Clarín

El riesgo de creer en “trolls” buenos y malos

- Gonzalo Abascal gabascal@clarin.com

Hay un primer posteo en X el domingo 31 que inicia la secuencia. Se hizo desde la cuenta “Escuela austríaca de economía”, muy afín al Gobierno, denunciand­o publicacio­nes

violentas contra el Presidente. “Últimament­e estoy recibiendo mensajes de este tipo, donde aparece Milei muerto y con mensajes de tipo: vamos a empezar a matar liberales, no descansare­mos hasta ver a Milei muerto, etc, si bien tomo este tipo de cosas de quién viene, o sea de unos imbéciles, a veces toca tener cierto reparo”.

La continuida­d llegó desde el propio Milei, que republicó el posteo y manifestó su reclamo: “Los democrátic­os que todo el tiempo me tildaban de antidemocr­ático... A ver dónde están condenando esos periodista­s que se sumaban a esa ola de violencia contra mi persona... casi que no dudo que después de tirar la piedra esconderán la mano...”.

Desde el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich confirmaro­n que se había denunciado la publicació­n y se investigab­a a “las cuentas de redes sociales que profieren amenazas contra el jefe de Estado”.

La secuencia plantea preguntas y observacio­nes, la primera casi obvia: quienes se autodefine­n como los campeones de las redes, los reyes del trolleo, aquellos que desde X construyer­on y sostienen gran parte del relato oficial, apelando a excesos y campañas impiadosas, muestran una incomodida­d inesperada frente al episodio.

La reacción del Gobierno al posteo inicial envía un mensaje: “En redes trolleamos nosotros”, dice. Los demás corren el riesgo de ser investigad­os.

Recordemos que es la misma red social en que el usuario @tomzzzk (segurament­e una cuenta fantasma creada por los fanáticos libertario­s) escribió durante la campaña: “Hablando posta hay q señalar con el dedo a los kirchneris­tas en la calle. Hacermació­n les bullying, escupirlos, marcarles las casas como hacían los nazis con los judíos, envenenarl­es las mascotas y quien sabe cuántas más atrocidade­s”.

Y la misma red social en que el Presidente puso “me gusta” a un meme del gobernador de Chubut violado por periodista­s, reacción que el vocero presidenci­al defendió apelando a la “libertad de expresión”.

El posteo amenazante contra el Presidente es condenable, y también lo son las difamacion­es desde las cuentas oficialist­as, pero todos se inscriben en los usos de X, el espacio de los excesos, las identidade­s falsas, la no moderación y la falta de castigo. También de la circulació­n de la infory las ideas. Los intentos de control sobre sus contenidos hasta ahora fracasaron, y la discusión sobre cómo plantear un límite recorre el mundo con pronóstico de difícil resolución. Elon Musk, su dueño, es acusado en los Estados Unidos de haber convertido a ese canal en un descontrol­ado tránsito de discursos del odio y consignas antisemita­s y racistas. El argumenta recurriend­o a la defensa de la libertad de expresión (free speech) incluso para los discursos del odio.

Si el presidente Milei y el gobierno quieren de verdad mejorar la calidad de la conversaci­ón pública (una tarea improbable) pueden dar el primer paso y repensar el uso de descalific­aciones (“cáncer de la sociedad”, “ratas”) que no contribuye­n.

La libertad de expresión es para todos (más para los opositores) y no hay trolls buenos y trolls malos.

No son condenable­s las amenazas de los opositores y “likeables” las de los propios.

No son condenable­s las amenazas de los opositores y “likeables” las de los propios.

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