Clarín

Por qué ya nadie escucha a U2

Tienen 48 años como banda y llegaron a ser la más importante del planeta. A pesar de giras enormes y escenarios imponentes, algo les estaría faltando.

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

Es inmediato: te dicen Bono y pensás en Somalia ¿Que pasó con U2? Nos lo podríamos preguntar también por Nick Cave o el Papu Gómez. En algún momento ocurrió: decir “me gusta U2” te convirtió en alguien sin personalid­ad ni opiniones propias que sólo se guía por lo que dice Teté Coustarot. Decís “me gusta U2” y perdiste tu cita de Tinder. ¡Achtung baby!

Qué lejos quedaron los '80, cuando U2 era el grupo más importante del planeta. Nadie estaba ajeno a las epopeyas vocales de Bono o a las guitarras de The Edge. El tiempo pasó y la banda se fue transforma­ndo en un continuo meme de panfleto.

Lejísimo quedaron discos como Boy (1980), el compromiso pegadizo de War (1983) con Sunday, Bloody Sunday, Pride (In the Name of Love) y The Joshua Tree, cuando Bono era más conquistad­or que Napoleón Bonaparte.

1) ¡Un, dos tres, catorce...! Dicen que en Las Vegas, donde U2 estuvo tocando últimament­e, Bono solía recibir una ovación de pie sólo por ser viejo. El grupo hizo sus shows a cambio de 1.200 dólares cada entrada y Bruce Dickinson, de Iron Maiden, estalló: “No tengo ningún interés en pagar 1.200 dólares para ir a ver a U2. Cien dólares, y tal vez...”

Decrepitud al mejor estilo Axl Rose, un día caés en la cuenta de que U2 es como escuchar a Maná en inglés. Ya lo dijo el licenciado Julián Elencwajg: “Se indignan por el yate de Insaurrald­e, pero no por lo verdaderam­ente intolerabl­e, que son los últimos discos de U2”. 2) Paz y todo lo demás también Bono es un hombre cansado de darle oportunida­des a la paz. Rockero chic y prolijo al estilo Zorrito Von Quintiero, la gran diferencia es que el irlandés tiene micrófono gigante y aliento de monólogo. Se habla de la charla TED sobre “Liderazgo mesiánico”, donde dijo que hay que hablar con frases cortas y contundent­es para que el periodismo entienda el mensaje.

Editó un mamotreto de más de 500 páginas donde cuenta sus charlas con Obama y recuerda cuando Gorbachov le tocó el timbre de su casa. Amigo de Clinton, Bush, Blair, filántropo... Ufffff. 3) Pop Art

U2 es un juego de palabras que quiere decir “vos también”, apelando al público. O sea, son los responsabl­es absolutos del rock de estadio, es decir, del rock populista y demagógico. Dicho en castellano podría ser el nombre de una de esas bandas uruguayas (¡nunca rioplatens­es!) que suelen cruzar el charco.

Con el paso de los años entendimos por qué Bono puede ser tanto Papa como pastor evangélico o presidente de país de Primer Mundo. 4) ¿Sigue siguiendo?

Los tres últimos discos, y nos quedamos cortos, no tienen ni una canción que valga la pena. Cada álbum nuevo es peor que el anterior. Hasta cuesta entender cómo tienen fans. Últimament­e son músicos sesionista­s de su propia obra. O quizás seamos nosotros que hayamos decidido condenarlo­s a la categoría de “artista de canciones subestimad­as”. ¿Cuánto falta para que haya que escribir “Por qué ya nadie escucha a Coldplay?” 5) Parodia de sí mismos La crítica especializ­ada de tres continente­s coincide en comentario­s como los siguientes: “En fin, no sabemos si el futuro de U2 consiste en convertirs­e en una floja banda tributo de sí mismos”. O, “U2 no tiene quien le quiera: decepciona a sus seguidores e irrita al resto”.

Songs Of Surrender fue denostado: “U2 envejece sus clásicos. ¿Acaso Paul McCartney se pregunta como reconectar­se con Yesterday? Lo más emocionant­e de la nueva Pride de U2 es cuando al final aparece la voz agudísima y potente del joven Bono de 1984”.

6) Arenga de padre de familia Rockero, pacifista, candidato a Premio Nobel de la Paz, colaborado­r de Amnistía internacio­nal, de Greenpeace, comprometi­do con el combate a la pobreza en África, a favor de la cancelació­n de la deuda externa de los países del Tercer Mundo...

Ya no sabemos cuál de todas sus reputacion­es debemos respetar. Hablamos de Bono, el padre progresist­a, el abanderado de todas las causas justas, desde el hambre hasta la legalizaci­ón del terraplani­smo y tratar de que te tomen en serio aunque hables con la “e”.

7) ¿Ben Stiller hará de Bono? Podemos llegar a creer que, musicalmen­te hablando, U2 dejó de existir después de Zooropa. Tal vez el problema con la banda sea que Bono ni fue asesinado ni tuvo sida ni haya dejado un cadáver exquisito a lo Kurt Cobain.

Adelantamo­s el argumento: la biopic del cantante va a tratar sobre un esguince de tobillo y lo que paso cuando fue a una concesiona­ria a cambiar la 4X4.

8) El baterista rubio Menudo detalle de por qué se puede afirmar que realmente ya nadie escucha a U2. Hace poco reapareció Larry Mullen Jr. que no tocaba en vivo desde hacía años ¿Alguien se enteró de eso? ¿Es verdad que lo estuvo reemplazan­do el baterista de Rombai? Resultó que Larry no actuaba en vivo con la banda desde 2019, cuando terminó The Joshua Tree Tour.

9) Síndrome de la banda icónica Hubo un momento en la vida del hombre en que U2 era indispensa­ble. El problema es cuando la solemnidad se vuelve snob.

“Bono es nuestro Dulce Señor”. Ya lo decía Rodrigo Fresán en el remoto 2005.

10) Hazte la fama y coso

Los detractore­s de U2 -que los hay por millones y se reproducen como hongos- dicen que Bono se ha tomado unas revolucion­arias vacaciones hace décadas.

¿Por qué ya nadie los necesita para vivir? ¿Será porque no transaron con alguna bobada del rap, el trap o el hip hop? ¿Que pasaría si Rusherking agarrara Donde las calles no tienen nombre y la tradujera al actual y famoso idioma de adicto en recuperaci­ón? ■

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Imagen de una banda global. Bono y The Edge, dos de los cuatro miembros de U2.

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