El fenómeno de Clark revolucionó el deporte universitario estadounidense
Gracias a ella, la reciente final entre Iowa y South Carolina fue el evento más visto por TV en su país desde 2019 sin contar la NFL y los Juegos Olímpicos.
Alrededor de 20 mil personas hicieron explotar el domingo el Rocket Mortgage FieldHouse de Cleveland para la final del campeonato universitario femenino de basquetbol de Estados Unidos. En las primeras filas de las butacas se vieron celebridades, personalidades de Hollywood y atletas y ex atletas de las más diversas disciplinas. Un promedio de 18.700.000 personas sintonizaron sus televisores para seguir en vivo lo que ocurría en ese estadio y transformaron al partido en el evento deportivo más visto en ese país desde 2019, sin contar la NFL y los Juegos Olímpicos. Hasta el enorme LeBron James estuvo atento al encuentro y compartió en vivo sus análisis en las redes sociales. Todo por “culpa” de Caitlin Clark.
La base de Iowa, de 1,83 metros de altura, le bajó el telón a su extraordinaria carrera universitaria y nadie quiso perderse su última función con la camiseta de las Hawkeyes. ¿Por qué? Porque a fuerza de triples y récords la jugadora de 22 años revolucionó el basquetbolde la NCAA femenina, lo transformó en un espectáculo tan popular como la misma NBA y lo hizo crecer como ninguna jugadora lo había hecho antes.
Tan grande es su figura que cuando dejó la cancha, faltando 20 segundos para el final y con la derrota ante South Carolina sentenciada (fue por 85-77 para las Gamecocks), fue ovacionada por todos. Y durante la ceremonia de premiación, Dawn Staley, entrenadora del equipo campeón, se tomó un par de minutos para reconocerla y dijo: “Quiero darle las gracias personalmente a Caitlin por elevar nuestra liga. Llevás la carga de nuestro deporte y sé que vas a elevar también la WNBA. Sos una de las GOATS de nuestro deporte”.
Los números con los que Clark cerró su paso por la NCAA asombran. En esa final anotó 30 puntos, 18 de los cuales llegaron en el primer cuarto, una marca inédita en el torneo. Promedió 31,6 puntos por partido en su última temporada en la que totalizó 1.234. En toda su carrera en la NCAA sumó 3.951 puntos, lo que la transformó en la máxima anotadora de la división I del basquetbol universitario, tanto de hombres como de mujeres.
“Si no te volvés loco con el juego de Caitlin Clark, ¡¡¡sos un odiador a fuerza!!! ¡Manténgase alejados de esa gente! Por favor”, escribió LeBron James en X durante la final.
La cuenta pendiente de Clark fue el título de la NCAA. Jugó dos finales y perdió las dos (el año pasado, Louisiana State le había agüado la fiesta). Por eso muchos se niegan a reconocerla como la mejor jugadora de la historia del basquetbol universitario. Sin embargo, su legado va más allá de las estadísticas.
Apenas llegó a la NCAA en 2020, año en el que se le dio luz verde a los acuerdos de patrocinio de atletas individuales, Clark se convirtió en una favorita de las marcas. Así se convirtió en la jugadora que más dinero facturó por auspicios en el basquetbol universitario sólo detrás de Bronny James, el hijo de LeBron James. Gracias a sus acuerdos con firmas como Gatorade, Buick y Nike recibió más de 3 millones de dólares por año. Aunque si firma con algún equipo de la WNBA, durante sus primeros cuatro años no podría cobrar más de 350 mil por temporada por los topes salariales de la liga.
Sus tres últimos partidos superaron el récord de la mayor audiencia televisiva. Y la final de la NCAA, que tuvo picos de 24 millones de espectadores, significó un incremento de un 89 por ciento con respecto al duelo por el título de 2023 y de un 285 por ciento con respecto al de 2022 en el que Clark no compitió. ¿Vale otra comparación? El cuarto juego de las finales de la WNBA 2023 había sido el encuentro de mayor audiencia de esa liga en 20 años con casi 890 mil espectadores. Otro testimonio de un impacto sin precedentes.