Clarín

Seis meses en el callejón de la brutal guerra de Gaza

- Marcelo Cantelmi mcantelmi@clarin.com @TataCantel­mi

Son épocas de malas noticias. La guerra en Gaza cumple este domingo seis meses sin que el poderoso ejército israelí haya derribado al liderazgo del grupo terrorista Hamas ni fulminado la totalidad de sus milicias. Hay, en cambio, una montaña de 33 mil muertos, en su mayoría civiles no combatient­es, que arrebatan con su tragedia la victoria a Israel en la guerra de propaganda. Los más de dos millones de sobrevivie­ntes ahí son zombis expuestos a epidemias y hambrunas si es que las bombas no se ocupan antes de ellos.

Todo es un recorrido de espanto que instala una bruma sobre el asalto del 7 de octubre por parte de Hamas que disparó esta crisis con el asesinato de 1.200 civiles, en uno de los hechos más graves contra el pueblo judío desde el Holocausto. Por encima de aquel antecedent­e solo se ven las imágenes de una arrasadora aplanadora militar que convierte a Gaza en el mayor campo de refugiados del mundo tapizado de los escombros de lo que fueron sus ciudades, hospitales y viviendas.

Algo ha fallado. La estrategia de Benjamin Netanyahu y sus ministros integrista­s no es inocente, pero encerró al gobierno en una pinza externa e interna. Todas las semanas se repiten marchas en el país en reclamo de que el premier a cargo de la guerra renuncie y anticipe elecciones. Lo demandan siete de cada diez israelíes, dicen los sondeos. Esa enorme mayoría coincide en que Hamas debe ser eliminado pero no confía en el mandatario. Advierte que ha convertido al conflicto en una herramient­a política personal, como le achacan desde la Casa Blanca. Esa tensión se agravó esta semana cuando el líder opositor Benny Gantz, un popular político, ministro en el gabinete de guerra creado por el conflicto, tras un viaje a EE.UU. propuso adelantar elecciones para setiembre, lo que forzaría la caída del Ejecutivo. Es la primera cuña grave en la estructura del poder.

Netanyahu intenta ignorar esas presiones porque sabe que sus aliados no abandonarí­an a Israel y, además, debido a que en el llano podría acabar en la cárcel por sus causas de corrupción. Al mismo tiempo, los partidos minoritari­os ultranacio­nalistas y ultra religiosos que lo acompañan, protegen la alianza porque aspiran a limpiar de palestinos ese territorio e idealmente también a Cisjordani­a, administra­da por el debilitado gobierno laico de Ramallah, enemigo de Hamas. Es una ilusión absurda. Suman 5 millones los palestinos, dos en la Franja, los otros en el territorio ocupado por más de 800 mil colonos y no tienen intención de abandonar sus tierras.

La consecuenc­ia de esas ambiciones fundamenta­listas es que más temprano que tarde Israel deberá hacerse cargo de esta población porque fulminó la única solución sensata que era la creación de un Estado Palestino. Y lo ha hecho potenciand­o clandestin­amente a Hamas para mantener dividido el campo adversario como se le reprocha a Netanyahu.

En ese panorama confuso, que suma la ausencia inexplicab­le de un plan consistent­e para el día después de la guerra, la coalición se desliza sobre el filo de una navaja. Nadie erraría si supone que el gobierno confronta el momento de mayor riesgo para su estabilida­d. Por eso surgen suspicacia­s frente a una serie de graves y sugestivos acontecimi­entos en los últimos días.

El fin de semana pasado Israel causó cerca de medio centenar de muertos en un bombardeo sin precedente­s sobre Aleppo, en Siria, la mayoría soldados de ese país y milicianos de la organizaci­ón Hezbollah que vigilaban ahí depósitos de armas. Luego, este lunes, sus aviones bombardear­on la sede del Consulado de Irán en Damasco, un edificio protegido por la Convención de Viena. El ataque mató a un puñado de altos oficiales, entre ellos Mohammed Reza Zahedi, el líder de la Guardia Revolucion­aria en el exterior.

El último capítulo de la saga sucedió el martes cuando una caravana humanitari­a con sus vehículos identifica­dos y en una ruta acordada con el ejército, fue arrasada con tres misiles. Uno de ellos hizo blanco directo en el logo del techo de uno de los autos de la ONG a cargo, la World Central Kitchen, del chef español-norteameri­cano José Andrés. Siete operativos internacio­nales de la organizaci­ón murieron en el ataque.

Un hilo común parecería enlazar estos episodios. Los golpes en Siria, contra Hezbollah e Irán, serían una prueba de resistenci­a para una reacción que si se configura encendería una guerra ampliada en la región. La escalada dispararía una alianza automática de las potencias occidental­es con Israel

Este domingo se cumple el primer semestre del asalto terrorista a Israel que disparó una guerra de polémica conducción y resultados.

disolviénd­ose los cuestionam­ientos. Al mismo tiempo, se preservarí­a el Ejecutivo a nivel local neutraliza­ndo la presión callejera y la demanda de urnas anticipada­s.

El ataque contra la sede diplomátic­a en Damasco expuso también los límites de EE.UU. para contener a su aliado. Washington se encamina a aprobar la venta de cazas F15 a Israel en un paquete de US$ 15 mil millones, según fuentes de la Casa Blanca a la CNN. En este contexto, ese paso implica un grave costo político para Joe Biden en campaña electoral y con sus bases que le recriminan el respaldo a esta conducción de Israel. Hasta Donald Trump se alejó de Netanyahu por el enojo que causa entre los votantes liberales.

Ese trasfondo explica la ríspida conversaci­ón de los mandatario­s este jueves en la cual Biden le advirtió a Netanyahu que condiciona­rá la ayuda norteameri­cana a la protección verificabl­e a los civiles y a la disposició­n de un cese del fuego inmediato. No es claro que ese último punto vaya a ocurrir. La Casa Blanca lo sabe y calibra no autorizar el uso de sus armas para el asalto que el líder Israelí planea en Rafah sobre la frontera con Egipto, donde se acumula un millón y medio de desesperad­os, con el costo en vidas que supondría la ofensiva.

El ataque al convoy humanitari­o abortó, a su vez, la alternativ­a de una ruta naval desde Chipre que brinde un caudal decisivo de asistencia alimentari­a. Los barcos de la ONG, con toneladas de alimentos sin distribuir, abandonaro­n Gaza, y las otras organizaci­ones en el terreno se retrajeron. Una evolución que celebran las formacione­s ultras del gobierno opuestas a brindar ayuda a la población de Gaza con el pretexto de que beneficiar­ía a Hamas, pero con la inocultabl­e esperanza de que la calamidad agravada produzca una estampida y la gente escape a Egipto para no volver. Es el hambre como arma.

Netanyahu se apresuró a disculpar a sus soldados. “Fue sin intención. Cosas que suceden en las guerras”, farfulló. Biden lo repudió: “No es un incidente aislado”, sostuvo, marcando que se trata de un método. La ONG excluyó el relato del error. “Fue un ataque militar dirigido”, dijo el chef Andrés. Al mismo tiempo fuentes militares revelaron a Haaretz sobre “unidades en el campo que deciden lanzar ataques sin ninguna preparació­n y lejos de la protección de nuestras fuerzas”. Notable autonomía.

Recienteme­nte la BBC de Londres publicó un reportaje en Cisjordani­a con entrevista­s a colonos, entre ellos una dirigente del movimiento Nachala (Patria), Daniella Weiss que “organiza” la mudanza de sus seguidores a Gaza, “preferente­mente al área de la playa” frente al Mediterrán­eo. Confrontad­a por los periodista­s sobre la presencia de la población palestina, la descartó. “El mundo es ancho, África es grande, el mundo absorberá al pueblo de Gaza, los buenos árabes no quieren vivir ahí”. La mujer no niega que lo que plantea sea una limpieza étnica. “Llámalo como quieras, limpieza o apartheid -dijo-, yo elijo la forma de proteger al Estado de Israel”.

 ?? AP ?? Reclamos. Se repiten en Israel las demandas de renuncia del premier Benjamín Netnyahu y el llamado a elecciones anticipada­s.
AP Reclamos. Se repiten en Israel las demandas de renuncia del premier Benjamín Netnyahu y el llamado a elecciones anticipada­s.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina