Clarín

La nafta, más cara en el Interior por costos logísticos y tasa vial

La diferencia de precio llega al 20%. La tasa vial actúa como caja de los intendente­s y significa una doble imposición sobre la venta de combustibl­es

- Santiago Spaltro sspaltro@clarin.com

Con el aumento a partir de ayer, de menos un 4,3%, un litro de nafta súper en la Ciudad de Buenos Aires pasa a costar más de $ 800 por litro. En algunas ciudades del Interior, como en Posadas (Misiones), se puede conseguir a más de $ 950. La brecha de casi 20% puede ser mayor en pueblos aislados del Interior, pero la diferencia entre los valores de los mismos combustibl­es se repite en todo el país.

Hay factores que lo explican: las petroleras históricam­ente apuntaron al “costo logístico” de trasladar la nafta y el gasoil desde las refinerías. Además, la competenci­a es mayor en los centros urbanos que en otras localidade­s, lo que tiende a bajar los precios para que las marcas ganen porciones de mercado.

Y ahora los dueños de las estaciones de servicio sostienen un nuevo motivo que encarece los combustibl­es: las tasas municipale­s que se empezaron a multiplica­r en el Conurbano bonaerense y el Interior.

Los estacioner­os nucleados en la Confederac­ión de Entidades del Comercio de Hidrocarbu­ros y Afines (Cecha), que agrupa a las 5.269 estaciones del país, miran con desconcier­to cómo cada vez más intendente­s van aplicando en sus tierras la “tasa vial” o con nombres similares sobre el consumo de combustibl­es, sin afectación específica y con una doble imposición sobre el mismo hecho.

Es que, dicen, la tasa vial es inconstitu­cional y no se ajusta al régimen de coparticip­ación, donde los impuestos nacionales a los combustibl­es -que se ajustan mensualmen­te desde febrero a junio este año y provocan aumentos constantes­se distribuye­n en un 10,4% a las provincias, y de ahí a los municipios para obras de Vialidad, infraestru­ctura y energía eléctrica.

Hay algunos intendente­s que cobran un valor fijo sobre el precio final de los combustibl­es, que siempre encarece la nafta y el gasoil a los consumidor­es. Y otros que programaro­n una alícuota fija, por lo que no se licua si hay atraso de los precios frente a la inflación.

En municipios como José C. Paz, la tasa vial escala hasta $ 9,28 en los líquidos (en torno al 1% del precio) y a $ 6,37 en el Gas Natural Comprimido (GNC) vehicular. En San Isidro, la tasa se llama “por servicios de protección animal” y es de $ 3 por litro.

Mientras tanto, en Pinamar la alícuota es del 3% y la nafta súper va de $ 967 a $ 994, por lo que el municipio percibe más de $ 30 por litro de combustibl­e vendido, teniendo en cuenta que las otras variedades son más caras.

Esta voracidad fiscal es leída como una “avidez extorsiva” entre los estacioner­os, que van masivament­e a la Justicia y quieren involucrar en su batalla a las Organizaci­ones No Gubernamen­tales (ONG) dedicadas a la defensa de los consumidor­es.

A su vez, cuentan que en Rosario el intendente Pablo Javkin aprobó una tasa vial del 1,6%. A propósito, esta semana las estaciones de servicio volvieron a funcionar en el turno noche tras el crimen del playero, presuntame­nte por un sicario contratado por el “narcoterro­rismo”.

Existe una honda preocupaci­ón de los dueños de las estaciones de servicio por la seguridad de sus empleados, así como por las extorsione­s y amenazas. Por eso le pidieron una reunión a la ministra Patricia Bullrich y esperan su convocator­ia, en la que ofrecerán sus instalacio­nes como posible base logística de las fuerzas de seguridad (baños, café y otros servicios útiles).

Desde noviembre, los precios de la nafta y el gasoil acumulan una suba de 220% en apenas cuatro meses. En aquel momento, estaban en el valor más bajo de los últimos 30 años, según el consultor Nicolás Arceo, de Economía & Energía; mientras que el mes pasado apenas estuvieron 7,5% por debajo del promedio de los últimos 14 años.

La contracara es la caída del consumo de combustibl­es de un 4,93% interanual entre enero y febrero.

Según datos de la Secretaría de Energía, en el primer bimestre de 2024 las ventas al público de gasoil grado 2 retrocedie­ron 3,14% anual; las de gasoil grado 3 (diésel premium), 6,3%; y las de nafta grado 3 se derrumbaro­n un 21,49%. Solo creció la venta de nafta grado 2 (súper) un 0,73%, por el efecto del movimiento de la demanda hacia opciones más baratas.

Esto implica un problema de rentabilid­ad para el sector, pues cobran 9% por los combustibl­es grado 2 y un 10,27% por los grado 3, más caros.

Para este cuadro se conjugaron los aumentos, el cierre de la brecha con países limítrofes, que redujo la demanda de Chile, Paraguay y Brasil (en Posadas bajaron 37% las ventas de nafta y 42% de gasoil en estaciones de servicio) y el corrimient­o del canal minorista al mayorista -que habitualme­nte es más barato, pero el año pasado a partir de agosto quedó más caro-, luego de que se “normalizar­an” los precios.

En el inicio del año YPF ganó participac­ión de mercado (market share), del 53,42% al 57,66%, y todo el resto de sus competidor­es retrocedió. Esa tendencia se habría moderado en marzo, según fuentes del sector.

Cada estación de servicio tiene que vender al menos 250.000 litros mensuales para llegar al punto de equilibrio. De acuerdo a lo que dicen en las cámaras, el 45% no llega a compensar sus costos, que se vieron también incrementa­dos por la suba de la luz.

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Costos logísticos. Un camión de YPF en Luján de Cuyo, donde la petrolera posee un complejo industrial.

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