Clarín

El sueño cumplido de Pepe

- Adriana Santagati asantagati@clarin.com

Cuando José “Pepe” Zapata llegó de Perú hace casi 25 años, no se imaginó que iba a hacer historia. Y que esa historia la haría entre ollas y sartenes. Modesto, de hablar pausado, hoy Pepe se hace cargo del título que le cabe: el de ejemplo. ¿Por qué? Porque este cocinero de alma abrió un restaurant­e en el Barrio 31, lo convirtió en uno de los mejores de su estilo en la Ciudad, y ahora cumplió su sueño: rompió la frontera imaginaria y logró llevar su cocina a uno de los barrios porteños más glamorosos.

Si se hace una lista de los mejores restaurant­es de cocina peruana de Buenos Aires,

Las Palmeras tiene que estar. No hay lujos en este local ubicado en Perette 580 -la calle principal del Barrio Mugica-, pero sí una gastronomí­a exquisita, con productos de calidad, preparacio­nes tradiciona­les, presentaci­ones cuidadas y una relación precio-calidad imbatible.

Lo que hay, en el lema que completa el nombre, es una cocina con causa. No sólo la causa peruana, plato emblema de ese país, sino una causa que Pepe abrazó como cocinero y que es la que ahora -en este derrotero que comenzó como inmigrante, lo trajo a la 31 cuando era una villa y lo convirtió en un emprendedo­r de éxito- quiere continuar en el Las Palmeras, Cocina con Causa de Las Cañitas: el amor y la pasión por la cocina y la fidelidad a lo que uno cree.

José ahora pasa día y noche en el local de Soldado de la Independen­cia 1073, donde antes funcionó la sucursal de una famosa cadena de pizzerías que se mudó. La inauguraci­ón oficial se hace a principios de abril, pero desde el 9 de febrero el restaurant­e está operativo, todavía ajustando detalles. “Viene funcionand­o bien”, se entusiasma el cocinero.

Para entender el valor de que Las Palmeras esté también en el circuito gastronómi­co mainstream, hay que repasar la historia de Zapata, quien ya cocinaba en su Perú natal. Allí también trabajó como mozo y estudió electricid­ad y contabilid­ad. Pero lo suyo siempre fue la cocina. Cuando se vino a la Argentina, a fines de la década del 90, abrió con su hermano César el primer Las Palmeras en Hipólito Yrigoyen al 700.

Vino la crisis de 2001 y se lo llevó puesto.

Vecino del Barrio 31, hace unos nueve años un amigo lo convenció de alquilar un local. Pepe abrió en la calle Perette, antes de que arrancara el proceso de urbanizaci­ón en la entonces villa. Al principio costó, porque la gente del barrio pensaba que era un lugar caro. Sacó los manteles de las mesas y los vecinos empezaron a entrar.

La inauguraci­ón del Ministerio de Educación llenó los mediodías de clientes, empezó el boca a boca, el programa de Integració­n Barrio Mugica del Gobierno porteño organizó pop ups en el restaurant­e con chefs prestigios­os como Pedro Peña de Niño Gordo, y la fama de Las Palmeras creció exponencia­lmente, al punto que llegan comensales de afuera del barrio y que a veces hay que esperar para conseguir mesa.

Con el éxito, apareció la posibilida­d de abrir un Las Palmeras en otro barrio. Ese fue siempre el sueño de Zapata, como había contado en el Especial Clarín Revolución Gourmet en las Villas. Pero el inversor que lo quería llevar a Puerto Madero quería también que le cambiara el nombre al restaurant­e. El chef se negó.

La oportunida­d llegó ahora a través de una pareja de amigos argentinos de Susana, su esposa. Empezaron a buscar local y encontraro­n este de Las Cañitas que les gustó. Así, José, Susana, Nahuel y Maiara son los cuatro socios detrás de la primera sucursal de Las Palmeras Cocina con Causa.

Pepe dice que invirtió ahorros, pidió plata prestada, fue comprando las mesas, las sillas y el resto del equipamien­to con tiempo (“Compré mucho antes de las elecciones, porque sabíamos la que se venía”) y así, como siempre, a pulmón, abrió.

Un poco antes de tiempo, “para solventar algunos gastos porque no podíamos más. Vamos terminando algunas cosas que teníamos pendientes. Recién nos salió la habilitaci­ón para el deck y estamos poniendo las maderas”.

Ahora quiere hacerse conocido también en este barrio y que sus nuevos vecinos lo vengan a visitar. Cuenta que la carta es básicament­e la misma que en Retiro (están sus ceviches y causas fabulosos), pero con algunos ajustes a la zona. “Agregamos risottos y tenemos un poco de pesca más copada”, detalla. También hay una barra con cocktails de autor y clásicos, y por supuesto mucho pisco peruano.

¿Precios? Pepe cuenta que hizo un análisis de mercado con los restaurant­es peruanos que marca como su competenci­a, entre los que están algunos también reconocido­s como de los mejores de la Ciudad, para ofrecer una propuesta competitiv­a.

Y enumera: el ceviche está $ 16.000; el lomo salteado, $ 18.000; la chaufa, $ 12.500; un cocktail de autor, alrededor de $ 8.000. En Barrio Mugica, por una cuestión de lógica de costos de la locación, los platos son más económicos.

Abre todos los días de 12 a 24. Ya está diseñando estrategia­s de marketing para atraer clientes, como after office y ladies night.

“Ahora lo que queremos es que la gente nos vaya conociendo y después ir ampliando nuestra carta, con platos nuevos y menú de diferentes pasos como hacen otros chefs en Perú”, se entusiasma José, quien es una usina de proyectos: ya tiene en mente abrir otro restaurant­e, una pollería y parrillada peruana.

Pero cuando se para a mirar para atrás, concede que esta inauguraci­ón es para él un logro muy importante. Y sabe que también es un mensaje para sus miles de vecinos del Barrio 31.

“Salí de Perú con muchos anhelos de superación. A medida que fue pasando el tiempo me di cuenta de que podía lograr muchas cosas para mi familia y para el barrio también. Hay muchos que tienen esas ganas de aprender... Tienen que pensar: ‘Si él pudo, ¿por qué yo no?’”.

Y cierra sobre su nuevo restaurant­e: “Es un ejemplo de que las cosas se pueden lograr con esfuerzo, trabajo y perseveran­cia. Es un sueño que he cumplido hasta ahora y seguimos para adelante para ver si podemos seguir cumpliendo sueños”.

El cocinero peruano José Zapata logró llevar su restaurant­e de la ex villa 31 a Las Cañitas. “Es un ejemplo de que las cosas se pueden lograr con esfuerzo”, afirma.

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JUANO TESONE Ayer. Zapata en Las Palmeras de Barrio Mugica. Llegó al país hace 25 años.
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EMMANUEL FERNÁNDEZ Hoy. Con su famoso ceviche en su nuevo espacio de Las Cañitas.

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