Clarín

“Queríamos echar luz sobre algo más grande que Cromañón”

La directora y la protagonis­ta de “Clara se pierde en el bosque”, que se estrena hoy en salas, hablan de la película que indaga en la juventud que sufrió la tragedia del boliche de Once.

- Especial para Clarín Gabriel Dávila

Luego de ser presentada en los festivales de San Sebastián, Madrid, La Habana y Mar del Plata, hoy llega a las salas comerciale­s Clara se

pierde en el bosque, una nueva mirada al incendio en Cromañón durante un recital de Callejeros, el 30 de diciembre del 2004, que se llevó 198 vidas y partió a una generación para siempre.

Clara (interpreta­da por Camila Peralta) es una joven que comienza a transitar la mitad de su existencia, cuando en un viaje para conocer la familia de su novio, recibe una noticia inesperada de una amiga -Martina-, con la que atravesó una adolescenc­ia llena de escenarios y rock.

En ese contexto, la protagonis­ta empieza a repensar aquel pasado compartido. Mediante diferentes audios de whatsapp, comienza a reconstrui­r aquellos años de juventud, caos y amistad.

Además de ser la directora, Calescenci­a, mila Fabbri es la autora del guion de esta, su ópera prima. Es, además, actriz y escritora. Entre sus obras más reconocida­s está la novela de “no ficción” El día que apagaron la

luz, en la que habla de los años del comienzo de su adolescenc­ia y cómo el día anterior al incendio había ido a ver a la mítica banda del llamado rock barrial y ese episodio la marcó para siempre, a ella y a todos los pibes de esa edad.

-¿Cómo nace la idea de la película? ¿Es una continuaci­ón de tu libro El día que apagaron la luz?

Fabbri: -No. La película nació en principio por encargo de Diego Dubcovsky, el coproducto­r, que había empezado a trabajar con guiones de escritores y escritoras. Me propuso hacer algo tomando El día que apagaron la luz, pero yo no tenía ganas de hacer una adaptación de esa historia a una película, sino hacer algo nuevo. El guion lo empecé a desarrolla­r en 2020. En principio, sola, y era un proyecto súper narrativo. Te diría más: lo veía como una novela porque eran dos historias en paralelo. Por un lado, el presente de Clara; por el otro, su pasado, que se iba vinculando con ese hoy a través de archivos. Tuve que perfeccion­ar el guion porque no tenía un archivo de aquellos años (finales de los '90, principios de los 2000) y lo empecé a construir, para presentarl­o en el INCAA. Cuando salió el fondo 2021, ya tuvimos luz verde para filmar y de hecho la película está financiada ciento por ciento por el INCAA.

-Como actriz, ¿qué te pasó cuando encontrast­e la historia?

Peralta: -Primero me atravesó algo generacion­al. Esas pequeñas anécdotas que yo leía en el libreto podían ser audios que me mandaban mis amigos . Y también me interesaba la historia presente de esta chica. Ese vínculo con su pareja, la situación de estar yendo a un lugar en el que no se siente cómoda, un lugar que les pertenece a otros. Hay algo en lo que se está contando que tiene que ver con la historia de todos los que tenemos una edad parecida. Más allá de haber estado ahí o no, sentimos la muerte desde otro lado. Era algo que nos pasaba a los adolescent­es, a los que nos creíamos (casi por definición) inmortales. Y nos pasó. Y tuvimos que crecer con eso. De hecho nuestra rutina cambió: yo soy de Balcarce y a un montón de kilómetros no podía ir a ver a mi banda preferida porque el local estaba clausurado. Quieras o no, te sientas identifica­do o no, ese episodio cambió la vida no sólo de los adolescent­es, sino de los adultos, que sintieron que sus hijos pudieron haber estado allí. Fue algo muy fuerte.

Fabbri: -Fijate que nunca más se prendió una bengala en un recital. Hubo un respeto con eso ahí en más. Por eso digo que si se cree que esta película habla sólo de Cromañón es un error. Se habla de mucho más. Se habla de crecer, de vincularse con el pasado y el futuro; pero principalm­ente de una juventud que hizo lo que pudo en un contexto determinad­o.

-¿Qué les pasó cuando vieron las reacciones de públicos como el de San Sebastián o La Habana, en los festivales?

Fabbri: -Es una historia tan nuestra, que pensaba que en otros lugares no la iban a entender, pero después ves que ellos agarran otras cosas que también los identifica­n. Hay cosas universale­s como la adola amistad o la maternidad, que llegan a cada rincón.

Peralta: -Eso es increíble, porque es una película tan argentina... Tan nuestra, de espacios y símbolos tan propios. Ojalá guste, porque es realmente hecha para un público bien argentino y con una mirada que nos identifica.

-Ambas son contemporá­neas a esos episodios. ¿Qué creen que sentirán las adolescent­es que fueron si vieran esta película?

Peralta: -Me sentiría identifica­da. Y sería lindo verla con mis amigas de entonces, con las que compartía mis días y la música.

Fabbri: -Es muy loco pensar en qué sentiría la chica de 15 años, porque para hacerla tuve la oportunida­d de juntarme con los cantantes de El Bordo y de Los Gardelitos, incluso con Pity Álvarez. Con personas que admiro y que en esos años me hubiesen parecido un sueño. Me sentía una niña en una juguetería.

-¿Por qué la decisión de darle el lugar que le das a Pity Álvarez, que tiene varias canciones e imágenes? El lugar común diría que ese eje debería ser Pato Fontanet (ex líder de Callejeros).

Fabbri: -Había dos bandas que quería rescatar: Los Gardelitos e Intoxicado­s, porque son dos grupos emblemátic­os de la época. Pero

Cuando un país se cae a pedazos pasan estas cosas. Es algo que estoy viendo ahora. Estamos abandonado­s”.

Pity es de los artistas de ese momento que más se reinventó. Hablo como músico, más allá de su historia personal. En ese sentido, me sigue dando mucho placer escucharlo. Tenía que ser él el que representa­ra esos años. Fontanet era una imagen mucho más pesada.

-Desde la dirección, me imagino que tenés bien en claro qué querés contar y cómo, pero a la vez, aparecen cosas cuando vas llevándolo a cabo. Casi como Clara en su andar por el bosque para encontrar otras salidas.

Fabbri: -Sí, obviamente que por un lado está la película que hacés cuando escribís, la que hacés cuando rodás, y por otro la que hacés en montaje. Te diría que son hasta tres reescritur­as distintas.

-El recurso del audio y de la mirada de cada una de esas voces en off que van contando sus recuerdos es algo muy fuerte y se nota tu formación como escritora. ¿Hay cosas que son más claras contarlas en narrativa que en imágenes?

Fabbri: -Sí, está claro. Ese recurso es algo que te puede gustar o no. Porque es algo que divide aguas, pero es una película muy literaria. Es una historia que dirige alguien que escribe y no viene necesariam­ente del palo del cine y del trabajo con los planos y de esa estética. Elijo algo que esté más enfocado en la tridimensi­onalidad que tengan los personajes, que se vean lo más reales posibles y que en la palabra se construya esa profundida­d.

-En línea a lo que decís, con los años se vio que Cromañón se contó siempre de un mismo lado. De Omar Chabán (el dueño del local), de la bengala, de la culpa de Callejeros, y quizá faltó hablar de qué les pasaba a esas vidas y de tomarlo desde un lado más poético y literario. ¿Esta película viene a subsanar eso?

Fabbri: -Puede ser. Recuerdo cuando en 2019 saqué El día que apagaron la luz, había como una situación de prensa muy interesant­e, pero que era en realidad un morbo muy grande, porque querían que cuente qué me acordaba de esa noche, cuantos conocí que murieron, y demás. Y era como que no nos dejaban salir de adentro de Cromañón. Por mucho tiempo el periodismo se empeñaba en mostrar el momento en el que se prende fuego y poco se habló de los chicos, de los sobrevivie­ntes, de lo que les pasaba a ellos, de cómo eran sus vidas, de los que no estuvieron esa noche pero tuvieron un adolescenc­ia compartida. Queríamos echar luz sobre algo más grande que Cromañón. Esta es una película sobre la adolescenc­ia, sobre la amistad, sobre crecer partido en esos años. Porque si a vos te pasa algo así, a los 15 años probableme­nte crezcas con miedo, pero más allá de eso, ellas no hablan (Clara y Martina) de esa noche y lo que vieron.

-Y en el medio, esa juventud estaba saliendo de la crisis del 2001.

Fabbri: -Sí, claro, es que también cuando un país se cae a pedazos pasan estas cosas. Es algo que lamentable­mente estoy viendo ahora. No es sólo la inflación: hay un nivel de descuido social, un desprecio por la vida, que no es casual. Estamos totalmente abandonado­s.

Peralta: -Y también cuando en tu hogar tus padres no saben cómo sostenerlo, cómo llevar la comida a tu casa, ¿quién está pensando dónde están esos pibes que se van de la casa y se juntan con otros?

-Cuando aparecen los primeros flashes informativ­os contando la noticia, la noche del 30 de diciembre, hablaban del Reventón bailable, que era un boliche de cumbia que había existido en ese lugar antes de Cromañón. Eso te da la pauta de que nadie sabía bien dónde estaban los pibes.

Peralta: -Recuerdo perfectame­nte que hablaban de un lugar que no existía más. El país estaba mirando para otro lado. Es muy solitaria esa vida de jóvenes en el medio del caos. Cuando tus viejos están pensando en cómo darte de comer, no pueden saber del todo donde estás. Ahí está el rol de la amistad. Digo, estábamos nosotros para cuidarnos en una ciudad que era un peligro. Por eso te decía que es una película súper argentina: muestra qué pasaba en el país en esos años, cómo era el fenómeno del rock, ese amor por tu banda, por tu tribu.

-¿Qué les gustaría que se llevaran los que vean la película?

Fabbri: -Me gustaría que encuentren una empatía, una conexión directa con la juventud de esos años. Y poder llegar a esos lugares más íntimos que tienen que ver con eso, con el pasado, en los que se encuentra cada uno.

Peralta: -Me gustan mucho las pelis que tocan un lugar en el que, sin darme cuenta, me están hablando de la vida. Esas son las películas que me emocionan.

“Lo que queremos es que se valore a aquellos jóvenes que tuvieron que crecer en ese contexto tan particular. Con sus opiniones, con sus miedos, con sus luchas. Esta no es una biopic de Cromañón (que, obvio, es parte de la peli) pero es una herramient­a para reivindica­r un montón de historias”, cierra la directora.

Ambas sonríen, y sus silencios dicen tanto como los que habitan el filme. Para ellas, este presente cura un poco el pasado en clave de arte. Porque pase lo que pase, el flequillo, el rock y la amistad no nos abandonan tan fácil.■

 ?? FERNANDO DE LA ORDEN ?? Camilas. Fabbri y Peralta, cabezas visibles de una película a la que definen como “súper argentina” y que tiene música de Pity Álvarez y Los Gardelitos.
FERNANDO DE LA ORDEN Camilas. Fabbri y Peralta, cabezas visibles de una película a la que definen como “súper argentina” y que tiene música de Pity Álvarez y Los Gardelitos.
 ?? ?? En rodaje. Camila Fabbri con parte de su equipo de trabajo durante la filmación de la película.
En rodaje. Camila Fabbri con parte de su equipo de trabajo durante la filmación de la película.

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