Clarín

El CeNARD, las dudas y las lágrimas

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Incertidum­bre. Tristeza. Esos son los sentimient­os que comparten los más de 50 empleados del Centro Nacional de Alto Rendimient­o Deportivo (CeNARD) a los que no les renovaron sus contratos y que el miércoles llegaron al predio de Núñez con la esperanza de encontrar respuestas a una situación que tomó por sorpresa a muchos. Pero no les permitiero­n ingresar y terminaron celebrando una asamblea afuera del lugar y coordinand­o de esa manera la presentaci­ón que realizaría­n más tarde ante el Ministerio del Interior, del que depende la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deporte, para intentar revertir la situación.

“Se va a presentar un recurso para restituir a los trabajador­es despedidos. El pedido va a instancias superiores para saltar a las autoridade­s que digitaron los despidos, para que se estudie caso por caso y se haga un análisis totalmente objetivo y no subjetivo. Ahora nos queda esperar la resolución, que quizá lleve unos días”, le contó uno de los despedidos a Clarín cuando todavía no se habían llevado los papeles al Ministerio.

A la falta de una resolución de esa última instancia de lucha por la reincorpor­ación, prefirió permanecer en el anonimato. En su historia, igual, está representa­da la de muchos de los afectados por la medida. Llevaba más de diez años trabajando en el CeNARD y recibió una llamada en la que le informaron que se quedaba sin trabajo.

“El lunes 25 tuvimos una reunión con la gente de Recursos Humanos. Ahí nos dijeron que la cosa estaba jodida, que había que cumplir las ocho horas, que hasta teníamos que venir los sábados y que desde el 2 de abril había que trabajar en un nuevo horario, algo que muchos no podían hacer. La idea era asustarnos. Obviamente estábamos todos asustados porque los horarios que nos estaban planteando no los podíamos cumplir.

Son muchos los que tienen otros laburos, los que tiene que ocuparse de sus hijos, de su familia... Tenés que acomodar todo, no podés de un momento para el otro hacer un cambio tan grande”, relató.

“Nos fuimos pensando eso. Pero el miércoles a las 6 de la tarde empezaron a llamar por teléfono para avisarte si seguías o no. Y cuando comenzaron a entrar los mensajes a los grupos de WhatsApp nos enteramos que habían echado inclusive a gente de carrera, con más antigüedad que yo, que laburaba muy bien, que se ponía el laburo al hombro, que era muy importante en el CeNARD. No fueron personas que no iban a trabajar o no cumplían una función o estaba vinculadas con la parte política, que era lo que decían que iban a hacer. Esto fue personal, a dedo”, cerró.w

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