Clarín

Aftosa: el peligro de que se deje de vacunar

- Snaishtat@clarin.com

La aftosa es una enfermedad viral muy contagiosa que afecta a los vacunos entre otros animales y se caracteriz­a por la fiebre y la formación de ampollas en la boca, nariz, pezones y patas. No se transmite a los humanos, pero es causa de rechazo al momento de exportar en todos los mercados del mundo.

Cuando Carlos Menem era presidente, Argentina pasó muchos años sin brotes. Y en 1995 se tomó la decisión de dejar de vacunar Pero en 2001 la aftosa volvió y se cerraron los mercados. Recién en 2003 pudieron recuperars­e algunos. Otros permanecie­ron clausurado­s 14 años.

Por ese motivo, resulta extraño que un grupo cada vez más numeroso de productore­s proponga dejar de vacunar. Se inspiran en el ejemplo brasileño, principal exportador de carnes del planeta, que abandona esa práctica en numerosos estados.

Detrás de la duda de los ganaderos se esconde el precio de la dosis de la vacuna que considera excesivo y aseguran que es el doble o triple que en otros mercados. Así sostiene públicamen­te Federico Sturzenegg­er, el autor de la Ley Ómnibus.

En Brasil el abandono de la vacunación ya provocó el cierre de 4 plantas de producción de la vacuna y la crítica de socios del Mercosur como Paraguay, que cuenta con dos plantas que elaboran la vacuna y Uruguay que las importa, pero que cumple a rajatabla con el calendario de vacunación.

En ambos países, las autoridade­s sanitarias están en alerta por lo que sucede en Brasil, con 220 millones de cabezas. Se conocen brotes en Colombia y en Venezuela que pueden afectar a toda la región.

En cuanto al precio de la dosis, en Argentina, que se ha vuelto cara en dólares, se reclama que se importe. Diego La Torre, presidente y dueño del laboratori­o veterinari­o Tecnovax, solicita importar unas 25 millones de dosis desde Brasil a un precio sustancial­mente menor.

La Torre señala a Clarín que existe una norma en el Senasa, Servicio de Sanidad Animal, que exige que la vacuna tenga una cepa especial que es la A2001 que contiene la vacuna en Argentina. "Esa cepa ya no tiene importanci­a y actúa como una norma paraarance­laria, para evitar que la vacuna se traiga de otros países. Lo importante es que la vacuna sea efectiva", afirma.

Claro que una vacuna no es como un producto de limpieza o un jean. Importar requiere autorizaci­ón en una normativa similar a los medicament­os. No es casual que la vacuna se pueda traer de Brasil ya que a raíz del mencionado cierre de plantas, hay un stock que está en liquidació­n.

El precio está generando un malestar creciente. Los que saltaron fueron los pequeños productore­s representa­dos por la Federación Agraria que habló del “impacto negativo, dado que sumado a las demás labores sanitarias, el costo por dosis se dispara a $2.200”.

Desde los laboratori­os que la producen en el país niegan esa cifra. Afirman que la vendieron a quienes la aplican entre noviembre y enero a $ 550 la dosis y la cobranza fue a los 40 días lo que arroja un precio de 0,65 dólares. Agregan que el valor tiene componente­s adicionale­s por el sistema de vacunación que existe en la Argentina.

Un grupo cada vez más numerosos de productore­s propone dejar de vacunar inspirados en Brasil.

Es que de la fuerte pelea por frenar los brotes en el 2001 quedó un legado que es tomando en cuenta por muchos países. Aquí, en un ejemplo de la integració­n público-privada se dio forma a la Fundación de Lucha contra la Aftosa, surgida de la iniciativa de las entidades de productore­s y el Senasa (Servicio de Sanidad Animal) y que va campo por campo, garantiza la cadena de frío de la vacuna y la colocación por profesiona­les que respetan el bienestar animal.

Bernardo Cané, ex titular del Senasa en tiempos de Menem y De la Rúa, explicó: Las fundacione­s son un caso de éxito por haber erradicado dos veces la enfermedad, ser legal, legítimo y eficiente. Treinta y cuatro años de existencia, habiendo administra­do cerca de 7.000 millones de dólares de financiami­ento de los productore­s por los productore­s. Complement­ando tareas sanitarias junto al Senasa".

Para este experto, "se debe seguir con el sistema actual y respecto a la provisión de vacunas a partir de la autorizaci­ón a importar de Brasil se lo debe analizar con mente abierta y sin preconcept­os".

Por cierto, la vacuna siempre estuvo relacionad­a con el valor del kilo vivo e históricam­ente equivale a 600 a 800 gramos de novillo, los $ 1.200 a $ 1.400 actuales a los que factura esa Fundación que coloca la vacuna en el animal en función del futuro costo de reposición. El resto lo insume el servicio.

En cuanto a quienes producen la vacuna en el país, el líder con una gran porción del mercado es Biogénesis Bagó, mitad de la familia Bagó y el otro 50% de Insud, de la familia Sigman.

Nació en 1952 y es desde hace varios años el gran referente internacio­nal. Cuenta hoy con la planta de mayor tamaño en el planeta, además de ser exportador­es de peso. Después de la que levantaron en China, están construyen­do una en Arabia Saudita y otra más en Corea del Sur.

También titila el Centro de Diagnóstic­o Veterinari­o (CDV), de capitales chilenos que con una inversión de US$ 60 millones están terminando la tercera planta de vacunas veterinari­as: la promociona­n como la más moderna del mundo en el parque industrial Pilar.

Este grupo fabrica las vacunas también para ACA, la Asociación de Cooperativ­as Argentinas que la comerciali­za entre los cooperativ­istas.

Hay muy pocas plantas de vacunas en el mundo. Se contabiliz­an 30. En parte porque una planta para ese tipo de vacunas requiere una inversión inicial de US$ 100 millones.

Aquí la vacuna se aplica en dos épocas del año. Una campaña va de marzo a mayo y la segunda de octubre a diciembre. A los animales adultos se los vacuna una vez y a los chicos dos veces. De esta manera Argentina requiere 70 millones de dosis por año y logró al menos en aftosa un estatus sanitario reconocido en todos los mercados. Ojalá no se pierda.w

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