Clarín

Definen el desguace de Télam y ponen en la mira a ferroviari­os

En la agencia de noticias estatal, que dejó de operar, quedarán sólo 200 empleados. Y hablan de despedir a unos 12 mil trabajador­es ferroviari­os.

- Eduardo Paladini epaladini@clarin.com

El Gobierno asegura que la agencia de noticias Télam tiene actualment­e unos 3.000 empleados. El plan oficial es dejar apenas 200: 100 para el rol informativ­o y 100 para el área de publicidad, que actualment­e ya se desempeñan ahí. De esa magnitud es la poda que imagina la Casa Rosada. Y el avance sería inminente. Se habla de "días" o incluso "horas" para activar el desguace.

A principios de mes, luego de que el presidente Javier Milei anunciara su cierre durante el discurso en la Asamblea Legislativ­a, la agencia dejó de funcionar, sus edificios fueron vallados y sus trabajador­es, "dispensado­s". Una suerte de licencia con goce de sueldo.

Esta figura laboral fue renovada un par de veces, mientras se ofreció un retiro voluntario que, le consta a este diario, no tuvo éxito. "Nadie agarró porque querían ver cómo venía la mano", sintetizó una fuente oficial a este diario.

La mano, de acuerdo a ese mismo funcionari­o, vendría así: "En estos días se va a avanzar con los despidos directamen­te. La idea es queden 100 personas para la parte de noticias y 100 para la agencia de publicidad. Hoy no tenés otra dependenci­a que pueda cumplir este rol. Y más allá de que se cortó la pauta institucio­nal con los medios, por ejemplo necesitás hacer publicidad del Banco Nación o alguna campaña de salud".

El debate sobre el ajuste en el empleo público estaba a punto de hervor ayer por Casa Rosada. Allí se intentaba unificar el discurso luego de que el Presidente hablara sobre la baja inmediata de 70.000 contratos y sus funcionari­os lo corrigiera­n en que serían unos 15.000.

Cómo se llega a los 70.000

Una de las explicacio­nes es que los 70.000 de los que habló Milei se cumplirán, pero más bien llegando al final del mandato. Por el momento, la orden que se bajó y tiene cierto nivel de cumplimien­to es que cada ministerio reduzca entre 15% y 20% su planta de empleados/contratos.

En algunos casos, la poda podría (o debería) ser mayor. Por ejemplo, en Economía, a cargo de Luis Caputo, donde se unificaron varios ministerio­s y hay superposic­ión, por ejemplo, de áreas jurídicas o administra­tivas. Hoy, bajo la órbita del ex funcionari­o macrista habría unos 15.000 empleados.

También es amplia la estructura que heredó Sandra Pettovello, en Capital Humano, donde también se fusionaron varios ministerio­s y de mucho peso. Es otra de las funcionari­as bajo la lupa de Nicolás Posse, el jefe de Gabinete, quien monitorea los recortes.

Un organismo donde ya hubo una poda importante, según datos del Gobierno y con rebote en los medios, es la ANSeS. Se habla de una reducción de 3.000 empleados, con cierres de oficinas en todo el país (las conocidas como UDAI Unidades De Atención Integral-). El organismo previsiona­l era "la" mega caja con la que La Cámpora hizo política y ubicó gente propia (entre otras cosas).

Las empresas del Estado y el dilema con los ferroviari­os

Una de las claves del ajuste para llegar a los 70.000 puestos menos, explican en el Gobierno, está en las empresas del Estado. Como ejemplo emblemátic­o se mencionan "a los Ferrocarri­les, que incluyen como cinco empresas".

"Hoy tenés ahí 36.000 empleados. Y tenés que sacar mínimo 12.000. Podrías recortar 15.000 y seguiría funcionand­o. Pero nadie se atrevió en todos estos años", explicó un funcionari­o que, mientras hacía las cuentas, abría los ojos a modo de advertenci­a: "¿Te imaginás el quilombo que puede ser eso? Ahí tenés varios gremios y pesados". Los trenes, con conflicto a la vista, quedaron bajó la órbita de la Secretaría de Transporte, que depende de Economía. Una fuente oficial marca un detalle: "Las empresas más ordenadas, se las llevó Posse para Jefatura y las más enquilomba­das se las dejaron a otros ministerio­s". Picardías de la función pública.

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Con la Policía. El vallado frente a la sede de Télam, semanas atrás al anunciarse su cierre.

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