Armenia “no puede esconder” sus diferencias con Rusia
Lo señaló en Buenos Aires el canciller armenio, Ararat Mirzokyan. Cercanías con la UE y cautela con la OTAN.
El canciller de Armenia, Ararat Mirzoyan, reconoció esta semana en una visita a Buenos Aires que “es imposible esconder los problemas que existen en la relación de su país con Rusia”, confirmó un acercamiento con Occidente, pero aclaró que si bien hay una interrelación con la OTAN, no tienen intenciones de sumarse a la Alianza Atlántica.
El disgusto de estos antiguos aliados se origina en la luz verde rusa a Turquía y su país satélite, Azerbaiyán, para avanzar militarmente sobre el enclave armenio de Nagorno Karabaj, un conflicto que tensionó el Cáucaso Sur.
El giro geopolítico preocupa a
Moscú. Hace pocos días estuvo en Ereván, la capital de Armenia, el secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg y el 5 de abril el premier armenio Nikol Pashinián se reunirá con el canciller Antony Blinken y la presidente de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen en Bruselas.
“Estas reuniones causan preocupación en Rusia, porque los representantes de EE.UU. y la UE dicen a nuestros socios que las dirigen contra Rusia”, dijo la vocera de la cancillería rusa, María Zajárova.
En declaraciones a un reducido grupo de periodistas, entre ellos Clarín, el canciller comentó que “según algunos analistas en medio del conflicto con Ucrania, Rusia buscó nuevas vías logísticas, y encontró la solución en la cooperación con Azerbaiyán y Turquía. Y en este escenario Karabaj sería el precio que había que pagar”. Agregó que “también hay analistas que consideran que la posición agresiva de Azerbaiyán es promovida por Rusia… Los hechos son los siguientes: en Nagorno Karabaj había una misión de paz rusa y la limpieza étnica se hizo sin su intervención”.
El funcionario señaló que hay obligaciones internacionales “escritas, ratificadas” en relación a los acuerdos de noviembre de 2020 que marcaron el alto el fuego mediado por Moscú en la zona del enclave armenio de Nagorno. Pero Azerbaiyán ignoró esos pactos y continuó su avance militar sin que los rusos intervengan e incluso actualmente su gobierno dinástico de la familia Alliev alude a un supuesto Azerbaiyán occidental, en referencia a derechos sobre el territorio soberano de Armenia.
La desconfianza hacia Baku no la ocultó el funcionario. “En las negociaciones se necesita un compromiso de ambas partes, si no, no se logra la paz. Lamentablemente no podemos asegurar que Azerbaiyán tenga la misma posición. Hay algunas cuestiones de base en las que las posiciones de ambas partes son muy distintas. Por ejemplo, el mutuo reconocimiento de las fronteras, y eso nos hace pensar que Azerbaiyán no dio vuelta la página y tienen futuros planes con nuestro territorio”, señaló.
“Nuestro deber es la seguridad de los ciudadanos y de la integridad territorial”, sostuvo Mirzoyan. Y explicó que cuando no se cumplen las obligaciones acordadas “la integridad de las relaciones bilaterales empieza a tener la necesidad de rever todo eso. Cuando los mecanismos de seguridad en vigor no funcionan, como sucedió en el ataque contra las fronteras de la República de Armenia, nos vemos obligados a considerar nuevos mecanismos de seguridad”.
En ese escenario aparece la novedad de la profundización de los vínculos con la UE que intervino en el grave litigio con Azerbaiyán. “Las fronteras están siendo monitoreadas por una misión civil de la UE. Después de ese monitoreo, el nivel de seguridad y estabilidad ha aumentado notablemente”, sostuvo. En ese sentido defendió que “Armenia está dispuesta a acercarse a la UE tanto cuanto la UE esté dispuesta a recibir a Armenia”.
Mirzoyan confirmó que “con la OTAN tenemos un formato definido de cooperación” detrás de la necesidad de reforzar las herramientas de defensa atento a lo que ha sucedido en la región. Pero aclaró que aunque “en nuestra agenda no está la intención de formar parte de la OTAN participamos en las misiones de paz de la OTAN, en Kosovo y en Afganistán”.