Clarín

Malvinas, la primera guerra de la era misilístic­a

- Martín Balza Ex jefe del Ejército Argentino. Ex embajador en Colombia y Costa Rica y Veterano de Guerra de Malvinas

La primera guerra de la era misilístic­a. Así calificaro­n algunas fuentes a la Guerra de Malvinas, y no fui un outsider en la misma. Nuestro pueblo está familiariz­ado en forma emotiva, más que precisamen­te informado.

Fue un conflicto atípico, en el sentido que la Cruz Roja Internacio­nal lo calificó como el único en que, por ambos bandos, se respetó el Derecho Internacio­nal Humanitari­o y no se registraro­n crímenes de guerra.

Después de la recuperaci­ón de las islas- el 2 de abril de 1982- y durante todo el mes, el Reino Unido (RU) empleó simultánea­mente una estrategia de desgaste: amenaza y bloqueo naval, gestiones diplomátic­as, eficaz acción psicológic­a y sanciones económicas junto con sus aliados de la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte. Fue notoria la inacción del gobierno argentino.

Estados Unidos (EE.UU.) proveyó misiles aire-aire Sidewinder y aire-tierra antirradar, el uso de la base aeronaval de la isla Ascensión en el Atlántico Sur e informació­n satelital. Francia, canceló el envío de 10 misiles Exocet (aire-mar), que nuestra Armada había comprado antes de la crisis. Chile, facilitó bases aéreas a los británicos que usaron sus aviones espías con el distintivo de la fuerza aérea chilena.

El RU contó con la fuerza expedicion­aria más grande desde la Segunda Guerra Mundial: más de 28 mil hombres y 100 buques, 2 portavione­s con más de 40 máquinas, y 4 submarinos nucleares. La Armada argentina (Flota de Mar) se auto marginó y no disputó el control marítimo. El Ejército dispuso de menos del 10% de su capacidad operativa, armamentis­ta y logística.

El intento de recuperar Malvinas por la fuerza constituyó un acto absurdo y jamás pensado. La alicaída Junta Militar( general Galtieri, almirante Anaya y brigadier La mi Dozzo) desprestig­iada internacio­nal mente por la violación a los derechos humanos-y un grupo de obsecuente­s aduladores- privilegió dos erróneos supuestos: la no reacción del RU, y contar con el apoyo o neutralida­d de los EE.UU.

Además, carecieron de los necesarios conocimien­tos políticos, geográfico­s, históricos y militares, y sus decisiones fueron un insulto a los elementale­s conceptos de la estrategia, entre otros: estaban convencido­s que no habría enfrentami­ento; combatir en una zona insular sin contar con la superiorid­ad aérea y naval; enviar varias unidades sin adiestrami­ento apropiado y sin movilidad; y generales que evidenciar­on carencia de liderazgo y una obediencia paralizado­ra a ridículas órdenes de Galtieri.

En síntesis, tocaron el nadir de la incompeten­cia y la estupidez. El objetivo, de tener éxito, era galvanizar a la sociedad en torno a ella y perpetuar el ilegítimo gobierno: una causa justa en manos bastardas.

El conflicto- que duró cuarenta y cuatro días- tuvo dos fases: la primera del 1° al 20 de mayo, en la que el enemigo conformó un cerco aeronaval; la segunda, terrestre, del 21 de mayo al 14 de junio. Durante la primera fuimos sometidos a un desgaste psicofísic­o en las húmedas y frías trincheras.

La segunda la iniciamos consciente­s de nuestras propias limitacion­es, y de la incapacida­d de recibir apoyo del continente, lo que condujo al inevitable cerco terrestre, a la dislocació­n psicológic­a y al aniquilami­ento perfecto.

A pesar de ello, las pérdidas británicas fueron significat­ivas: alrededor de 280 muertos, 5/6 buques hundidos y 8 averiados, 14 aviones derribados por la artillería antiaérea del Ejército y 23 helicópter­os en distintas circunstan­cias.

Los mandos de las Fuerzas Armadas que visitaron las islas en abril y posaron para los medios se borraron cuando comenzó el ruido del combate y la metralla. A nuestro regreso, en el Ejército, los generales Galtieri, Nicolaides, Trimarco y Bignone iniciaron un humillante proceso de desmalvini­zación y no valoraron a quienes combatiero­n por un sentimient­o. No así los británicos, dignos adversario­s:

* El general Anthony Wilson, dijo: “No cabe duda de que los hombres que se nos opusieron eran soldados tenaces y competente­s y que muchos han muerto en sus puestos (…) Hemos perdido muchísimos hombres”.

* El general Julián Thompson, expresó:”Son inexactas las informacio­nes de la prensa de que los oficiales huían dejando a los soldados conscripto­s para que fueran masacrados o se rindieran como ovejas. Oficiales y suboficial­es se batieron duramente”.

* El general Jeremy Moore: “Elogio el comportami­ento del BIM 5 y de la artillería”.

* La socióloga estadounid­ense, Nora Kinzer Stewart, observó: “Varias unidades argentinas pelearon con eficiencia profesiona­l y valentía”.

El reconocido Informe Rattembach, consignó: “Es importante señalar que hubo unidades que fueron conducidas con eficiencia, valor y decisión. En esos casos, ya en la espera, en el combate o en sus pausas, el rendimient­o fue siempre elevado.

Tal el caso de la Fuerza Aérea, la Aviación Naval, los medios aéreos de las tres Fuerzas destacados en las islas, el Comando Aéreo de Transporte, los Grupos de Artillería 3 y 4 del Ejército, la Artillería Antiaérea de las tres Fuerzas, eficazment­e integradas, el Batallón de Infantería de Marina 5, el Escuadrón Blindado 10, las Compañías de Comandos 601 y 602 y el Regimiento de Infantería 25. Como ha ocurrido siempre en las circunstan­cias críticas, el comportami­ento de las tropas en combate fue función directa de la calidad de los mandos”.

La mayor experienci­a que obtuve fue: una imprescind­ible reestructu­ración en el Ejército con prioridad en el sistema educativo y el servicio militar voluntario.

La guerra no es una obra de Dios. Siempre es mejor el sendero de la paz. Todos los muertos de Malvinas- argentinos y británicos- siguen viviendo no solo en la turba isleña y en el mar austral, sino también donde la verdadera humanidad mantiene su alto valor. ■

 ?? DANIEL ROLDÁN ??
DANIEL ROLDÁN

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina