“Los vi besándose”: habló la empleada del ingeniero asesinado en Pilar
Dijo que había un hombre en la casa y la golpeó. Reconoció robar.
Rosalía Paniagua (34) pidió declarar. El sábado fue detenida por el homicidio de Roberto Wolfenson (71), ingeniero asesinado en su casa del barrio La Delfina, Pilar. El martes decidió contar su versión y apuntó contra “Félix”, un supuesto vecino y amante de la víctima para despegarse. Lejos de beneficiarla, su declaración terminó por ubicarla en la escena. Además, confesó el robo del celular de la víctima y otros objetos.
Paniagua tiene dos hijos, entre ellos un bebé.
Había empezado a trabajar el 2 de febrero. Dijo haber llegado a la casa el 22, a las 8, tal como había registrado la seguridad. Entró por el lavadero y se cambió.“Después el señor me dijo que se iba a bañar (...) Entró a bañarse, no tardó mucho. Me fui a la cocina, me topé con un hombre que me dijo: ‘Hola, buen día ¿quién sos?’ Le contesté y me dijo: ‘Hoy te toca hacerme todo lo que yo te diga’. Le dije que sí, pensé que era su hijo, alguien de la familia, no le di importancia”, indicó.
Lo describió como “alto, de 1,80, más que el señor” y añadió que tenía “un jean color gris, zapatillas negras, remera negra con cuello tipo chomba” y que era de “piel trigueña, pelo no tan negro cortado a máquina”, no “llegaba a los 40 años, sin barba, con ojos claros, nariz ni grande ni chica, la cara media flaquita” y que “era lindo”. Sumó: “No tenía pinta de un trabajador del barrio, estaba limpito”.
“Cuando salí a buscar un trapo para limpiar la ventana, me asomé, en la puerta vi que se dieron un beso... Ellos no me vieron, yo los vi besándose... me quedé en shock”, relató y reconoció haber querido filmar la secuencia para mostrarle a la pareja del ingeniero. También dijo haberlos oído conversar sobre una presunta separación.
“El muchacho desde que llegué usaba guantes blancos de látex, los típicos de peluquería”, indicó. Dijo que esta persona de supuesto nombre “Félix” tenía “los guantes manchados de sangre y un cuchillo”.
Manifestó que estaba en un pasillo, entrando a la cocina y le “dieron un golpe en la cara”. Todo esto habría sido poco antes de que terminara su jornada laboral, a las 13.15. Ese detalle no es menor: quedó registrada saliendo alrededor de las 14, casi una hora después.
“Ahí tenía puesto el vestidito rosa. Estaba acostada en el piso atada, no sé si me manché el vestido. Sí que había sangre en el piso. Cuando me desperté, escuchaba al señor Roberto diciendo: ‘¡Basta Félix, basta Félix!’, como tres o cuatro veces”, apuntó. Después enfatizó que este presunto hombre le ofreció dinero a cambio de su silencio”. Según contó, como no aceptó la plata, el presunto agresor puso “un montón de cosas” en su mochila, entre ellas, el celular de la víctima.