El “Síndrome de La Habana” y un supuesto lazo con Moscú
Es una dolencia producida por ultrasonidos que en 2016 afectó en Cuba a diplomáticos de EE.UU. Una investigación vincula ahora a Rusia con el caso.
El llamado “Síndrome de La Habana” fue reportado por primera vez en 2016. Diplomáticos estadounidenses en la capital de Cuba cayeron enfermos, tuvieron mareos y jaquecas, y aseguraron que escuchaban sonidos penetrantes por la noche. Estos síntomas desataron especulaciones sobre un posible ataque de un entidad extranjera con algún tipo de arma sónica. Ahora, una investigación conjunta de varios medios periodísticos publicada ayer apunta por el caso a Moscú.
Según The Insider, Der Spiegel y el programa “60 minutos” de la cadena CBS, hay “pruebas que sugieren” que el síndrome de La Habana está provocado por el “uso de armas de energía dirigida blandidas por miembros de la unidad 29155”, un grupo del servicio de inteligencia GRU de Rusia.
La unidad 29155 del Kremlin realiza operaciones en el extranjero y se le ha atribuido varios incidentes internacionales, incluido el intento de envenenamiento del desertor Sergei Skripal en Gran Bretaña en 2018. Moscú aseguró el lunes que las conclusiones del informe son “infundadas”.
“Hace ya muchos años que se habla de este tema en la prensa. Y desde el principio la mayoría de las veces se vincula a la parte rusa”, dijo el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, en rueda de prensa. “Pero nadie ha publicado ninguna prueba convincente, así que todo esto no es más que una acusación infundada y sin base”, dijo.
Washington cerró su oficina de inmigración de La Habana en 2018 en virtud de un cambio de política estadounidense hacia Cuba y por el temor que generó el síndrome entre los diplomáticos.
La inteligencia estadounidense dijo en 2022 que la intensa energía dirigida desde una fuente externa podría haber causado algunos de estos síntomas, conocidos oficialmente como incidentes sanitarios anómalos (AHI, por sus siglas en inglés). El personal estadounidense afectado por esta afección, incluido el personal de la Casa Blanca, la CIA y el FBI, se ha quejado de mareos, dolores de cabeza, dificultad para concentrarse y un sonido intenso y doloroso en los oídos.
Pero un año más tarde, el espionaje y la seguridad estadounidenses concluyeron que “no hay pruebas creíbles de que un adversario extranjero tenga un arma o dispositivo de recolección que esté causando AHI”.
En rueda de prensa diaria, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, no quiso comentar la investigación, pero ayer afirmó que el gobierno y las agencias de inteligencia siguen considerando improbable “que un adversario extranjero sea responsable de estos incidentes de salud anómalos”. Washington anunció la reapertura de su oficina de inmigración en La Habana en agosto de 2023.
La investigación de los medios, de un año de duración, sugiere que los de La Habana no fueron los primeros casos de este síndrome: “Es probable que haya habido ataques dos años antes en Frankfurt, Alemania, cuando un empleado del gobierno estadounidense del consulado se quedó inconsciente por algo parecido a un fuerte rayo de energía”.
La revista The New Yorker informó en julio de 2021 de que una veintena de agentes de inteligencia, diplomáticos y otros funcionarios estadounidenses en Austria habían denunciado problemas similares al Síndrome de La Habana desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo ese mismo año. Se han reportado otros casos en todo el mundo, desde Washington hasta China. Y ya hubo más de 1.000 informes sobre esta misteriosa dolencia con decenas de casos todavía se consideran oficialmente inexplicables.
Una víctima del síndrome, un agente del FBI, contó a 60 Minutes su experiencia al ser golpeada por una fuerza poderosa en su casa en Florida en 2021.“Dentro de mi oído derecho, era como si un dentista perforara con esteroides”, dijo. “¿Esa sensación cuando se acerca demasiado al tímpano? Es así, multiplicado por 10”. La mujer, conocida como Carrie, dijo que se desmayó y luego tuvo problemas de memoria y concentración.
Lo que dice el informe es “infundado”, según afirma Moscú.