Inglaterra limita el uso de drogas para cambio de género
Son las terapias hormonales que se usan para los adolescentes. Aducen falta de evidencia de resultados positivos. Otros países europeos ya lo hicieron.
El Servicio Nacional de Salud (NHS, por su sigla en inglés) de Inglaterra empezó este mes a restringir la medicación en los tratamientos de género para menores, convirtiéndose en el quinto país europeo que lo hace por falta de pruebas de sus beneficios y preocupación por daños a largo plazo.
El cambio de Inglaterra es resultado de una revisión de cuatro años publicada el martes a la noche por la Dra. Hilary Cass, pediatra independiente. "Para la mayoría de los jóvenes, la vía médica no será la mejor manera de gestionar su angustia relacionada con el género", concluía el informe. En un editorial relacionado publicado en una revista médica, Cass dijo que las pruebas de que los tratamientos de género para jóvenes eran beneficiosos estaban "construidas sobre bases poco sólidas".
El NHS ya no ofrecerá fármacos que bloqueen la pubertad, salvo para pacientes inscriptos en investigaciones clínicas. Y el informe recomendaba que hormonas como la testosterona y el estrógeno, que provocan cambios físicos permanentes, se receten a menores con "extrema precaución".
La medida forma parte de un cambio más amplio en el norte de Europa, donde a las autoridades sanitarias les preocupa el aumento de los últimos años en la demanda de tratamientos de género para adolescentes. Muchos pacientes también padecen trastornos mentales que dificultan la identificación de la causa de su angustia, conocida como disforia.
En 2020, la agencia sanitaria de Finlandia restringió la atención recomendando la psicoterapia como tratamiento principal para los adolescentes con disforia de género. Dos años después, Suecia restringió los tratamientos hormonales.
En diciembre, las autoridades sanitarias regionales de Noruega designaron la medicina de género para jóvenes como "tratamiento en fase de prueba". Y en Dinamarca, las directrices que están terminando de redactarse este año limitarán los tratamientos hormonales a los adolescentes transexuales que hayan padecido disforia desde la primera infancia.
Varios grupos europeos de defensa de los transexuales critican estos cambios por considerar que vulneran los derechos civiles. En Inglaterra, alrededor de 5.800 menores estaban en lista de espera para recibir servicios de género a fines de 2023, según el NHS.
En Estados Unidos, los políticos republicanos aluden a la marcha atrás en Europa para justificar leyes contra la medicina de género para jóvenes. Pero las políticas europeas son notablemente diferentes de las prohibiciones absolutas aprobadas en 22 estados de EE.UU., algunas de las cuales amenazan a los médicos con penas de cárcel o investigan a los padres por maltrato infantil. Los países europeos seguirán permitiendo los tratamientos de género para determinados adolescentes pero exigen nuevos ensayos clínicos.
"No hemos prohibido el tratamiento", dijo la Dra. Mette Ewers Haahr, psiquiatra que dirige la única clínica de género para jóvenes de Dinamarca en Copenhague. Según ella, los tratamientos eficaces deben tener en cuenta los derechos humanos y la seguridad del paciente. "Hay que sopesar ambas cosas".
En febrero, la Academia Europea de Pediatría reconoció la preocupación que suscita la medicina de género para menores. "La cuestión fundamental de si los tratamientos biomédicos (incluida la terapia hormonal) para la disforia de género son eficaces sigue siendo controvertida", escribió el grupo. Por el contrario, la Academia Estadounidense de Pediatría el verano pasado reafirmó su respaldo al tratamiento, afirmando que las terapias hormonales son fundamentales y deberían estar cubiertas por los seguros de salud, al tiempo que encargaba una revisión sistemática de las pruebas.
Los europeos fueron pioneros en el uso de tratamientos de género para jóvenes. En la década de 1990, una clínica de Ámsterdam empezó a administrar fármacos supresores de la pubertad a adolescentes que sentían pertenecer a otro género desde la primera infancia.
Los médicos holandeses pensaban que los bloqueadores puberales podían dar a los pacientes jóvenes con disforia de género tiempo para explorar su identidad y decidir si seguir adelante con las hormonas para finalmente realizar la transición.
La investigación del equipo holandés, que se publicó por primera vez en 2011 y realizó un seguimiento de un grupo cuidadosamente seleccionado de 70 adolescentes, descubrió que los bloqueadores puberales, junto con la terapia, mejoraban el funcionamiento psicológico.
Ese estudio tuvo enorme influencia e inspiró a clínicas de todo el mundo a seguir el protocolo holandés. Clínicas de todo el mundo informaron que el aumento en gran medida se vio impulsado por pacientes criados como niñas. Y a diferencia de los participantes en el estudio holandés original, muchos de los nuevos pacientes no experimentaron angustia de género hasta la pubertad y tenían otros trastornos de salud mental, como depresión y autismo.
Algunos médicos cuestionan la pertinencia de los resultados originales holandeses para los pacientes actuales. "El mundo entero está dando el tratamiento a miles, a decenas de miles de jóvenes, basándose en un estudio", dijo el Dr. Riittakerttu Kaltiala, psiquiatra que dirige el programa de género para jóvenes en Finlandia desde 2011 y se ha convertido en un vehemente crítico del tratamiento.
La propia investigación de Kaltiala halló que alrededor del 80% de los pacientes de la clínica finlandesa nacieron mujeres y comenzaron a experimentar angustia de género más tarde en la adolescencia. Muchos pacientes también tenían problemas psicológicos y los tratamientos hormonales no los ayudaban. En 2020, Finlandia limitó drásticamente el uso de estos fármacos.
En Inglaterra, la creciente preocupación por el aumento de nuevos pacientes llegó a ebullición en 2018, cuando diez médicos clínicos del único centro de género para jóvenes del NHS, conocido como Servicio de Desarrollo de la Identidad de Género de Tavistock, se quejaron formalmente de sentirse presionados a aprobar rápidamente que menores (incluso aquellos con graves problemas de salud mental) pudieran recibir bloqueadores de la pubertad.
En 2021, los clínicos de Tavistock publicaron un estudio que mostró un resultado distinto del de los holandeses: los pacientes a los que se administraban los fármacos, en promedio, no tuvieron ningún impacto en la función psicológica.w
Dra. Hillary Cass
Pediatra, autora del informe
“Las pruebas de que los tramientos eran beneficiosos están construidas sobre bases poco sólidas”.