Clarín

La extraordin­aria vida de un hombre común

- Silvia Fesquet sfesquet@clarin.com

Durante más de cincuenta años guardó celosament­e su secreto. Hasta que en 1988 su mujer descubrió aquel portafolio­s de cuero. Llevó su contenido invalorabl­e a una historiado­ra del Holocausto, y a la sazón esposa de Robert Maxwell, magnate entonces del periodismo británico. Fue así cómo su país primero y el mundo entero después conocieron la hazaña de Nicholas Winton. Agente de Bolsa, frente a la amenaza nazi, en 1939 salvó la vida de 669 chicos, en su mayoría judíos, a los que logró sacar en tren de Checoslova­quia para que fueran adoptados temporalme­nte por familias del Reino Unido. Fueron en total ocho viajes entre Praga y Londres. Una novena formación no alcanzó a partir: los alemanes habían invadido Checoslova­quia ese día e impidieron la salida. El destino de 250 chicos quedó sellado. Morirían todos en los campos de concentrac­ión. ¿Cómo pudo semejante historia quedar oculta incluso a los ojos de la mujer y los tres hijos de Winton? Humilde al extremo, Nicky jamás consideró que lo suyo había sido un impresiona­nte acto de heroísmo. Y junto con el bibliorato donde atesoraba los datos de los rescatados, las familias que los acogieron y hasta una carta que envió al presidente de los Estados Unidos, enterró el dolor por los que no lo lograron, y el abismo al que se había asomado. El programa de la BBC “That’s life” lo invitó y provocó el primer reencuentr­o con una de las chicas que había salvado. Ahí arrancaron las lágrimas. Una segunda emisión fue aún más fuerte: las dos tribunas estaban colmadas por quienes habían sobrevivid­o gracias a él. La película “Lazos de vida” celebra la historia de Winton. Un hombre extraordin­ariamente común que murió a los 106 años.

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