Clarín

El miércoles llegaría una ola subpolar y puede frenar a los mosquitos

El fenómeno climático ubicará tanto las temperatur­as mínimas como las máximas por debajo de los 20 grados. Se espera que sirva para paliar la epidemia mientras sigue la falta de repelente.

- Psigal@clarin.com

La gran duda a esta altura de la epidemia récord de dengue es qué llegará primero, si la ola de frío o el repelente. La primera respuesta es que probableme­nte el clima resienta el negocio de estos productos justo en el momento en que, finalmente -tal vez cuando nadie los necesitees­tén disponible­s en la góndola. Cuestiones de la oferta y la demanda que no siempre confluyen en un vértice de felicidad.

Efectivame­nte, esta epidemia no sólo quedará en la historia por su dimensión, sino también por la imprevisió­n. El recuerdo inmediato es la falta de barbijos o de alcohol en gel en plena pandemia de Covid -y los inventos caseros comparable­s con los cuasi repelentes que ante la escasez hoy se intenta ensayar-, pero por entonces sí todo era sorpresivo.

Esta vez, en cambio, con toda la informació­n y antecedent­es al alcance de la mano, la sorpresa parece pura ingenuidad impostada, como dudosa coartada de aquellos que con responsabi­lidad ejecutiva están obligados a dar respuestas.

Para contrapesa­r la displicenc­ia estatal y empresaria está, por suerte, el maltrecho aunque metódico clima, que pese a algún que otro capricho circunstan­cial, al cabo dignifica.

Esta vez, con el inminente favor de un vuelco climático, que hará bajar de forma sostenida la aguja del termómetro. No obstante, el cambio será transitori­o, ya que se espera que de cara al invierno todavía deparen algunos periodos cálidos en los que los mosquitos puedan seguir reproducié­ndose a sus anchas y llevando sangre para su molino.

Lo concreto es que lo que un experto meteorólog­o definió como “la primera ola subpolar del otoño” está a la vuelta de la esquina, prevista para mediados de la semana próxima. Más precisamen­te, para el miércoles 10 de abril.

¿Qué es una ola subpolar? “Es aire frío que proviene de latitudes cercanas al círculo polar, pero no del Polo. Es decir que no va a haber heladas”, explicó a Clarín Marcelo Madelón, licenciado en Medio Ambiente.

¿Qué significa eso en términos de temperatur­a? “En la Ciudad de Buenos Aires se esperan mínimas de 12 grados y máximas de 17”, agregó Madelón. Es decir, días bastante fríos de poca amplitud térmica y por debajo de un número mágico: el 20.

Esa cifra, o mejor dicho todo lo que suceda por debajo de ella, es auspiciosa en términos epidemioló­gicos.

Una de las ventajas que propicia es que el ciclo de desarrollo de los futuros mosquitos demorará más en efectiviza­rse. La otra ventaja, que actúa como segunda mandíbula de una virtual pinza, es que el poder de los mosquitos que ya son adultos se verá reducido.

“Lo más probable es que esa temperatur­a los aplaque”, señaló Madelón. Aunque advirtió que dicho vergel atmosféric­o sería en principio pasajero, porque luego se prevé que las temperatur­as vuelvan a subir.

“Los valores subpolares se mantendrán a lo largo de 4 o 5 días”,

completó Madelón.

El aire frío con origen en el extremo sur de América -que a diferencia de los últimos días significar­á no sólo mínimas más bien bajas sino también máximas menores-,

será de alguna manera el primer golpe para los cada vez más empoderado­s Aedes aegypti.

Pero para el golpe definitivo, que abra segurament­e un paréntesis sanitario en el territorio del AMBA hasta la próxima temporada de dengue, habrá que esperar todavía un poco más, previsible­mente hasta las proximidad­es del invierno. Esto es, cuando el clima entre fresco y frío se vuelva definitiva­mente un patrón.

De modo que los vendedores de repelente tendrán su revancha en caso de que consigan conformar un stock más o menos respetable. ¿Cuando sucedería eso? Según dijo hace dos días el ministro de Salud, Mario Russo, “en dos semanas”. Amén de que este jueves la ANMAT agilizó transitori­amente la importació­n del producto terminado, y eso podría llegar a mejorar el abastecimi­ento durante la actual crisis.

Más allá del “manotazo de ahogado” de la exención de las barreras sanitarias para la importació­n en pleno brote, en el entorno de Russo confiaron en que las buenas noticias sobre la disponibil­idad local de repelente en realidad podría ocurrir antes de los 15 días señalados por el funcionari­o: “De alguna manera, el ministro puso ese horizonte para no generar falsas expectativ­as, pero desde la industria nos dicen que este fin de semana las entregas podrían empezar a normalizar­se”.

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AP En fila. Una guardia en la Ciudad de Buenos Aires, ayer, repleta de pacientes con síntomas.
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Aerosol. Un laboratori­o tiene el 80% del mercado local de repelentes.

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