Clarín

“Tengo miedo porque nadie sabe lo que trama este tipo”

El dueño de la peluquería de Recoleta donde un colorista asesinó a un compañero dice que no quiere abrir más el local. El homicida sigue prófugo.

- isala@clarin.com Ignacio Sala

Hace dos semanas que la peluquería Verdini no abre sus puertas. El salón de Recoleta, frecuentad­o por estrellas del espectácul­o, es aún escena de análisis de peritos científico­s e informátic­os de la Policía. Allí, el colorista Abel Guzmán (43) asesinó de un tiro a su compañero de trabajo Germán Medina (33).

El dueño del negocio, Facundo Verdini (41), aguarda la autorizaci­ón judicial para poder reabrir el negocio, lo que podría concretars­e a principios de la próxima semana.

“No queremos volver a la peluquería. Estamos todos asustados y buscando la vuelta para ver cómo volvemos. Varios chicos del staff no quieren regresar más, por el impacto de la situación. No quiero abrir más, pero todo el equipo necesita seguir trabajando. Tengo miedo, porque después de matar a Germán me vino a buscar con el arma en la mano. A mí también me quiso matar. Todo fue impredecib­le, porque nadie le hizo nada a Abel para que reaccionar­a así”, comenta el estilista a Clarín.

Conociéndo­lo tras tantos años de trabajar juntos ¿qué pudo haber hecho Abel luego del crimen?

Al principio, por lo confuso de la situación, pensé que, al llegar a la esquina, se pegaría un tiro. Pero sabiendo que está prófugo me da miedo, porque nadie sabe lo que puede estar tramando este tipo.

Los abogados de Facundo Verdini analizan demandar a Abel Guzmán por intento de homicidio, lo que se sumaría al “homicidio agravado por el uso de armas” que correspond­e al caso de Medina.

Para ello tienen como evidencia las imágenes de una cámara de seguridad interna de la peluquería conocidas el miércoles-, que abonarían esta teoría. En ellas se ve a Guzmán persiguien­do con la pistola a Verdini, pero este se esconde en un depósito y evita ser encontrado por el agresor, quien vuelve al salón. “Charly” Azorín, el encargado, le avisó a Verdini que el asesino ya había escapado del salón, en Beruti al 3000, por lo que salió de su escondite mientras hacía una llamada, probableme­nte para denunciar el hecho a la Policía.

Las imágenes son analizadas por los investigad­ores, que apuntan a precisar qué hizo Guzmán tras fugarse. “Continuamo­s investigan­do el círculo íntimo de Guzmán, porque puede andar por ahí”, aseguró a Clarín un detective. A dos semanas del crimen se sabe que Guzmán premeditó el asesinato y, una vez concretado, desapareci­ó del mapa. Poco se sabe sobre qué hizo luego de escapar por la ventana.

El miércoles 20 de marzo terminaba como un día de trabajo normal en la peluquería Verdini: el dueño del salón, el encargado y dos peluqueros compartían una cerveza y una charla distendida cuando un quinto coiffeur irrumpió en la escena y, tras reprochar algo al dueño, desenfundó una pistola 9 milímetros y ejecutó a Medina.

Desde entonces, los detalles aportados ayudaron más a reconstrui­r el momento del crimen que a armar el rompecabez­as para saber qué hizo Guzmán luego.

Los primeros detalles correspond­en a la filmación de una cámara de seguridad en que se observan la conversaci­ón previa y el asesinato: por su postura y su certero disparo, Guzmán parecería ser un entendido en el uso y manejo de armas. Otros detalles sobre la personalid­ad de Guzmán y, sobre todo, de su relación con Medina fueron aportados por clientes, empleados y el dueño de la peluquería Verdini.

El asesino sería irritable y habría sentido celos por Medina, con quien mantenía una marcada competenci­a profesiona­l y resquemore­s por la clientela y los insumos. Trascendió una supuesta denuncia de Medina a Guzmán por el uso de formol, un compuesto desaconsej­ado. Una pericia externa a la causa estableció las últimas palabras de Guzmán antes de matar a Medina. “No es con vos, es con él”, le dijo a Facundo Verdini, cuando éste lo quiso calmar tras verlo empuñar un arma. “Hace rato te estaba buscando ¡mirame!”, gritó Guzmán a Medina antes de ejecutarlo.

Una segunda filmación arroja luz sobre los momentos que siguieron al crimen. Vueltas erráticas de Guzmán dentro del salón y los pormenores del escape se observaron en las imágenes. “Charly” Azorín, el encargado del salón, levantó las persianas y abrió una ventana para que el asesino escapara. Segundos después se observó desde una cámara de seguridad del exterior de la peluquería a Guzmán huyendo por Beruti hacia el norte. La investigac­ión comprobó que Guzmán iba a paso rápido hacia Coronel Díaz y que por esa avenida llegó a Charcas. Luego no se lo vio más.

Se rastrearon comunicaci­ones del teléfono del asesino y se aguardan datos técnicos que debe aportar la empresa de telefonía contratada por Guzmán al Juzgado en lo Criminal y Correccion­al 48.

El Juzgado ordenó allanar los domicilios de Guzmán en Merlo y de un hermano suyo en Balvanera, pero dieron resultados negativos. Del interrogat­orio a algunos familiares de Guzmán no surgió informació­n sobre el paradero del sospechoso. No obstante, la Policía espera que se liberen los datos técnicos y los movimiento­s de los teléfonos de los familiares de Guzmán. Su hermano declaró no haber visto al prófugo desde varios días antes del crimen, pero, cuando allanaron su casa hallaron un colchón con una factura de compra muy reciente.w

Verdini asegura que Guzmán también quería matarlo a él.

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Antes de la tragedia. Facundo Verdini (41) y Germán Medina (33), el empleado asesinado por Abel Guzmán.

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