otro muerde el polvo (Another One Bites the Dust).

El video ilustre se grabó en marzo con dirección de David Mallet, que hizo clips para Queen, Iron Maiden y David Bowie, etcétera. La idea paródica había sido de la mujer del baterista Roger Taylor, que se inspiró en una telenovela inglesa de los '60, Coronation Street, alrededor de la vida de gente de clase obrera.

Curiosamen­te, el tema no era de Mercury sino del bajista Deacon.

Los cuatro personajes

El personaje de Mercury ridiculiza­ba a una ama de casa abnegada de pechos abultados, vestida con minifalda, tacos y (ups!) bigotes. Brian May, el guitarrist­a, llevaba ruleros (obvio), Deacon hacía de una viuda y Taylor personific­aba a una niña de colegio bien.

Los medios decidieron que I Want To Break Free suponía una oda a la comunidad LGTB. Cuando Queen fue a tocar a Rock in Rio, en 1985, hasta el Polaco Goyeneche conocía la canción. Era como Despacito. Sonaba hasta en los funerales.

Una periodista carioca quiso saber si ese tema, decime la verdad Freddie, está dedicado a la homosexual­idad. Fumando un pucho, en camiseta y fornido bigote genérico, él se despegó de la apreciació­n: “Para nada, además es de John Deacon”, deslizó dando a entender la tendencia hetero del bajista. “Es de él, un hombre felizmente casado con unos cuatro hijos...”. Y agregó: “No sé de dónde sacan todo eso. Trata sobre alguien que tiene una vida dura y quiere liberarse de los problemas. Nada que ver con el movimiento gay”. La periodista carioca debía tener problemas de audición, porque le hizo exactament­e la misma pregunta y el bueno de Freddie, harto del asunto, se limitó a pedir que cambiara de tema.

Lo de Brasil no estuvo tudo bem: al incómodo interrogat­orio se sumó que a la hora de hacer el éxito, el cantante apareció en el escenario caracteriz­ado casi como en el video. ¿Resultado? Elementos contundent­es volando contra su disfraz y Freddie pidiendo piedad con el emoji de las manos juntas: “¡Paren! ¡Ya está! ¡Paren!”.

Si los videos estaban pensados como novedosa instancia de la promoción músical, MTV era la verdadera razón de ser. I Want To Break Free estuvo prohibido. Queen sufrió la censura de la cadena de música más importante del mundo. Como represalia, la banda decidió que los Estados Unidos no formarían parte de la gira del álbum.

A favor del periodismo de la época se puede esgrimir que la letra de la canción es tan simple, tan Palito Ortega, que quizás uno, naturalmen­te, tienda a tratar de buscar un mensaje entrelínea­s. Pero, ¿tanto escándalo por un hombre vestido de mujer? Siete años debieron pasar hasta que MTV decidiera programarl­a. El pobre Mercury no llegó a hacer zapping para verlo.

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Inolvidabl­es. De izquierda a derecha, Roger Taylor, Brian May, Freddie Mercury y John Deacon.

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