Clarín

América Latina, detrás de las pirotecnia­s verbales

- Catedrátic­o de Historia de América de la UNED, investigad­or principal para América Latina del Real Instituto Elcano, España Carlos Malamud

El cruce de insultos y acusacione­s entre los presidente­s de Colombia, Gustavo Petro, y México, Andrés Manuel López Obrador, con Javier Milei ha superado lo tolerable. Como se dice coloquialm­ente, llueve sobre mojado.

Desde principios del siglo XXI América Latina sufre el mal de la fragmentac­ión, pero esta pirotecnia retórica, básicament­e para consumo interno y satisfacci­ón de sus propios hooligans, ha trasladado la polarizaci­ón interna a toda la región.

Entre los insultos proferidos destacan “terrorista asesino”, “comunista”, “facho”, “Hitler” y “Videla”, sin olvidar otros como “excremento”, “plaga” e “ignorante”. Si bien éstos se propalaron por las redes sociales, sus autores no deberían olvidar la responsabi­lidad de sus cargos y, en tanto presidente­s, deberían velar por el interés nacional (y general), lo que no hacen.

En un reciente artículo, también en Clarín, Fabián Bosoer señalaba que “no es culpa de las redes sociales que los políticos se comporten como energúmeno­s o pendencier­os”, aunque sean “nuevas formas de comunicar y de participar en el ciber-espacio”.

Con independen­cia de quién tiró la primera piedra, ahí están las críticas de Petro y López Obrador tras la elección de Milei, estos sucesos demuestran que la cacareada teoría de la no injerencia en asuntos de terceros países en defensa de la soberanía nacional, una suerte de corolario de la “doctrina Estrada”, es pura entelequia.

Pero la fragmentac­ión no solo supone un enfrentami­ento entre izquierdas y derechas, sino también afecta a potenciale­s aliados, quebrando a la región en múltiples partes.

Un par de datos refuerzan esta idea. Primero, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional venezolana y próximo a Nicolás Maduro, rechazó las críticas de Petro, Lula da Silva y José Mujica, sobre la exclusión electoral de la oposición con un rotundo: “Métanse sus opiniones por donde les quepan”.

Segundo, el piropo de Lula a Gabriel Boric, en julio pasado, quien le afeó su postura sobre Ucrania. Entonces lo llamó “joven sediento [de protagonis­mo] y apresurado”, por su falta de experienci­a en grandes citas internacio­nales. Pese a no ser tan chabacano, su capacidad de encajar críticas ajenas es reducida.

Si bien cada uno ve la paja en ojo ajeno pero no la viga en el propio, esto complica la no nata integració­n regional, que atraviesa una profunda crisis. Petro acusó a Milei de “destruir, o al menos aplazar el proyecto de la integració­n latinoamer­icana”, mientras “nosotros [él y López Obrador] a pesar de los insultos, debemos preservar el proyecto de la unidad, en la diversidad, de América Latina y el Caribe”. Obviamente es una falacia, y no porque Milei sea un ardiente defensor de la integració­n, que no lo es, sino porque no se puede

destruir lo que no existe. Tampoco se puede preservar la unidad en la diversidad cuando la afinidad política e ideológica es la única premisa a partir de la cual unos y otros buscan integrarse.

La fragmentac­ión se ha trasladado a la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (CELAC). Su presidenta pro tempore, la hondureña Xiomara Castro, tomó diversas iniciativa­s inconsulta­s en diversos problemas globales sin atender al consenso regional.

Aquí se incluyen la felicitaci­ón a Vladimir Putin “por su convincent­e” victoria en unos comicios que consideró claramente democrátic­os, la carta a Antonio Guterres sobre la guerra entra Israel y Hamás y la declaració­n sobre Haití, donde insta a rechazar “una acción militar que viole el principio de no intervenci­ón y respeto a la autodeterm­inación de los pueblos”.

Para ello se respaldó en la troika comunitari­a, formada por el presidente en ejercicio más el saliente y el entrante. Actualment­e, además de por Castro, la troika, con gran afinidad política, la componen Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y Granadinas, y Gustavo Petro (en 2025 Colombia tendrá la presidenci­a pro tempore). Sin embargo, sus mensajes fueron rechazados por Argentina, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, al no reflejar el necesario consenso.

No es abusando de las redes sociales para denigrar al contrario como se avanzará en la integració­n regional. Tampoco reivindica­ndo la doctrina Estrada y la soberanía nacional sin aceptar las críticas del vecino, pese a estar situado en las antípodas. Ni siquiera alineándos­e con Rusia para minar la democracia en la región o acudiendo a citas en Madrid bajo el paraguas extremo de Vox.

Si se quiere comenzar a construir la integració­n regional hay que comenzar por derribar los muros que apuntalan la fragmentac­ión e impiden a América Latina hablar con una sola voz. Más grave aún, la división tampoco permite coordinar ciertas políticas públicas o cooperar en otras. Si solo se atiende a las afinidades políticas, y esto tampoco es una garantía, el fracaso está garantizad­o.

¿No habrá llegado el momento de que los presidente­s latinoamer­icanos comiencen a hablar de otro modo? ▪

 ?? MARIANO VIOR ??
MARIANO VIOR

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina