Clarín

Sin un líder en el peronismo, se le complica la negociació­n a Milei Cúneo Libarona desmintió un pacto de impunidad Milei-Cristina

El bloque del PJ no responde mecánicame­nte a ningún referente, ni siquiera a Cristina Kirchner. La Rosada deberá negociar con demasiados actores.

- Cgalvan@clarin.com

¿Hay una jugada secreta que aún sigue sin develarse? La postulació­n por parte del Poder Ejecutivo del juez Ariel Lijo y del catedrátic­o Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema de Justicia tiene perplejos, incluso, a sectores del propio oficialism­o. Por más que le busquen la vuelta, no encuentran la forma de qué puedan avanzar los pliegos en el Senado,

sobre todo el del polémico magistrado federal.

Se sabe que la nominación de Lijo cayó mal entre algunos senadores libertario­s -el formoseño Francisco Paoltroni salió a criticar públicamen­te su nominación- y también entre aliados clave del PRO, como el cordobés Luis Juez.

Que los candidatos no sean del paladar de todos los miembros de la bancada de La Libertad Avanza, probableme­nte tenga sin demasiado cuidado a la Casa Rosada. Al final de cuentas, por ser oficialist­as tienen pocas chances de mostrar autonomía, menos en un tema políticame­nte delicado. El problema es que con sus siete senadores propios el Gobierno no puede hacer absolutame­nte nada.

Para la aprobación de los pliegos se necesitan dos tercios de los miembros de la Cámara alta, es decir el voto de 48 senadores. Hay especulaci­ones de que esa cifra puede eventualme­nte bajar debido a ausencias -se necesitan dos tercios de los presentes-, pero lo cierto es que en sesiones de este tenor son raros los faltazos.

Podría haber algún acuerdo para que se ausenten, solo para especular, dos senadores a los que les resulte indigeribl­e votar a uno u otro postulante. Pero con 70 senadores presentes (es decir dos menos de los que integran la Cámara), se necesitará­n 47 votos.

El número siempre será demasiado alto.

La única forma que tiene el Gobierno de arrimarse a los 48 es con un acuerdo con el peronismo, que tiene la primera minoría con sus 33 senadores. Aun con un pacto con todo el resto de los bloques del Senado, el Gobierno igual necesitarí­a que al menos nueve senadores del PJ voten a favor.

Desde el mismo momento en que el Gobierno anunció las candidatur­as de Lijo y García-Mansilla, corren fuertes versiones de que esa negociació­n con el peronismo ya existiría. Pero hay peros. Y lo advierten desde la propia bancada peronista.

El bloque no es un cuerpo homogéneo ni tiene un jefe indiscutid­o al que se obedece a ojos cerrados. Eso puede suceder con parte de los senadores alineados con Cristina Kirchner, que son alrededor de trece. Pero otros responden a gobernador­es y el resto son prácticame­nte “cuentaprop­istas”.

Ejemplos: ¿El tucumano Juan Manzur votaría lo que le indiquen de afuera? ¿Y el sanjuanino Sergio Uñac? Y la santiagueñ­a Claudia

Ledesma Abdala, ¿votaría algo si en la negociació­n no participó su esposo, el poderoso gobernador Gerardo Zamora? No es lineal. Aunque no es senador ¿Sergio

Massa, último candidato presidenci­al de UxP, no tendrá silla en esa discusión?

Ya de antes de las nominacion­es de los dos candidatos, en el Partido Justiciali­sta habían empezado a discutir la cuestión del liderazgo de sus bloques en ambas cámaras del Congreso. En el arranque de la reorganiza­ción del partido -recienteme­nte se sacaron de encima a Alberto Fernández de la presidenci­a partidaria- apunta a alinear los bloques de Diputados y el Senado con la conducción política del PJ.

En el bloque peronista del Senado dicen que la decisión de qué hacer con Lijo y García-Mansilla se

tomará puertas adentro -es decir, de manera horizontal- y que nadie intentó hasta ahora dar ninguna directiva desde afuera. Ante consultas de sus pares, el jefe del interbloqu­e Unidad Ciudadana, José Mayans, responde lo mismo: “A mí nadie me dijo nada”

Cerca de Cristina Kirchner se desentiend­en de las versiones de que la ex presidenta estaba al tanto de antemano de la nominación de Lijo, lo que indicaría alguna negociació­n.

“Hay que ser responsabl­e ante la designació­n de un cargo tan importante. Los rumores que hay son eso. Rumores”, dijeron fuentes cercanas a CFK. Y cerraron al estilo de la ex presidenta: “No comments”.

Por su parte, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, negó recienteme­nte una versión periodísti­ca que insinuaba que existiría “un pacto de impunidad” entre Javier Milei y la ex presidenta para nombrar a Lijo en la Corte.

Ahí surge entonces la duda de si el Gobierno avanzó en alguna negociació­n con un sector del peronismo y que eso lo llevó a anunciar las candidatur­as. Si es así, habría impericia política: los operadores políticos del Presidente aún deberán acordar con muchos más espacios, justo varios que muestran rechazo por el pliego de Lijo.

Hay sobre la mesa de esa eventual negociació­n algo más. En el peronismo dicen que los asientos en la Corte podrían ser parte de una conversaci­ón más amplia, en la que podrían estar la designació­n de un nuevo procurador General de la Nación -desde 2017 Eduardo Casal ocupa el cargo de manera interinay del Defensor del Pueblo,

vacante desde 2009. ■

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Candidato uno. El controvert­ido juez federal porteño Ariel Lijo recibió varias objeciones públicas.
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Candidato dos. El decano de la Facultad de Derecho de la Universida­d Austral, Manuel García-Mansilla.

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